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━ 𝐋𝐀𝐒 𝐕𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎𝐍 𝐌𝐀𝐋𝐅𝐎𝐘 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐁𝐀𝐍 𝐂𝐎𝐍𝐆𝐄𝐋𝐀𝐃𝐀𝐒. la nieve caía suavemente en su extenso jardín sobre las flores que habían sido especialmente elegidas y ordenadas por narcissa y su hijo. la fuente de agua situada justo en frente de la inmensa casa le daba un toque de época, completamente congelada debido a la baja temperatura.
eran las vacaciones de invierno, y ya era costumbre que las pasé allá. draco me invitó por primera vez en segundo año cuando ya éramos bastante cercanos, luego de haberme contado que sus padres casi nunca estaban en la casa y que odiaba pasar navidad solo con sus elfos domésticos. luego aprendí que era su festividad favorita, y me dijo que ahora era aún mejor ya que la pasábamos juntos. lo único que hacía en hogwarts era contar los días faltantes para la navidad de cada año.
me encontraba tumbada boca arriba sobre la cama. miraba el techo blanco de la habitación de draco detenidamente. tenía unos pocos dibujos de constelaciones que había hecho cuando era más pequeño y los encontraba adorables, así que siempre que venía me quedaba apreciándolas. él se había encargado de enseñarme todas. estaba tan concentrada nombrandolas en mi mente que no noté que alguien estaba llamando mi nombre.
- ¡t/n! ¡tierra llamando a t/n! - miré hacia mi izquierda y allí estaba draco, su cabeza sostenida en su brazo, acostado a mi lado. tenia dos botones de la camisa desabrochados, lo que me permitía ver un fragmento de su pálido pecho. pasaba continuamente su mano en frente de mi cara para sacarme del trance.
- ¡perdón, no te escuchaba! sabés que encuentro fascinantes tus constelaciones.
- lo sé, pero te quería pedir algo y no voy a aceptar una respuesta negativa porque si no me voy a enojar y no te voy a hablar por el resto de las fiestas - me dijo con una sonrisa inocente que luego se convirtió en un puchero y en ojos tristes. sabía exactamente lo que tenía que hacer para darme lástima.
- ¿qué es, draco? - musité rodando mis ojos juguetonamente.
- quiero que me dejes dibujarte.
desde hace mucho tiempo, me había dado cuenta que draco dibujaba muchísimo en su tiempo libre, como una forma de escape del mundo exterior. me contó que lo ayudaba a olvidar sus problemas y lo relajaba pero, nunca me había mostrado ninguno de sus dibujos ni había dibujado en frente mío. tampoco quise intervenir, porque tal vez le gustaba que fuese algo privado. alagada pero algo nerviosa, logré contestarle:
- dibujarme... ¿a mí?... ¿ahora?
- sí, claro, a quién si no. te ves muy hermosa ahora, no hace falta que te arregles. me encantaría tener este momento guardado para verlo cuando no estés cerca - al darse cuenta de lo que había dicho hizo una mueca de disgusto - eso fue muy cursi ¿no?
reí como respuesta pero le volví a hablar:
- esta bien, sí me podés dibujar.
apenas dije eso soltó un chillido de felicidad. se levantó rápidamente a buscar una caja que estaba llena de lápices y busco una página en blanco en su cuaderno que yacía en uno de sus estantes. me pidió que me sentara en su cama de una forma natural (aunque especificó que de cualquier manera me vería bien) y empezó a dibujar. me había sentado con las piernas cruzadas, luego de haber acomodado mi pollera tableada de modo que no se viera nada; mi cabeza recargada en una de sus pulcras almohadas de satén y mis manos suavemente apoyadas sobre mi regazo. decidí no sonreír porque sería cansador quedarme en esa posición. para tener una vista más panorámica, draco se había sentado en frente de la cama, en una silla que atrajo desde su escritorio. estaba muy nerviosa y no sabía si moverme, hablar o quedarme súper estable.
- ¿puedo hablarte mientras dibujas, verdad?
- claro que si bebé, y... también te podés mover mientras no sea algún movimiento brusco - esto último lo dijo riendo debido a mi posición tensada, que relajé casi al instante.
miré detenidamente sus manos mientras trazaban suaves líneas por la hoja de su cuaderno. éste estaba apoyado en su mano izquierda que lo sostenía con un poco de fuerza y su otra mano tomaba el lápiz delicadamente, haciéndolo rozar con sus pesados anillos. su mirada intercalaba entre el dibujo y en mí de a ratos. me miraba tan fijamente que a veces me intimidaba. apreciaba atentamente cada parte de mi cuerpo, y los plantaba en su obra. se mordía el labio ligeramente, en símbolo de que estaba muy concentrado.
- ¿te falta mucho? - ya habían pasado quince minutos y, al estar tan concentrado, no me había dirigido una palabra.
- ya casi, perdón por hacerte esperar tanto. solo unos... detalles... más - dijo mientras se detenía en cada palabra para dibujar un poco más en su cuaderno.
finalmente, luego de unos treinta minutos y de conversaciones bastante aleatorias y no tan interesantes que entablamos, el pelirrubio alzó su cuaderno en el aire admirando su resultado y habló con un tono feliz y una expresión motivada:
- ¡listo!
se acercó suavemente hacia la cama en donde me encontraba y se sentó en mi misma posición en frente mío. lo notaba nervioso y lo encontraba adorable; el pobre temía que no me gustara el dibujo. con manos temblorosas, depositó el cuaderno en mis manos mientras susurraba "espero que te guste" de una forma muy dulce. enfoqué mi mirada en el dibujo y ahí estaba yo. lo había hecho solo con tonos grises y se había esmerado tanto que tenía sombreados, lo que lo hacía ver muchísimo mejor. se veía exactamente como yo, sentada en la misma posición en la que estaba hace un rato. los detalles del dibujo me sorprendieron muchísimo. había trabajado bastante en mi pelo y en mis ojos, dejandolos casi idénticos a los míos. mi ropa era idéntica, y hasta se había tomado el tiempo en hacer cada línea en el cuadrillé de mi suéter. atónita y sin palabras por su talento, lo miré mientras permanecía en silencio, mi boca estaba un poco entreabierta.
- ay no, no, no. no puedo creer que no te gustara, debía de imaginarlo. sabía que era una mala idea. ¡en serio lo siento! se que no es perfecto pero encontraba lindo dibujarte para quedármelo y verlo cuando pasen los años y...
me acerqué a su cuerpo y lo abracé tan fuerte que ambos caímos al colchón mientras reíamos, yo arriba de él. me rodeó con sus largos brazos por mi cintura tan fuerte como pudo como si intentara que no me separe nunca, obviamente sin lastimarme y midiendo su fuerza. levanté mi cabeza que estaba apoyada en su hombro y lo miré directo a los ojos. me encantaban mucho. siempre me detenía a mirarlos atentamente, intentando descifrar que dejo de color tenían ese día. a veces eran azules como el océano, pero habían días que tenían un color grisáceo muy tenue y tranquilizador. sus pupilas estaban súper dilatadas y su mirada se posaba en mí para no dejarme de ver fijamente por unos largos segundos.
- entonces, ¿esto significa que te gustó? - me respondió aún mirándome fijamente, con su típica sonrisa pícara en el rostro.
- me encantó muchísimo, draco. podría mirarlo durante horas y aún así me estaría perdiendo detalles. no sabía que eras tan talentoso, ¿por qué no me habías mostrado tus dibujos antes?
- no sé, creo que nunca encontré el momento perfecto para decirte "ah y también sé dibujar extremadamente bien" - me contesto riendo y alzando las cejas.
reí por su arrogancia aunque tenía mucha razón y me acosté a su lado. seguimos hablando hasta muy tarde en la noche, mientras me mostraba cada uno de los dibujos en su cuaderno y me contaba pequeñas historias de ellos.
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𝐎𝐅𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 ; draco malfoy's preferences & imagines ✧
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