4.

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Era la una de la tarde, los Malfoy estaban sentados en el comedor mientras comían la comida que sus elfos domésticos habían preparado, el primero en terminar fue Lucius quien se levantó de la mesa.

— Si me necesitan estaré en mi despacho, Amethyst quiero que tú en cuanto acabes de comer vengas, tenemos que hablar de lo que paso. — Amethyst miro a su padre y asintió.

Narcissa ya estaba al tanto de lo ocurrido en el callejón, pero aun así quería escuchar la versión de su hija de lo ocurrido, ella pensaba como Lucius en cuanto a los traidores a la sangre y los impuros, se le hacía raro que su hija no haya reaccionado como ellos lo harían al estar cerca de uno de ellos además de que considerando que se parecía a Lucius en cuanto a su actitud pensó que ella sería igual de prejuiciosa que su esposo. Una vez que el mayor de los Malfoy salió del comedor Narcissa se dispuso a hablar con su hija.

— Mi niña, ¿qué paso exactamente en el callejón? — Hablo con un tono suave mientras se dirigía a la pequeña.

— Mama, así como se lo dije a Draco y papa, solo estaba perdida, necesitaba ayuda y en ese momento ese muchacho me pareció una buena opción. — Dijo en un tono de seriedad, sabía que sus padres seguramente ahora mismo estarían sospechando que ella no pensaba como ellos y eso en especial a su padre le desagradaba mucho.

Narcissa solo asintió para no darle más vueltas al asunto, solo quedaría ver que ocurriría cuando la niña hablase con su padre. Draco miraba a su hermana tratando de descifrar que estaba sintiendo ella en ese momento. ¿Acaso a ella no le importaban esas costumbres?

— Termine. — Dijo Amethyst levantándose de la mesa.

Draco y Narcissa asintieron mientras ella salía del comedor en dirección al despacho de su padre. Al llegar al frente del despacho ella golpeo suavemente la puerta hasta escuchar la respuesta de su padre, entro y se sentó frente a Lucius quien estaba mirando unos papeles antes de dirigir su mirada a su hija.

— Quiero que me expliques porque exactamente estabas con ese niño. — Exigió con su tono de voz grave mientras tenía sus ojos en los de su hija quien intentaba parecer tan firme como él.

— Como ya te lo había dicho padre solo necesitaba la ayuda. — Respondió la niña en un tono firme mientras miraba a su padre de la misma forma que el la veía.

— Con tantas personas alrededor tenías que pedirle ayuda a él, un Weasley, un traidor a la sangre, un pobretón de quinta. — Dijo el hombre con asco subiendo su tono.

— ¿Sabes que si alguien importante te hubiese visto con ese niño me estarías haciendo quedar mal a mí?

Amethyst guardo silencio y agacho su cabeza, tal vez se hacia la fuerte ante el pero eso no siempre era sencillo, sobre todo porque ella aun es una niña. Solo es una niña que quiere hacer feliz a su padre y en ese momento sabía que lo había decepcionado, con lo que a muchos les parecería un insignificante error para ellos era un error que no podía dejarse pasar así nada más.

— Debes mirarme cuando te hablo. — En cuanto el hablo su hija levanto su mirada nuevamente hacia él.

— Lo siento padre, no pensé las cosas. Tienes razón. — Mantuvo su expresión de seriedad lo mejor que pudo al hablar, pero por dentro era otro tema.

— Bien, lo bueno es que comprendes que has hecho mal y desde ahora no volverás a cometer ese error nunca más. Puedes irte. — Dijo por ultimo para volver a dirigir su mirada a los papeles que estaban frente a él.

La niña se levantó y salió de aquella habitación, al salir se quedó parada unos segundos frente a la puerta después de haberla cerrado. Respiro profundamente y camino hasta su habitación, ya estando dentro de esta se aseguró de estar sola mirando hacia todos lados y una vez segura se sentó en su cama mirando hacia arriba.
Después de unos minutos de que el silencio reinara en esa habitación comenzaron a escucharse los sollozos de la niña, ella no creía que hubiese hecho mal. Le parecía tonto juzgar a una persona solo por no pensar igual y por obvias razones jamás compartiría su opinión con su familia.

— Tal vez tengan razón y sea yo la que está mal. — Pensó mientras pasaba sus manos por sus mejillas limpiando las lágrimas que habían caído por estas.

Se levantó para ir al baño que estaba en su habitación, se lavó el rostro y se miró al espejo para asegurarse de que no quedara rastro de que había estado llorando, no se arriesgaría a que su hermano o su madre la viesen así. Pasados los minutos un rubio entro a su alcoba sin tocar, ella solo estaba en su escritorio con un libro de pociones en sus manos.

— ¿Te regaño?

Hablo su hermano acercándose a ella.

— Lo hizo, pero no te preocupes supongo que lo tenía merecido. — Amethyst quito la mirada de su libro dejándolo sobre el escritorio y miro a su rubio hermano.

— Bueno, olvidémonos de eso. Por qué no vamos afuera, podríamos jugar quidditch. — Le dijo con un claro tono de emoción en el.

— Draco sabes que las escobas y yo no nos llevábamos bien. — Hablo mientras se levantaba de su silla, Draco la miro y comenzó a insistirle.

— Vamos, no te pasará nada solo será algo amistoso.

— ¿Amistoso? Draco Malfoy tu eres muy competitivo, acabare en el suelo. — Dijo cruzándose de brazos mientras lo miraba.

— Prometo no ser agresivo, además te estaré cuidando vamos. — Jalo levemente a su hermana del brazo.

— Bien vamos, pero si regreso con un solo rasguño me vengare de ti. — Después de decir esto salieron del cuarto en dirección a la salida de la mansión.

• • •

31 de agosto.

Era ya de noche y los mellizos se encontraban en la habitación de Draco, ambos estaban emocionados, se sentía raro saber que mañana se irían de casa para vivir en otro lugar.

— ¿Estarás con los tontos de Crabbe y Goyle? — La niña miro a su hermano con una ceja alzada.

— Si, ¿que tienen de malo ellos? — Hablo mientras tenía sus manos debajo de su cabeza.

— Son unos tontos que piensan con el estómago, pero bueno si tu prefieres su compañía supongo que me buscare mis propios amigos. — Dijo cruzándose de brazos y dándole la espalda.

— No me dejarías de hablar solo por estar con ellos. — Su hermana hizo un pequeño gesto.

— No te atreverías.

— Oh, ¿me estas retando? — Lo miro con una sonrisa.

Draco suspiro rendido cerrando sus ojos.

— A veces eres imposible, ¿lo sabias? — Dijo mientras pasaba una mano por su cabello.

— En efecto mi querido enano, pero es parte de mí. Y no te preocupes no te dejaría, sin mí no eres nada. — Soltó una pequeña risita.

Draco abrazo a su hermana haciéndola caer cerca y la apretó contra él.

— Draco si me dejas así acabare ahogándome en tu feo perfume. — Se movía tratando de liberarse

— Solo duérmete y calla. — No la soltó y su hermana acabo rindiéndose y cerro sus ojos poniéndose cómoda cerca de su hermano.

La verdad era que se sentía más cómoda de esa forma, se sentía protegida con él. La niña pronto acabo durmiéndose abrazada a su hermano quien también dormía, mañana seria el comienzo de una nueva etapa en sus vidas.

The Malfoy TwinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora