Atentamente: Tu error

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Parecía que ese establecimiento se había convertido en su favorito, el nerviosismo de su acompañante le daba gracia, sabía que hace tiempo que no se encontraba con el minero pero sería el momento perfecto para un recuento, no habían discutido, no quedaron mal, no había una razón fija de su separación. El esqueleto y el robot eran muy buenos amigos pero con el descubrimiento de que uno de ellos era gay sus salidas ya no eran lo mismo, no eran por los pensamientos del mariachi, pues fue el primero en enterarse y apoyar a su amigo, pero la relación con el francotirador, el tiempo dedicado a su ahora novio desplazaba a su amigo.

Ninguno había tomado la separación a mal, el músico sabía que su metálico amigo necesitaba tiempo con su pareja y Carl entendía que el mexicano se alejara de el por su larga lista de espera para salir junto a él. Pero en la mente de ambos cruzaba dos idea respectivamente "y si piensa que me aleje porque es gay", "y si cree que lo abandone por mi novio". Y la preocupación solo nacía en Poco quien se disponía a preguntarse si realmente lo recibiría como los buenos amigos que eran en el pasado, o le reprocharia por no estar junto a el, había pedido a su amigo emplumado que no dijera quien lo acompañaba esa tarde, a lo cual los que ya esperaban en el interior del local solo sabían que traería a su amor "imposible", así, Barley era el único que sabría de la llegada de su huesudo amigo.

-¿Estás listo?- dijo mirando como de costumbre aquel letrero que nombraba el lugar.

-Creo que si- exclamo nervioso, una pequeña sonrisa se formó realmente volvería a ver a su amigo era un momento placentero para el.

Y antes de que musitara palabra alguna, el de menor estatura se propuso a entrar, encontrándose con las miradas fijas y sorprendidas de ambos robots sentados en la barra, y aunque era obvio para muchos, ellos estaban cegados por el amor del otro, tanto que ni pista vieron ante el romance de su compañero. Mientras estos se quedaban callados observando el lío romántico en el que se había metido el músico una pelinegra y un barman observaban con una gran sonrisa, las sospechas de la asiática habían dado en el blanco.

-hola, un bueno tiempo que no la pasamos juntos ¿cierto?- dijo entre risas nerviosas el acompañante del cuervo, quién se disponía ha acercarse a la barra.

-Si...- una pequeña sonrisa melancólica se plazmo en su rostro mientras observaba a su antiguo amigo.

-Bueno, es un placer volver a escuchar tu voz, ya se extraña.

-Ni decir de la tuya, tan hermosa voz no se puede olvidar tan fácil.

Ambos rieron juntos, realmente se extrañaban y con el último paso de poco, se extendió la mano para levantarlo de su asiento y unirse en un abrazo amistoso. Ese momento era único, el reencuentro de dos chicos que había dejado de comunicarse por una razón, pero en la mente del esqueleto llegó la preocupación, aquella muestra de cariño no era para nada comparada a aquellas plumas que lo hacían sentir seguro, ¿cómo un simple abrazo podía ser tan diferente si ambos eran sus amigos?

-Me alegra verte de nuevo Poco- exclamó aferrándose más a el.

-Y yo a ti

Aquel momento encantador no podía durar mucho más, pues no podían dejar a sus amigos por tanto tiempo solos, se separaron y sus miradas se centraron en los lugares vacíos, y voltear a ver a su respectivo acompañante. Estos solo sonrieron y dejaron que ambos se sentarán juntos, como era costumbre dialogaron sobre los sentimientos del pequeño grupo, y compartían sus sentimientos, con Crow usaban indirectas para no darle problemas y Poco observaba a cada uno hablar.

-Y tu poco, ¿algo que quieras compartir o preguntar?- musitó la joven que apenas hablaba pues no hace mucho que se había unido para apoyar a su amigo.

Hasta la muerte Crow x PocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora