Hoy la vida me arrastró de nuevo a terminar de arruinarme, de hundirme, desperté con su rostro en mis pensamientos, su precioso rostro que no deja de decirme que seguramente esto es falso, que si está aquí es por lastima o alguna otra terrible razón que si descubro sufriré en demasía. Inhalo con garbo el humo del cigarrillo que atrevo a posar en mis labios, siento como quema mi garganta, como destruye mi voz, mi voz, lo único que me mantiene a flote en este mundo inundado de injusticias… cuando por fin he decidido alejarme de ti, de una u otra forma te posas en mi frente y me haces desear atarte a mi mente para nunca olvidarme de lo mucho que te amo a pesar del dolor que me genera tu repentina indiferencia. ¿Es mi culpa? ¿Es por mí? ¿Debería irme? ¿Debería quedarme? ¿Debería seguir amándote?... “debería alejarme” me respondo con impotencia al sentirme insuficiente, al dejar que los sentimientos negativos se apoderen de mí y lloro en la tormenta de mi vaso de agua, lloro en medio del agobio, en medio de la incertidumbre que me genera saber si estás aquí volando conmigo o si soy el único aquí arriba y tú me observas desde abajo con los pies bien puestos en la tierra.
En la noche me siento a esperarte donde de vez en cuando nos encontramos, esperando ver tu figura aparecer, esperando cruzarme con tu mirada buscando la mía, queriendo que con la misma frustración me estés buscando porque me extrañas y no porque sientas la obligación de hacerlo. Canto para ti, canto cuanto mis ya podridos pulmones me lo permiten, te canto todas las canciones de amor que me sé, balbuceo las que no. Te canto las canciones que te gustan, las aprendí por ti, canto percibiendo cuanto arde mi garganta por el frío y el humo… Canto tratando de invocarte, canto para que vengas a mí y me abraces, canto para que me digas que estás aquí y que todo estará bien pero también canto para sanarte, deseando que apiadándose de ti los Dioses te otorguen lo que más desees.
Y ¿sabes? Aún sigo aquí incluso si llueve, espero cuanto creo conveniente por ti, sigo aquí porque en tus ojos hallé felicidad, felicidad por mi presencia, solo por mí. Porque fuiste la primera persona que era feliz simplemente con verme, con escucharme, con besarme y todo es gracias a tus ojos, tus ojos que brillaban tiernamente mientras se cruzaban con los míos durante un corto instante, instante que guardaré en el baúl de mi memoria, ese que guarda lo más importante en mi vida, ese que abriré segundos antes de morir para decirme que no todo fue tan malo; Solo unos segundos bastaron para que aquella tarde decidiera entregarte mi alma en un beso, pues tu curiosa mirada me hizo saber que contigo quería estar el resto de mi vida. Te lo canto porque mi cobardía y tus actitudes me impiden mirarte a los ojos y decírtelo, mi cobardía… mi cobardía y mis inseguridades las que me hacen pensar que nuestro mundo se cae a pedazos por mi culpa. Te canto porque a mis ojos, a mis nublados ojos, todo está mal… te canto a capela para que tú te atrevas a acompañarme en esta frustrante sonata y la transformes en la más preciosa de las baladas.
Me detengo al ver que no llegas, aprieto mi pecho con fuerza para calmar la decepción y enciendo otro cigarrillo con resignación, si no estarás para escucharla entonces mi voz no evocara más poemas para ti, para nadie, serás el último ser que escuche de mi un Te amo y con aquello en mente me levanto para alejarme lentamente, para tener la oportunidad de volver la vista y quizá antes de doblar la esquina me vuelva una última vez y te vea mirando hacia todos lodos, en busca de la persona que más te está amando.
Gine
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Al ALMA
RandomRelatos cortos que tienen como base el arte, la música, la danza, etc. Todos evocados y dirigidos precisamente, al alma.