- Mira, Louis, estás muy raro...- se atrevió a confesar el fantasma en un murmullo.
- ¿Raro? ¿Por qué?- su expresión inocente cambió a una de odio y enfado-. ¡No me llames Louis!- de nuevo, su rostro volvió a la normalidad.
Edward no podía creer lo que veían sus ojos. Ya sabía, y era del todo consciente, de que iba a ser terrible hasta el final, pero ni en sus peores sueños habría imaginado que sería de esa forma.
- ¿Cómo te llamo, entonces?
- ¡Ya lo sabes, imbécil! ¡Thanatos!
Suspirando de resignación, el fantasma asintió, en gesto sumiso.
- Vale, te llamaré Thanatos...
- ¿Pero qué dices? ¿Por qué? Sabes más que de sobra que ese nombre no me gusta, y el por qué. Me llamo Louis, burro.
Edward le miró fijamente. Sí, ahora mismo era Louis, pero... ¿por cuánto tiempo? ¿Acaso iba a ser tan confuso a partir de ahora, hasta que las dos almas se funsiesen y formasen una sola?
- Sí, y te estaré vigilando- Thanatos soltó una de sus carcajadas maléficas, sustituida enseguida por una súplica de Louis-. ¡No le hagas caso!
«¿Cuánto durará esto?»- pensó Edward, sin poder evitar una mueca de dolor.
"Duérmete, Louis; cierra los ojos y duerme"- una voz dulce pero autoritaria sonó con fuerza dentro de la cabeza de nuestro protagonista.
- ¿Dormimos?- sugirió entonces.
- Yo no puedo- dijo el fantasma, simulando una sonrisa para ocultar sus verdaderos sentimientos.
- ¡¡No!! ¡No dormiremos!- chilló Thanatos, con tono horrorizado-. Sí- ordenó Louis, con voz tranquila, como si supiese de antemano que iba a ganar en la discusión.
Y, a pesar de las quejas y despotricaciones de Thanatos, Louis consiguió controlar su cuerpo, y dormir.
- ¡Hola!- saludó Arielle en cuanto Louis apareció en el extraño mundo de las sombras, al que ya estaba casi acostumbrado.
- Hola- murmuró él con aire triste.
Ella supo enseguida por qué estaba así; intentó tranquilizarle.
- Si haces lo que te digo, todo saldrá bien. ¿No ves que aún no tiene pleno control sobre ti?
Sus palabras habían sonado vacías, faltas de significado; no podría ocultarle la verdad durante mucho tiempo, y eso ya empezaba a notarse. Porque era claro que, aunque Thanatos no había conseguido todavía su objetivo, ya no le faltaba mucho.
- ¿Y si no lo consigo?- preguntó Louis de pronto, con creciente angustia. Necesitaba saber qué le pasaría, aunque se lo imaginaba.
El silencio de Arielle se lo confirmó: moriría.
«Si al menos pudiese ir contigo...»- pensó, sin pretender exactamente que ella lo captase, aunque sí lo hizo.
- Lo conseguirás- dijo ella, simulando una sonrisa-. Lo que tienes que hacer es...
Louis despertó.
- ¿Ya?- Edward estaba extrañado, ¡si apenas había pasado media hora! ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo hubiese descansado? Todo esto era muy raro.
- Lo siento- murmuró su amigo, en un hilo de voz.
Entonces Thanatos tomó absoluta posesión de su cuerpo.
- ¡¡Louis!!- gritó Edward, con horror.
Pero ya no podía hacer nada, la transformación se estaba completando.

ESTÁS LEYENDO
Proceso Ligspea
HorreurUn ritual satánico nada más nacer, que culmina con el asesinato de la madre del recién nacido, iniciado a lo oculto; un suicidio; una vertiginosa carrera de violencia, droga y crimen. Las palabras de una vieja loca: "Siete pecados: soberbia, avaric...