"No hay nadie esperándome allá arriba,
Porque no hay un cielo al cual ir..."
.†.
The Black-sun and the White Moon. Tercer libro.
Atravesamos por entre una cosa que abría el cielo, una "garganta", me dijo Starrk. Él casi no hablaba, por lo regular se le veía callado y con aspecto somnoliento. Me dijo que iba a cargarme. Al principio gruñí y le di de patadas porque no me gusta que me toquen sin mi permiso, pero después comprendí que el camino era largo. Él podía caminar por horas y horas sobre la arena blanca del paisaje, yo no, me detenía a cada rato y moría por un sorbo de agua. Me insistió en que me cargaba, que de un buen salto podría llevarme al palacio de los Hollows.
Mi alrededor era funesto, oscuro y deprimente. Todo el lugar estaba cubierto por esa arena blanca resbaladiza, había rocas salientes en algunas partes y eran negras y de aspecto añejo, también sobresalían de vez en cuando árboles secos, como si los hubieran quemado hasta la raíz. Siempre estaba el cielo en una noche eterna. Los ruidos de animales sufriendo de vez en cuando llegaban a mis oídos pero nunca me dejé amedrentar. No fue sino hasta que mis pies llenos de yagas dolieron como el infierno que permití a Starrk echarme una mano.
Llegamos a Las Noches en un santiamén. Eran unas torres blancas que protegían el recinto céntrico, era enorme y parecía tener un brillo único. Por dentro todo lucía anormal. No había ningún adorno, solo paredes negras y grises, el suelo era de cuadros negros que relucían a quienes se reflejaban en él. El techo estaba alto como un cielo, o eso me pareció a mí. Al cruzar por una esquina lancé un grito de miedo y caí sobre el suelo, incluso ahí tirada gateé hacia atrás desesperada por alejarme de ese engendro.
Se trataba de una calavera.
Sí, no miento. Era una calavera con ropajes púrpuras de rey. No tenía ni piel ni carne. Sus dedos huesudos estaban al descubierto y su cráneo blanco parecía que sonreía maléficamente. Sobre su cabeza descansaba elegantemente una corona de oro con muchos picos de aspecto peligroso.
―¿Quién es ella, Starrk? ―inquirió la calavera con voz hosca.
―Fade Kuchiru. ―exclamó el castaño en mi lugar.
―Fade, que proviene de "desvanecer" y Kuchiru que significa "decaer" y "pudrir". Que nombre tan singular. ―Objetó la muerte. O lo que sea que fuera esa cosa ―. Mi nombre es Barragan Luisenbarn ―Me ofreció su mano cadavérica. Yo le tenía miedo, le tenía muchísimo miedo. Vestido entre ropajes pomposos, tan alto como el mismo techo del recinto, su rostro lleno de muerte. No pude, no pude estrecharle la mano y él se molestó ―. Tenía que ser una asquerosa humana.
―Relájate, Barri. Es solo su primer día en Las Noches.
―Su primer día ―musitó para después dar una risotada que hizo vibrar el suelo ―, ¡y pensar en la infinidad de monstruos que le falta por conocer!
Starrk solo sonrió con burla moderada y la muerte andando se carcajeó hasta que desapareció al doblar la esquina y se alejó. Fue entonces que de pronto apareció una niña rubia corriendo por el pasillo, sus botas picudas hacían un eco rítmico. Para ser solo un cría lucía bastante desprovista de ropa. Únicamente llevaba puesto un chaleco abierto y unas bragas, aparte de unas botas altas que le cubrían hasta la mitad de las piernas.
―¡Es tarde, es tarde! ¡La reunión ha empezado, estúpido Starrk! ¡¿Por qué me dejaste sola?! ―Lo aporreó con sus puños sobre el pecho del castaño somnoliento ―... ¿uh? ¿y ella?

ESTÁS LEYENDO
Ella hollow
Misteri / ThrillerElla dice ser una Shinigami que tiene miedo de convertirse en un Hollow. Rukia no está bien de la mente y nadie puede negarlo, aun sabiendo eso, ¿quién se quedará con ella? ¿quién puede amar a una loca? A través de los kilómetros Ichigo intentará al...