Capítulo 7

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Al principio, creía que mis ojos me estaban jugando una broma muy pesada, pero pestañeé varias veces, y el panorama no cambiaba, sus cabellos color miel ondeaban de lado a lado con cada movimiento

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Al principio, creía que mis ojos me estaban jugando una broma muy pesada, pero pestañeé varias veces, y el panorama no cambiaba, sus cabellos color miel ondeaban de lado a lado con cada movimiento. Tardé unos segundos en asimilar la idea de que Celeste estaba allí, encima de una 4x4, contorneando sus caderas provocativamente mientras la piel semidesnuda de sus pechos atraía la atención de todos.

Miré a Emily, que al igual que yo, parecía no creerse lo que estaba pasando. Seguidamente nos abrimos paso entre la multitud y tuvimos que empujar a la gente para intentar llegar hasta ella. Estaba rodeada de tíos que le gritaban lo buena que estaba y le lanzaban miradas lujuriosas, que no se preocupaban por disimular. Me pregunté cuál sería la razón por la que se estaba degradando de ese modo tan bajo. La Celeste que yo conocía, apenas bebía un sorbo de alcohol y por ningún motivo frecuentaba sitios como estos, y sobre todo, era incapaz de humillarse así.

Avancé unos metros más y me detuve a mitad de camino en el preciso instante que Aiden apareció en mi campo de visión. Entonces observé como la tomaba por la muñeca y Celeste se soltaba de un tirón, alejándose hacia donde no la pudieran alcanzar. Sin pensarlo mucho, él se subió a la parte trasera de la 4x4 y con agilidad la cargó en brazos para bajarla. Ignoré la leve punzada que sentí en el pecho
al ver como la estrechaba entre sus brazos y ella hundía el rostro en su cuello.

Lo cierto es que no me sorprendía que Aiden estuviera allí. No obstante, me molestó el hecho de que fuera justamente él, quien tuviera que actuar como el héroe que se lanza al rescate de su damisela en apuros. Lo peor de todo, era que yo me sentía como la villana de la historia, egoísta y un tanto celosa.

Sacudí la cabeza intentando no pensar en ello.

—Ahora regreso, ¿vale? —le dije a Emily.

—Está bien, te espero donde estábamos antes —hablo mientras me señalaba el lugar. Asentí con una pequeña sonrisa para tranquilizarla, se le notaba un poco preocupada.

Me encaminé hacia donde Aiden había dejado sentada y arropada a mi hermana. Me fui acercando despacio, con la mente dividida en dos. Una parte quería saber qué le había sucedido a mi hermana y la otra se debatía entre interrumpir o no la conversación que estaban teniendo. A medida que me iba aproximando sus voces se iban haciendo más audibles y podía descifrar como Aiden le susurraba palabras probablemente con el fin de calmarla. Cuando me encontraba a pocos metros de ellos, alcancé a oír con claridad como Celeste le reclamó: —Este es el tipo de chica que prefieres, ¿no? Temerarias e imprudentes.

Supe inmediatamente que se había referido a mí y sentí como heridas abiertas que aún sangraban, dolían con mayor intensidad. Sin embargo, los recuerdos agridulces pasaron a segundo plano en cuanto sentí la intensidad de su iris azul cielo sobre mí. Sin un apéndice de lástima, le lancé a Celeste una mirada llena de reproche, que para mi sorpresa no pareció afectarle en lo absoluto. Todo lo contrario, su expresión reflejaba un solo sentimiento, que lamentablemente no podía definir como tristeza o vergüenza, sino como rabia. Desconocía completamente esa faceta suya y me era imposible entender porqué estaba tan furiosa conmigo.

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