Ocho.

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—Siéntate, y será mejor que escuches con atención pues te conozco y sé que te distraes con facilidad —le dijo el zorro y Naruko hizo caso por una vez en su vida.

Era la primera vez que el Kyūbi hablaba con ella de buenas, por lo que estaba curiosa sobre lo que tenía que decirle.

—El chakra es una energía muy curiosa, tiene su origen en las naciones shinobi, después de que Rikudō Sennin dividiera al Jūbi en nueve pedazos diferentes —la cabeza de Naruko comenzó a dar vueltas ¿Rikudō Sennin? ¿Jūbi? ¿Qué demonios?—Ah, sabía que esto sería más difícil de lo que pensaba. Escucha, el origen del chakra viene de un árbol y de su fruto, este árbol fue conocido como el Shinju, ¿y sabes que necesita un árbol para crecer, no?

Naruko lo pensó unos momentos y entonces levantó la mano, pidiendo participar como si estuviera en clase. El zorro suspiró y le dió la palabra con un asentimiento.

—¿Agua? —contestó ella como pregunta y el zorro hizo un movimiento de su mano, diciéndole que siguiera nombrando elementos—. ¿Tierra?

—Eso es, todo árbol necesita absorber los nutrientes de la tierra, y además le sirve como apoyo —le dijo el zorro, feliz de que aquello tomara menos de lo que había pensado—. El Shinju creció, gracias a la tierra de las naciones shinobi y a los demás seres vivos que lo rodeaban. Ahora, estamos lejos de la tierra del chakra pero tu cuerpo nació con él, es a lo que estás acostumbrada, tu cuerpo aprendió a crearlo gracias a tu entrenamiento como shinobi, pero el chakra también necesita sus propias condiciones para florecer dentro de las personas, y una de ellas es el ambiente, y no estamos en el ambiente justo para que lo crees con tanta facilidad como antes.

—O sea que, ¿soy como un árbol? —preguntó la rubia y el Kyūbi asintió, pensando que por lo menos lo había entendido a su manera—. ¿Y qué tiene eso que ver con que me haya desmayado hace un rato?

—Al estar tan lejos de nuestra tierra, necesitas más chakra para hacer hasta el jutsu más sencillo, tal vez el triple de lo que usabas antes. Yo he estado aquí durante todo este tiempo creando chakra para que podamos siquiera funcionar propiamente en este lugar, llegas tú, haces nueve Kage Bunshin y te has gastado todo lo que ya había creado, simplemente te quedaste sin reservas y te desmayaste.

Naruko se puso de pie y comenzó a dar vueltas de un lado a otro, con expresión pensativa.

—¿Por qué estás tan preocupado por todo esto? ¿Por mi? —le preguntó entonces la rubia.

El zorro rio.

—No te pongas sentimental, solo estoy pensando en mi supervivencia —le comenzó a explicar—. Si te quedas sin chakra, pueden pasar dos cosas: tu cuerpo comenzará a absorber mi chakra como última reserva y yo dejaré de existir al mezclar nuestras dos esencias, después cuando te termines mi chakra, morirás tu también. La segunda y la que parece la más probable: nuestras esencias se mezclarán, pero yo tomaría el control de tu cuerpo, destruiría unas cuantas cosas fuera y entonces moriría. El problema de mi parte es el siguiente: si muero tan lejos de las naciones shinobi, no podré volver a nacer, simplemente dejaré de existir.

Naruko le dió la espalda al zorro, mientras procesaba la información dada.

—Entonces, ahora somos un equipo, ¿no? —le dijo la rubia, volteando a verlo con una sonrisa.

—¿Qué? No, solo te estoy usando para poder sobrevivir —le dijo el Kyūbi.

Naruko comenzó a caminar lentamente hacia atrás, sin apartar su mirada del zorro.

—¡Va a es un gusto trabajar en equipo contigo! —le dijo la rubia, despidiéndose mientras alzaba una de sus manos—. ¡Comenzaré a generar más chakra en mis tiempos libres para ayudarte!

—¡No lo estoy haciendo por ti! —le gritó el zorro mientras ella se iba.

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—Que bueno que despiertas, ya estamos por llegar al lugar de la próxima fase —le recibió la voz serena de Kurapika mientras ella abría los ojos.

Cuando miró alrededor, se encontró en un pequeño cuarto con dos camas, en una de ellas, Leorio peleaba por despertarse y en la otra estaba ella.

—Puedes estar tranquila, ninguno de nosotros se te acercó menos de un metro mientras estabas dormida —le dijo el rubio con una sonrisa tranquilizadora.

—No estaba preocupada por eso —contestó ella, mientras se enderezaba—. Incluso cuando estoy dormida, podría haberme defendido si alguien intentaba algo. ¡Una vez! Mientras estábamos de misión, Sasuke se me acercó demasiado mientras ambos estábamos dormidos, a la mañana siguiente, apenas y pudimos hacerle decir como es que había conseguido un ojo morado.

Kurapika sonrió, enternecido.

—¿Quién es Sasuke? —le preguntó él y Naruko se dió cuenta de que aquella era la primera vez que mencionaba su nombre ante sus nuevos amigos.

—Es mi mejor amigo —dijo ella, y Kurapika notó como su sonrisa se había vuelto más bien nostálgica—. Él es la principal razón por la que quiero regresar a casa, se desvió del camino y necesito darle un buen golpe para hacer que regrese en sus sentidos.

—¡Ah, no, ahí no! —fue el grito de Leorio lo que los sacó de sus pensamientos—. Un poco más arriba, hm, sí, ahí.

Naruko miró al de lentes confundida, mientras que Kurapika con rubor en sus mejillas pues no creía que había despertado durmiendo a su lado. 

—¿Dónde están Gon y Killua? —preguntó entonces ella, poniéndose de pie y preparándose para salir.

Kurapika se encogió de hombros.

—Killua te trajo aquí anoche, dijo algo sobre Gon, ustedes dos y un juego, te dejó en la cama y se fue —le contestó el rubio.

Naruko asintió, se puso de pie y caminó hasta la puerta de la habitación, despidiéndose de Kurapika con un gesto de su mano.

Anduvo por los pasillos, buscando una habitación vacía donde meterse para tener algo de privacidad.

Entonces, se encontró con Hisoka en uno de ellos.
Se encontraba haciendo una torre de cartas y Naruko pensó en la concentración que se necesitaba para hacer eso, concentración que ella no tenía.

Siguió avanzando, pasando frente al pelirrojo sin siquiera demostrar temor y pensando que de esa forma no llamaría su atención.

Y así fue, el pelirrojo no la miró dos veces antes de seguir con lo suyo.

Naruko por fin encontró una habitación vacía, unos cuantos metros alejada de donde Hisoka estaba sentado en medio del pasillo.

Se metió y le puso seguro a la puerta, después, se sentó en una de las camas con sus piernas cruzadas estilo mariposa, cerró los ojos y se concentró en su chakra.

Le había dicho al Kyūbi que le ayudaría y pensaba cumplirlo.

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Naruko Uzumaki: Lejos de Casa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora