Ambos estuvieron al instante delante de Edward. Este, para sorpresa de Arielle, estaba de pie, como paralizado.
- Ma... tadme- pidió con voz entrecortada.
¿Por qué no podía casi hablar? ¿Qué le pasaba? Sus movimientos eran muy tensos, como si fuesen forzados. Y además... ¿no se estaba muriendo cuando la muchacha le dejó? Apenas podía ni moverse, y en cambio ahora... ¿Cómo era posible que estuviese de pie, si casi no tenía la fuerza suficiente como para hablar?
Un resplandor rojo brilló en los ojos del joven fantasma, y una mortífera daga se materializó entre sus manos. Al instante, pudo moverse. Y no lenta y torpemente, precisamente, sino con la naturalidad de un ser vivo normal y corriente.
- Louis, ven- dijo con voz persuasiva y melosa-. Tengo un regalito para ti- al decir esto se acercó hasta él empuñando con decisión la daga, dispuesto a clavársela.
«¿Qué le pasa? ¿Por qué se comporta de esa forma, tan parecida a la de Thanatos? ¿Qué le está pasando?»- pensó Louis mientras, con gran dificultad, esquivaba todas y cada una de sus estocadas letales.
Arielle, de pronto, recordó que Edward le había dicho que Thanatos y él eran almas gemelas, y no pudo evitar dar un respingo al darse cuenta de lo que estaba pasando. Pobre Louis...
«Hay que hacer que se clave su propia daga»- le mandó los pensamientos al recién convertido en fantasma, con gran pesar.
¡No! ¡Eso jamás! Él no sería capaz de ver morir a su amigo una segunda vez. Porque además, ya estaba muerto. ¿Cómo se podía matar a un muerto? Y aunque lo supiese y hubiese alguna forma de hacerlo, la verdad, a su amigo Edward no le mataría nunca. Jamás.
«Lo haré yo si quieres, pero tendrás que ayudarme. Si no, será imposible»- dijo Arielle.
«¿Qué tengo que hacer? No quiero verle sufrir. Ya ha sufrido bastante...»- dijo a su vez Louis, sin querer oír siquiera la respuesta.
«Simplemente, distráele»- le contestó la muchacha con decisión pues, aunque tampoco la gustaba la idea de tener que matar a Edward, no estaba dispuesta a poner en peligro a la humanidad.
Sin dar tiempo a que Louis pudiese reaccionar, propinó un fuerte golpe a la cabeza de Edward, haciendo que sus partículas (las pocas que le quedaban vivas) se atontasen y le dejaran inconsciente.
Arielle fue a coger la daga maléfica, ahora caída en el suelo, pero Louis fue más rápido en hacerlo.
- ¿Por qué hay que matarle?- inquirió ya en voz alta. No estaba dispuesto a hacer una locura como la que iban a hacer sin tener buenas razones a las que ceñirse. Porque para él, sacrificar a Edward iba a significar el final de su verdadera existencia, y ya no sabría qué hacer después de esa gran pérdida. Necesitaba estar del todo seguro.
La chica dudó unos instantes antes de responder. ¿Debía decírselo, o no? ¿Cuál era la mejor elección? Si le decía en quién se había convertido realmente su amigo... ¿cómo reaccionaría? Bueno, tenía que arriesgarse. Era mejor para todos que se supiese la verdad desde el principio, o al menos eso era lo que ella pensaba. Así que, cerrando los ojos para evitar ver la cara que pondría Louis al enterarse, optó por contarle quién era realmente la persona a la que estaba intentando proteger.
- Es Thanatos, Louis. Edward ya no existe.
- ¿¡Pero cómo...!?- Louis, con la cara desencajada por la sorpresa, no era capaz de creer lo que estaba oyendo.
- Son almas gemelas- aclaró Arielle-. Al clavarte mal el cuchillo, abriste un puente entre Thanatos y Edward, de manera que, al ver Thanatos que tu cuerpo estaba a punto de morir, pudo pasarse al cuerpo de Edward. Y él, como ya estaba atado al mundo únicamente porque Thanatos seguía vivo, no fue capaz de oponer resistencia- terminó de explicar la muchacha.
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Proceso Ligspea
HororUn ritual satánico nada más nacer, que culmina con el asesinato de la madre del recién nacido, iniciado a lo oculto; un suicidio; una vertiginosa carrera de violencia, droga y crimen. Las palabras de una vieja loca: "Siete pecados: soberbia, avaric...