Capítulo 8

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- Mira, Louis, estás muy raro...- se atrevió a confesar el fantasma en un murmullo.

- ¿Raro? ¿Por qué?- su expresión inocente cambió a una de odio y enfado-. ¡No me llames Louis!- de nuevo, su rostro volvió a la normalidad.

Edward no podía creer lo que veían sus ojos. Ya sabía, y era del todo consciente, de que iba a ser terrible hasta el final, pero ni en sus peores sueños habría imaginado que sería de esa forma.

- ¿Cómo te llamo, entonces?

- ¡Ya lo sabes, imbécil! ¡Thanatos!

Suspirando de resignación, el fantasma asintió, en gesto sumiso.

- Vale, te llamaré Thanatos...

- ¿Pero qué dices? ¿Por qué? Sabes más que de sobra que ese nombre no me gusta, y el por qué. Me llamo Louis, burro.

Edward le miró fijamente. Sí, ahora mismo era Louis, pero... ¿por cuánto tiempo? ¿Acaso iba a ser tan confuso a partir de ahora, hasta que las dos almas se funsiesen y formasen una sola?

- Sí, y te estaré vigilando- Thanatos soltó una de sus carcajadas maléficas, sustituida enseguida por una súplica de Louis-. ¡No le hagas caso!

«¿Cuánto durará esto?»- pensó Edward, sin poder evitar una mueca de dolor.

"Duérmete, Louis; cierra los ojos y duerme"- una voz dulce pero autoritaria sonó con fuerza dentro de la cabeza de nuestro protagonista.

- ¿Dormimos?- sugirió entonces.

- Yo no puedo- dijo el fantasma, simulando una sonrisa para ocultar sus verdaderos sentimientos.

- ¡¡No!! ¡No dormiremos!- chilló Thanatos, con tono horrorizado-. Sí- ordenó Louis, con voz tranquila, como si supiese de antemano que iba a ganar en la discusión.

Y, a pesar de las quejas y despotricaciones de Thanatos, Louis consiguió controlar su cuerpo, y dormir.

- ¡Hola!- saludó Arielle en cuanto Louis apareció en el extraño mundo de las sombras, al que ya estaba casi acostumbrado.

- Hola- murmuró él con aire triste.

Ella supo enseguida por qué estaba así; intentó tranquilizarle.

- Si haces lo que te digo, todo saldrá bien. ¿No ves que aún no tiene pleno control sobre ti?

Sus palabras habían sonado vacías, faltas de significado; no podría ocultarle la verdad durante mucho tiempo, y eso ya empezaba a notarse. Porque era claro que, aunque Thanatos no había conseguido todavía su objetivo, ya no le faltaba mucho.

- ¿Y si no lo consigo?- preguntó Louis de pronto, con creciente angustia. Necesitaba saber qué le pasaría, aunque se lo imaginaba.

El silencio de Arielle se lo confirmó: moriría.

«Si al menos pudiese ir contigo...»- pensó, sin pretender exactamente que ella lo captase, aunque sí lo hizo.

- Lo conseguirás- dijo ella, simulando una sonrisa-. Lo que tienes que hacer es...

Louis despertó.

- ¿Ya?- Edward estaba extrañado, ¡si apenas había pasado media hora! ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo hubiese descansado? Todo esto era muy raro.

- Lo siento- murmuró su amigo, en un hilo de voz.

Entonces Thanatos tomó absoluta posesión de su cuerpo.

- ¡¡Louis!!- gritó Edward, con horror.

Pero ya no podía hacer nada, la transformación se estaba completando.

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