III. Capitana

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Habían empezado los preparativos para el baile de bienvenida en la preparatoria de Karakura. Ichigo y Rukia nunca tenían problemas para ese tipo de eventos, desde que tenían uso de razón asistían juntos a cualquier baile escolar, no como pareja sino como los típicos amigos que nunca se separaban.

―Mi mamá quiere que te pregunte de qué color será tu vestido porque, ya sabes, quiere que vayamos combinados ―Ichigo se rascaba la cabeza un tanto despreocupado mientras caminaba rumbo al instituto. A su alrededor habían más chicos que iban en su mismo camino, con los uniformes grises y los zapatos lustrados.

―¿Usarías un traje rosa si mi vestido fuera de ese color? ―preguntó con una sonrisita burlona. Como siempre, Ichigo frunció el ceño y contestó.

―Tarada. Es por la cosa esa que va en el bolsillo del saco.

―Dile que es color azul rey.

Continuaron caminando por un largo rato. Era otra mañana idéntica a las que pasaban desde que pudieron ir solos a la escuela primaria. Siempre al lado del otro. Eran como un paquete, si invitaban a Rukia para alguna fiesta, era obvio que Ichigo iría y viceversa. El pelinaranja observó a su amiga de reojo porque parecía más seria de lo normal. Parecía un buen momento para hablar, pensó Ichigo.

―Rukia ―La llamó con cierta cautela.

―¿Qué?

―Vamos a asistir a la preparatoria, eso significa que prácticamente estamos a punto de ser adultos.

―¿Y eso qué?

―Bueno... ―Pareció nervioso, incluso más que cuando le preguntó por el color de su vestido ―, supongo que como ya somos grandes, creo que deberíamos dejar el juego tonto de los shinigamis, digo, es divertido o... bueno, lo era.

Rukia se detuvo de inmediato, Ichigo se sorprendió y siguió caminando sin poder evitarlo hasta que notó que la Kuchiki no caminaba al lado de él. Sus ojos violetas estaban cubiertos por la sombra que provocaba su flequillo oscuro.

―No es un juego tonto.

―Rukia ―Puso los ojos en blanco con fastidio ―Por favor no empecemos con esta idiotez, ¿quieres?. Era divertido cuando éramos niños pero creo que ya incluso se ha vuelto ridículo.

―¿Ridículo? ―La vio levantar la vista, se veía herida y a la vez furiosa, mirándolo con los ojos empequeñecidos.

―¡Vamos, no quiero que te traten como la loca en la prepa! Solo quiero que olvidemos los años de secundaria, los dos la pasamos bastante mal. Creo que sufrimos el bullying suficiente en secundaria como para continuar con eso. A mí no me importa, estoy acostumbrado a pelear por el color de mi cabello, pero creo que tú deberías empezar a tener amigas, y no estoy hablando de Chappy y sus colegas, hablo de amigas que tengan el cabello largo con las que puedas platicar cosas de chicas.

―¡Deja de sermonearme, no eres mi padre! ―reclamó ahora sí totalmente furiosa y empezó a caminar por su cuenta.

―Enana, estoy diciéndote esto porque somos amigos.

―¡Amigos y un cuerno, maldito degenerado! ¡Estás llamándome loca! ¡Ojalá que te dé en toda tu madre un Hollow!

―¡Deja de decir eso por las calles! ―Ichigo alargó sus pasos para alcanzarla y pronto estuvo a su lado. Los estudiantes que transitaban por ahí se les quedaban viendo con curiosidad por sus gritos.

―¡No me sigas, estúpido traidor apuñalador de amigos!

Ella se vio sorprendida cuando alguien estiró su brazo con algo de violencia y la volteó hacia atrás completamente. Ichigo tenía esa mirada que siempre ponía cuando se iba a pelear a puñetazos con los vagos de la colonia.

Ella hollowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora