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Los ruidos atrajeron a ambas colonias por los pasillos, Nueva España iba a mirar que sucedía con su antecesor, mientras que el colono ya cambiado iba a ayudar a su padre, sin plantearlo casí chocan en el pasillo, pero afortunadamente ambos pararon a tiempo.

—Lo lamento

Mencionó la castaña, el rubio también se disculpo, cuando ambos quisieron ir a el destino que tenían en mente, se percataron que estaban caminando juntos.

Fue entonces que la contraria cuestionó con disgusto y soberbia en su voz.

—¿A donde plantea ir? Ya sabe, para que yo vaya por la dirección contraria.

El hombre solo le molesto la forma en que lo expresó así que poniendo su actitud en el mismo plan comentó.

—Claro que lo haría ¿no es verdad?, digo, tomando en consideración que se ha mantenido siguiéndo y espiando a mi persona toda esta mañana, me parece que es lo más factible que podría hacer.

La mujer se noto sorprendida en el primer momento, después de unos segundos contesto indignada.

—¿Perdón?

—Ya era hora que se disculpara.

Contestó el rubio con soberbia y bastante digno, la de ojos avellana ahora cabreada clamó.

—¿Yo debería disculparme?, le recuerdo que no fui la primera que ofendió al otro, me parece que el que se debería disculpar sería otro.

—¡Claro!, pero al menos yo no veo a alguien herido y empapado para irme sin ayudarle o mínimo cuestionar sobre su salud.

—Por Dios que delicado, ni que fuera a morir por unos raspones.

—Lo mismo digo yo, ni que mis palabras fueran a ser lo último que llegara a escuchar.

La castaña le miro indignada para seguir con sus reproches

—No, afortunadamente no son lo único que voy a oír, pero eso no le quitan lo ofensivo

—Lo mismo puedo argumentar de su actuar

Esta se quedó callada, tenía razón en eso, aún así volteo a ver a otra dirección.

—Supongo que esta vez tiene razón, lamento haber actuado de esa forma, sin embargo yo no he escuchado su disculpa.

—Realmente no soy de disculparme, ni mucho menos por algo que pienso.

—¡Qué gran forma de arruinar el momento!, me llega a insultar y luego comenta de que no se arrepiente.

—El arrepentimiento te hace ser más miserable, actúe bajo todos mis sentidos, ¿Por qué debo arrepentirme de los actos que cometí por gusto?.

—Osea que yo soy miserable por disculparme.

—No, tal vez ambos lo somos.

Dijo al inferir en su matrimonio, la mestiza no callo ni desistió de su posición, clamando con voz de reclamo y orgullo.

—Yo no fui la que decidió casarme con usted y aunque me hubieran dado la opción créame que ¡jamás!,elegiría a su persona.

—Ya somos dos, usted es imprudente, impulsiva e infantil, ¿Realmente cree valer tanto?.

—No lo creo, lo valgo.
Usted no es lo suficientemente hombre para mi persona, es grosero, vulgar, impulsivo, egocéntrico, cínico y ¡un pésimo intento de caballero!

El rubio le miro indignado. No había dicho eso ¿verdad?, le vio con molestia y clamó.

—Tiene estándares muy altos para ofrecer muy poco.

—¡Ja! Usted no sabe de lo que habla, apuesto que no tiene la mitad de lo que yo tengo.

—No, aseguro que más.

—¡¿Ah sí ?!, Dígame ¿Cómo cuáles?

—Podemos empezar con mi naval.

La castaña se rió en mofa, le miro y con una actitud descortés bramo.

—Ja, ja, ja, Eso es de su padre, nada ha de ser suyo, dígame ¿Conforme a sus tierras que posee usted?

–Lo mismo le pregunto, ¿Qué tiene usted que otras mujeres no?.

La de vestido comentó alzada, sin pensar de más, le ganó las emociones, y con bastante soberbia afirmó:

—Para iniciar tengo grandes tierras ricas en oro, agricultura y ganado, una posición sumamente grandiosa, con entrada a los dos mares,ademas de tener una de las ciudades más modernas en este momento.

—¿Ah si?

—¡Claro!

El de ojos azules había logrado que cayera en su juego, ahora le daba una visión ligera de su  territorio, para su mala suerte la castaña se dio cuenta algo tarde de su error.
Sin más se despidió intentando huir de la escena, su prometido entonces le quiso tomar del hombro, sin embargo terminó rozando su espalda, como resultado esto terminó el un chillido de parte de la contraría.
El de traje aparto su mano algo alarmado, la contraria le vio con vergüenza.

—¡¿Qué me mira?!

Bramo cuando noto el mirar de desconcierto del otro, este siguió callado un momento.
Sin que esta lo esperara la jalo a un cuarto para cerrar la puerta detrás de ellos, la mujer se alarmó, pero fue donde comenzó a casi gritar ,cuando el rubio empezo a querer sacar del medio la tela de su espalda, esta le metió un codazo mencionando alarmada.

—¡¿Esta loco?!, ¡¿Acaso es un degenerado?!, lo mataré si no me deja ir.

—Tranquilicese, no le voy a hacer nada, usted no es de mi interés.

Contestó el rubio con tranquilidad mientras seguía con lo suyo, la castaña se quedó un poco consternada con la naturalidad que lo mencionó el rubio, técnicamente quedó atrapada en sus pensamientos, hasta que sintió una especie de ardor , inmediatamente volvió a poner los pies sobre la tierra, volteando a ver al contrario.
Este con algo de preocupación clamó.

—¿Quién le hizo esto?

—Eso... Eso-¡No!, ¿Qué le importa?.

Dijo para soltarle una patada en la pierna y salir corriendo de la escena sin antes gritarle.

—¡Degenerado!

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GRACIAS POR LEER :D

Guerra de OrgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora