Eres un idiota

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Después de una ducha rápida, me vestí y me recogí el cabello en una coleta alta, mientras decidía que hoy sería diferente. Me miré en el espejo, un poco más segura que ayer. Ya no quería seguir siendo la chica que todos pisoteaban. Era hora de cuidarme más, de arreglarme para mí misma, y no para complacer a nadie más. Tal vez incluso salir a más fiestas, ¿por qué no?

—¡Issy, el desayuno está listo! —gritó mi madre desde la cocina.

—Voy —respondí, tomando mi bolso y bajando las escaleras.

En la mesa, mi madre ya había preparado fruta, y al verme, se levantó para servirme jugo.

—Mamá, ¿me puedes llevar al instituto? John no me contesta —dije, mirando mi teléfono con frustración.

—Ya había quedado con los chicos nuevos, ellos te llevarán —respondió mientras servía el jugo.

—Ah, ok —murmuré, un poco sorprendida, pero sin discutir.

Terminé mi desayuno y justo cuando me estaba cepillando los dientes, escuché la puerta. Fui a abrir y ahí estaban James y Alex, los nuevos vecinos.

—¿Nos vamos? —preguntó James, sonriendo.

—Sí, claro.

Me despedí de mi madre, subí al auto, y pronto Alex puso música. El camino al instituto fue relajado; cantábamos a todo pulmón mientras conducíamos. Cuando llegamos, vi a Amber y su grupo de chicas a lo lejos. Justo en ese momento, Alex pasó un brazo alrededor de mis hombros, algo que no pasó desapercibido.

—¿Nos vas a enseñar el instituto? —preguntó Alex, con una sonrisa despreocupada.

—Claro —dije riendo.

Mientras caminábamos, vi de reojo cómo Amber nos miraba con desdén, pero decidí ignorarla.

—¿Qué clase les toca? —pregunté, más para distraerme.

—A mí, literatura. A James le toca química —respondió Alex, también notando las miradas de las chicas.

—A mí también me toca literatura, así que vamos a dejar a James —dije mientras buscaba a John con la mirada.

Dejamos a James en su salón, y justo cuando sonó el timbre, Alex y yo empezamos a correr hacia nuestras clases. Pero antes de llegar, me tropecé con una roca y caí al suelo.

—¿Estás bien? —preguntó Alex, preocupado.

—Sí, pero no creo que pueda correr —dije, sobándome el tobillo.

—Sube, yo te cargo —dijo, agachándose para ofrecerme la espalda.

Aunque me reí, acepté. Nos apresuramos y, a lo lejos, vi a Dylan con su grupo de amigos. Sentí una punzada de rabia, pero traté de mantener la calma. Llegamos a la clase, toqué la puerta y, por suerte, la profesora aún no había llegado.

—¡Issy! —exclamó Kat al verme entrar.

Le presenté a Alex, y se sentaron a mi lado. Estuvimos charlando hasta que terminó la clase y nos dirigimos a la cafetería, donde nos reunimos con John y Cami.

—¿Dónde estabas? —le pregunté a John, molesta por la falta de respuesta.

—Se me descompuso el teléfono, lo siento —respondió John, pero su mirada estaba fija en James y Alex.

Cami, como siempre, había pedido mi malteada favorita, y mientras la disfrutaba, el asunto con Dylan se desvaneció un poco de mi mente. Hasta que llegó un mensaje en mi teléfono.

"Issy, ven a los baños. 12:40."

Fruncí el ceño.

"¿Para qué?" 12:40

El Fuck Boy (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora