VIII

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-- Liam ¿esto no es ilegal? -susurro agarrada fuertemente de su mano mientras camino completamente temerosa por los pasillos de la escuela. Todo se ve tétrico y de verdad asusta. Luego de que con mi novio tuvimos ese mágico día ayer, hoy me llamó para decirme que me tenía una sorpresa, la cual aun no entiendo porque me trajo a la escuela, lugar que todos los adolescentes odiamos-.

-- Creo que sí, pero no tranquila, no hay nadie...

-- ¿No hay un guardia cuidando o algo? Por lo general es así.

-- Nop, desde que pasaron ciertas cosas hace unos años, nadie quiere cuidar la escuela por las noches.

-- ¿Me vas a asesinar? Porque no veo el punto de traerme a un lugar al que todos temen.

-- Tranquila -su pulgar acaricia mi mano y voltea el rostro para sonreírme-. Te prometo que te cuidaré siempre.

-- Lo dices como si no te refirieras solo a hoy...

-- Porque no lo hago, no lo estoy prometiendo solo por hoy...

Juraría que suspiré y abrí ligeramente la boca por las palabras tan potentes, él literalmente está prometiendo algo importante. Le sonrío embobada y asiento porque simplemente me quedé sin palabras frente a lo que me dijo.

-- Entonces... ¿Por qué me has traído? -nos detenemos frente a las puertas del gimnasio de baloncesto y miró extrañada a este loco chico-.

-- Alguien me dijo que no quería inscribirse en el equipo de baloncesto por si de nuevo se mudaba con sus padres pero que le encantaría encestar como si fuera un partido, así que es lo que tendremos.

-- ¿Qué?

-- Tendremos un partido tu y yo...

-- ¿Y no pudimos pedir prestada la cancha?

-- No porque sino no habría podido hacer esto -no comprendo hasta que abre las puertas dobles y veo todo lleno de globos y lleno de pelotas de basquetbol, sonrío y entro sin siquiera esperarlo para tomar una y lanzarla al tablero sin fallar el tiro-. Vamos, tu y yo, el que pierde le debe al otro un deseo.

-- Vas a perder -sonreímos y vamos por una pelota- yo empiezo... -me saco los tacones y cuando los dejo a un lado empezamos a jugar, sentir la sensación de competencia para ver quién es el mejor me hace sentir fantástica y en mi zona de confort, lastima que no todo es para siempre. Luego de jugar por un rato paramos y tal como lo he dicho, gané- he ganado,

-- ¿Qué deseo quieres?

-- Mmm.. lo guardaré.. -le sonrió coqueta y agarro una pelota que estaba en el suelo ganándome a varios metros del aro y encestar sin ningún problema, y así mismo lo hice con las otras 15 pelotas que estaban regadas por el gimnasio, pelota que encestaba Liam la guardaba, cuando termine con todas hice un puchero y él se acercó para darme un beso en los labios, beso que se prolongó y estábamos simplemente en el centro de la cancha abrazados y con nuestros labios conectados-.

-- ¿Vamos?... Tus padres me matarán si te llevo muy tarde.

-- No exageres, además mi padre ya quiere asesinarte por enamorar a su pequeña -digo sin pensar cuando comenzamos a caminar hacia la puerta del gimnasio tomados de la mano-.

-- ¿Qué? ¿Qué dijiste? -no alcanzo a decirle absolutamente nada ya que ambos nos dimos la vuelta cuando escuchamos como se abría la puerta del otro lado de la cancha de basquetbol de forma abrupta y unos puntos rojos se veían en la oscuridad del pasillo- está trabada, tendremos que salir por la otra o rompo el vidrio e intento abrirla... -dijo luego de forcejear con la puerta por la cual entramos hace menos de una hora, mi cuerpo temblaba y simplemente no podía apartar mis ojos de esos dos brillos rojos-.

Aléjate de mí // Liam Dunbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora