T R E S

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Capitulo tres : "Curioso"





Capitulo tres : "Curioso"

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Ocho tomo un sorbo de chocolate. Realmente prefería el sabor del café, pero en esa casa estaba completamente prohibido el ingreso de esa bebida en específico. Si somos sinceros, tampoco pensaba armar una protesta por una bebida, aparte, el chocolate no tenía un mal sabor.

En la mesa no debía de preocuparse por entender al resto de personas, pues por lo general, lo único que se escuchaba a la hora de consumir el desayuno, era la voz de un comentarista cualquiera, un grupo de jazz o un cantante no muy emotivo. Por ello, se dedicaba a consumir los alimentos propuestos por su madre, sin objeción alguna o disconformidad.

Subió un poco su cabeza para observar el espacio en el que se encontraba, su plato ya estaba vacío y lo único que quedaba para poder retirarse del lugar era aquel dulce chocolate tibio que estaba a punto de acabarse. Su madre paso detrás de sí, no la percibió pero no tuvo problema cuando coloco su mano sobre su cabello bien peinado y, lo sacudió un par de veces.

En esta clase de situaciones, se sentía como un joven normal. A veces soñaba con serlo, pero si somos sinceros, no sobreviviría un día sin sus poderes y habilidades adquiridas por el entrenamiento. Observo a Uno, quien parecía tener la vista posada en su persona desde hace bastante tiempo. De inmediato, le brindo una sonrisa de superioridad.

Oh, amaba ver el gesto de enojo que continuamente hacia Uno al tener su presencia cerca.

Ahora, dirigió su vista a su lado, su hermano Cuatro parecía mareado. El octavo miembro movió a este con su mano, en un intento por ayudarle, para sorpresa de Ocho, Cuatro dejo caer su cabeza hacia un lado. Ocho no se lo explicaba bien, pero en un par de segundos, su hermano ya se encontraba tirado en el suelo, con los ojos cerrados y una sonrisa tonta.

— ¿Qué le paso? - Pensó inmediatamente el cuerpo de su hermano chocó con el suelo. Parecía como si este último estuviera divagando entre dimensiones. Era extraño observarlo con esa sonrisa tan adormilada.

No se dio cuenta de cuánto tiempo había permanecido observando a su compañero. Fue demasiado tiempo como para no notar que su padre lo llevaba llamando unos minutos.

Tres, quien estaba sentada a su lado derecho, posó su mano sobre el hombro del joven protagonista, quien pareció poner los pies sobre el suelo y volver a la realidad tras un pequeño salto. Subió su mirada, observo de lado a lado y, permaneció fijo al notar que era presa de los ojos de Reginald, los cuales parecían analizarle detalladamente.

—Levántalo —. Pronunciaron los labios del hombre. De inmediato, Ocho se arrodilló frente a su hermano, y lo abrazo con el fin de impulsarse y levantarlo. No fue mucho trabajo, de hecho, Cuatro no pesaba casi nada.

Era algo preocupante si detallaba la situación.

Regreso su mirada hacia el señor, esperando otra indicación.

—Llévalo a su habitación—. Demandó el mayor, aún con su mirada sería y su frente arrugada. Reginald acomodo un poco su corbata, para luego dirigirse a la escalera sin perder ni un solo segundo la elegancia que tanto le caracterizaba. Cuando el hombre estaba por desaparecer entre los pasillos, frenó su andar. —Cinco, ayuda a Ocho con lo que le encomendé—. Finalmente, en esa habitación solo quedaron ocho personas y un robot.

Ocho sabía que podía llevar a Cuatro sin ayuda alguna, pero tampoco tenía mucho problema en recibir un poco de apoyo. Estaba contento por relacionarse con Cinco.

Ambos comenzaron a llevar al medio muerto escaleras arriba. Cinco iba delante, por lo que Ocho podía apreciar su figura mientras subía escalón por escalón las dos piernas del desmayado. No planeaba iniciar una conversación, le era complicado mantener una charla normal con sus hermanos, esto lo atribuía más a la pena de estar observando por mucho tiempo los labios de las personas. Más si se trataba de la boca del chico que le atraía.

Cuando llegaron a la habitación asignada para el cuarto héroe, Cinco decidió recostarse en el marco de la puerta, mientras el otro despierto acomodaba al inconsciente en su cama.

Cinco se mantuvo observando la espalda de Ocho un buen tiempo, analizando cada detalle de este, quien, de por sí nervioso, prefería acomodar una y otra vez la almohada de Cuatro en lugar de volverse a encarar al más bajo. Si, Ocho era más alto que Cinco. —Debe doler —. El silencio fue interrumpido nuevamente, en este caso por el quinto número, quien mantenía sus ojos fijos en las manos del otro. Las manos de Ocho estaban completamente rojas, estaban decoradas por un par de líneas que iban de lado a lado haciendo el papel de cicatrices, los nudillos tenían pequeños cortes, y los dedos estaban vendados con un par de curitas. Bueno, ¿Qué podían esperar?, Su habilidad llegaba a ser peligrosa, incluso para él.

El quinto número aclaro su garganta en busca de llamar la atención del contrario al ser claramente ignorado. Tras unos segundos, al no recibir respuesta alguna, arrugó su frente... Eso significaba peligro —Ya acomodaste esa almohada al menos unas seis veces— Ya usando su tono de enojo, volvió a hablar, demandando atención —¡Oye!, ¡Te estoy hablando!—. Nuevamente ignorado, ya estaba ofendido.

Nadie ofendía a Cinco.

Ocho finalmente se dio vuelta hacia la ubicación del otro, pero este, inmediatamente se transportó haciendo uso de su habilidad, detrás del muchacho. El cual, frunció su boca al pensar que había sido abandonado al no percibir el salto en el espacio.

Ocho permaneció observando la puerta unos segundos, por lo que Cinco aprovecho, acerco sus manos hacia la cabeza del opuesto y, dio una fuerte palmada con el fin de ponerlo alerta. Para su sorpresa, no pasó nada, de hecho, Ocho ni se inmutó.

El octavo subió y bajo sus hombros en señal de poca importancia y, se encamino a la salida de la habitación

Cinco se sintió confundido. Pero rápidamente atribuyo este comportamiento a la actitud del otro pero...

— ¿Por qué parecía enojado al creer que me había ido?, ¿No escucho mi salto? — Se cuestionó mentalmente el único consciente en la habitación. Todo era muy extraño.

Todo era tan interesante.

É C O U T E   ||   Number Five.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora