T R E S

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Capitulo tres : "Ganar"







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Eran las tres de la mañana, Ocho no podía dormir, y consciente de que estaba siendo observado por las cámaras de su habitación, se revolcaba una y otra vez entre las cobijas con el fin de finalmente quedarse dormido. Los minutos le demostraron que caer en un profundo sueño que le garantice la energía necesaria para el día siguiente, era prácticamente imposible. Portando el pijama de la academia, comenzó a considerar formas para bloquear las cámaras y escapar un rato de la asfixiante habitación.

Llegadas las tres con treinta de la mañana, ya estaba vagando por los pasillos, en busca de algo que hacer. La coartada era simple, armo su figura con un par de cojines entre las cobijas y, se deslizo por la cama hasta la salida de su habitación. Olfateo un poco el aire, percibiendo un extraño olor a dulce, pero prefirió ignorarlo.

Comenzó a pasar por las habitaciones del resto, deteniéndose en la de Cuatro al sentir el olor de dulce más fuerte. Curioso, entreabrió un poco la puerta y se asomó.

Cuatro estaba boca arriba, fumando algo que Ocho no lograba apreciar. Frunció su seño al darse cuenta de la posibilidad de que su padre se haya dado cuenta de que Cuatro era fumador... Él, como hermano, le había descubierto hace unos días, pero decidió ignorarlo para evitar que el contrario se metiera en problemas. Aunque por supuesto, le había dado un sermón sobre su salud, pero término por rendirse al notar que todo lo que le decía a Cuatro entraba por una de sus orejas y, salía por la otra. Volvió a cerrar la puerta y, continúo con su camino.

Paso una mano por su hombro, aun adolorido por los golpes y el entrenamiento. Decidió despejar su mente y, por ello mismo, se encamino al techo de la mansión. Al llegar, se sentó en uno de los bordes que no daban a las calles para observar el cielo. Acto seguido, comenzó a forzarse a rememorar.

Cr...uel... —. Fue lo primero que logro recordar, a él mismo pronunciando esa palabra mientras que estaba sentado sobre las piernas de otra persona que no pudo distinguir. —¿Te... dicho?, usted ES MUY LINDO... Pero Cru...u...u...u...E...E...E...E...EL —. Le fastidio el reconocer el tono de dormido y sollozante que producía su voz al hablar. Casi ni se reconocía, era como si se tratara de otra persona.

Bajar... Cinco, O...cho. Le incomodación — La voz de Siete hizo acto de presencia en su mente. También sonaba adormilada, claramente afectada por el alcohol.

Intento recordar más sobre el hilo de esa conversación, pero es como si una laguna se lo impidiera. Frustrado, pasó sus manos por sus propios cabellos, esforzándose en recordar más. Lo hizo, pero no pudo seguir el hilo que estaba teniendo.

É C O U T E   ||   Number Five.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora