Nuevamente un suspiro ha llegado a mi lecho lleno de confusión, brazos irreconocibles lo levantan y lo mueven de un lado a otro, no comprende lo que está ocurriendo pero no puede evitar sentir una presión en el pecho hasta que una de las manos decide sin reproche darle un par de suaves palmadas es su espalda y es cuando estalla lo que en su pecho le consumía, ese tacto frío le genera repelús y se abalanza a buscar los únicos brazos en los que confía. Llegada la calma el ambiente se torna cálido, ¡ah! Cómo adoro estos momentos, momentos perfectos antes de que todo se vuelva oscuro y sea yo quien se lleve la atención. Su vista se clava en mí y no percibo emoción alguna, sólo la mera intención de alejarme, no te preocupes pequeño no he venido por ti, seguramente nos veremos más tarde, como siempre, si, veo en tus ojos que me recuerdas pero perdí la cuenta de las veces en las que nos hemos visto pequeño, nos veremos más tarde, eso tenlo por seguro, soy inevitable y cuando vuelva tendré que ver nuevamente cómo tus hermosos ojos, esos oscuros que no han dejado de mirarme pierdan brillo lentamente, como tus pensamientos comenzaran a retroceder y entonces recordaras todas aquellas ocasiones en las que me has mirado así, nos veremos más tarde, es muy seguro, pronto tu llanto quiebra por completo el silencioso momento, lo lamento tengo que hacerlo, por favor deja de mirarme así, ella tiene que venir conmigo, ya te lo he dicho soy inevitable. Un hombre se acerca y te lleva entre sus brazos y mientras se aleja percibo culpabilidad en tu mirada, eres uno de los pocos que se culpa a sí mismo, siempre lo haces, siempre.
Me resigno a continuar mi trabajo, que el mundo siga danzando, que esta rueda siga andando, señorita, mi pobre señorita aunque todo este tiempo has sabido que estoy aquí tú no has desesperado, dulce señorita nos encontramos de nuevo y de nuevo al saber que he venido me recibes con una sonrisa y dedicas tus últimos momentos a quien está a tu lado, que hermosa costumbre la tuya, me despido de ti entre el ruido del hospital, me despido entregándote a tu nuevo final, nos veremos más tarde insisto, tu tranquilidad llena mi vacío ser, tus recuerdos alivianan mi carga, lleva contigo unos pocos, te harán falta.
He terminado, pero mi ingrata labor no me permite dedicarte más palabras, he vagado por todos los pasillos y siendo ya la hora de retirarme una pequeña me detiene, sus manitos extienden un pequeño trozo de papel, hay muchos que como ella me ven pero son contados los que se atreven a acercarse, en medio de lágrimas se marchó "No me la arrebates, es lo único que tengo" pequeña señorita no es mi deber arrebatar, robar, tomar... ¿Qué debería hacer? Yo no les arrebato lo que ustedes llaman vida, ese lapso de tiempo que termina conmigo entregándoles el final de la ruta. Algún día, señorita, lo entenderás, de todos modos nos veremos más tarde.
Yo vivía en un lago de aguas negras, tan profundas y finitas que me generaban terror.
Gine...
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Al ALMA
RandomRelatos cortos que tienen como base el arte, la música, la danza, etc. Todos evocados y dirigidos precisamente, al alma.