Capítulo 10

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Narra Gemma

Despertar por los aullidos (intento de canto) de algunos ingenuos que piensan que su voz es armoniosa, manifiesto que es la peor manera de comenzar el día.

8:05 a. m. Después de mirar la hora en mi celular tomo mi almohada y tapo mi rostro en modo de frustración, pereza gobierna mi cuerpo y el insomnio no ayuda a mis párpados a levantarse.

Es sábado y me encuentro en un campamento junto con otras 20 personas más, compañeros de la universidad, entre todos decidimos venir y desentrenarnos de tantos exámenes y pruebas de los últimos días.

—Veo que ya te encuentras despierta Gem, será mejor que ya te levantes porque sí no te quedaras sin desayunó —me aconseja una compañera, la misma chica con la que compartí la casa de acampar.

—Ya, ¿acaso ya todos están levantados?

—Sí, eres la única que sigue calentando la cama.

Malhumorada me levantó, me acerco a mi mochila y tomo una bolsa con productos de aseo personal, una muda de ropa y voy al baño para mayor privacidad a mi aseó.

Horas después...

Siendo ya las 8:37 de la noche, me encuentro sentada en un tronco observando a mis compañeros hacer de las suyas y divirtiéndose a sus anchas, es divertido ver la situación, con la fogata prendida, alcohol y música a su máximo volumen, todos platican, bailan, corren y una que otra pareja se besuquea sin llegar a lo vulgar y obsceno.

—Por fin te encuentro pequeña, ¿dónde estabas?

—Mirian me pidió que la acompañara a dar una pequeña vuelta por el bosque, no pude negarme y fuimos, solo que nos perdimos, lo bueno es que no nos alejamos mucho, estuvimos caminando un largo rato hasta que 2 horas después ella se acordó que había dejado rayados en los árboles, después de eso pudimos regresar sin complicaciones — explique un poco fastidiada al recordar esa nefasta aventura.

—Supongo que aún no comes algo, no te vi a la hora de la comida.

—No, cuando llegamos ya no había nada, tenían mucha hambre ¿no? Parecía que habían lamido los trastos para no dejar ni migajas —imagine que a quien le tocase lavar la loza no le costaría mucho, seria mínimo de jabón y agua.

—Lo supuse, toma te guarde esto, yo no estaba tan hambreado como dices —un plato con todo tipo de comida era mi recompensa después de un gran susto.

—Gracias te súper adoro, eres mi novio preferido —tome el plato y no perdí tiempo a la devora.

— ¿Novio preferido? ¿Cuantos novios tienes? —su cara de confusión me era graciosa.

—Contigo... Mmm, 16, sí.

— ¿¡Que!?

—Super Junior son 15 tu serias el número 16, pero por ahora el preferido.

—Valla descaro el tuyo, ¿por qué dices que por ahora?

—Por qué me alimentaste, pero estoy segura que después harás algo que no me guste o que hará que me enoje y entonces dejaras de ser el preferido, te recomiendo que me trates bien, entonces tendrás tu lugar seguro en mi corazón.

—Ridículo, solo quieres manipularme.

—Tómalo como quieras, ahora novio mío, mi garganta esta suplicante de líquido tráeme algo refrescante, por favor.

—Gem, Owen vengan, estamos por comenzar a jugar entre todos —un intruso en nuestra platica agregó.

—No estoy segura, sus juegos siempre terminan mal, estoy fuera.

Cuando el tiempo no se detieneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora