Capítulo 7

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Ya estaba a punto de traspasar el círculo y dejar a un lado la oscuridad, cuando Louis experimentó una tremenda sacudida procedente de las sombras, que le llevó hacia el lado contrario al que le llevaba la otra misteriosa fuerza.

«¿Qué está pasando aquí?»- pensó.

Pero ahí no quedó la cosa. La primera fuerza le volvió a sujetar y a intentar elevarlo. Entonces, la otra tiró hacia abajo. Estuvieron forcejeando un buen rato, en el que Louis pensó que se iba a partir en dos; le estaban haciendo mucho daño. ¿Cuándo pararían? ¡No era un juguete!

Finalmente, acabó ganando "el bando" de la oscuridad, y Louis se notó caer en ella, como otras tantas veces; solo que, esta vez, era como si algo estuviese intentando amortiguar el golpe que él siempre se daba al llegar a ese lugar.

Con delicadeza, fue depositado en algo que debía ser el suelo, pero que no pudo verificarlo como tal al no poder verlo.

Alguien apareció delante de él: era la chica de las otras veces. Desprendía una especie de luz transparente, que sólo fue capaz de ver unos instantes, ya que un pequeño foco de luz les iluminó a ambos.

- Quiero que te quede claro que esto no es un sueño- dijo ella, tal vez en un tono demasiado impertinente, que ni mucho menos pretendía usar.

- ¿Entonces qué es?- preguntó él, incrédulo.

Ella clavó sus ojos verdes en los de Louis. Se aproximó todo lo que pudo a él.

- ¿Crees que sentirías esto en un sueño?

Tras decir esto, se lanzó a sus labios y le dio un apasionado beso que, de forma casi inconsciente, fue correspondido por Louis, quien quedó anonadado.

«¿Me quiere?»- se preguntó mentalmente. Pero debería habérsela reservado, pues la chica la captó la pregunta.

- No te hagas ilusiones- dijo tajantemente, y se separó de él de forma brusca-. Sólo quería que me creyeras: esto no es un sueño. Y no me mires así- añadió, al ver la cara de sorpresa que se le había quedado al muchacho, una cara de idiota integral.

- Entonces... entonces...- dijo él, dándose cuenta-... ¿mi cuerpo está aquí realmente?

La chica suspiró profundamente.

- Está claro que no sabes nada, ¿eh?- le dijo, haciéndole un gesto de burla.

Esa expresión le encantó. ¿Qué le pasaba con esa muchacha? Ni siquiera sabía su nombre, y en cambio estaba perdidamente enamorado de ella. Porque lo que sentía no podía ser otra cosa más que amor, amor verdadero.

- No. Ni siquiera sé a qué coño te refieres.

- Deja de decir esas palabras tan vulgares- le espetó, haciendo un mohín de desagrado.

- Lo siento- se disculpó él; sus mejillas se enrojecieron ligeramente-. Por favor, cuéntame lo que sepas de todo esto que está pasando; ya estoy harto de ser el único que no sabe nada.

- No puedo contarte todo, pero sí la mayoría de las cosas.

- ¿Tú también?- Louis no pudo evitar pensar que la historia entre Edward y él se repetía, pero esta vez con una chica.

Ella le miró con tristeza.

- Lo siento- ahora era ella la que se disculpaba.

Miles de pensamientos se cruzaron por la mente del joven, al igual que un huracán de sentimientos contradictorios: amor y odio, alegría y tristeza, dolor y salvación... Y todo eso lo estaba provocando la chica de ojos verdes, de ojos de gato.

Proceso LigspeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora