Alex se levantó al amanecer, se llenó los bolsillos de golosinas para Medianoche, manzanas aquella vez, y luego decidió que se merecía un buen desayuno antes de salir a trabajar con el caballo y de arriesgarse a tener un encuentro con Tobin.Aunque era muy temprano, Ash y Ali ya hacía tiempo que se había marchado. Había una cafetera llena de café caliente encima de la cocina, junto con dos huevos recién recogidos del gallinero y un plato de crujiente tocino.
Alex se habría conformado con cereales y pan tostado, pero aquello resultaba demasiado tentador.
Veinte minutos más tarde, con el estómago lleno, se sacó una taza de café al porche y sentó allí, llena de felicidad. El sol acababa de salir por el horizonte y cubría los campos con una luz dorada. Una docena de sesiones de meditación no podrían crear la poderosa serenidad que sentía en aquellos momentos.
—Esto debe de ser lo más inteligente que he hecho nunca.
Mientras se tomaba el café, planeó su mañana. ¿Con qué frecuencia había podido utilizar su tiempo como le viniera en gana? Una gran parte de su vida se había visto controlada por los horarios de producción de las películas, las giras de promoción y las reuniones interminables para hablar de futuros proyectos.
Nunca más.
A partir de aquel momento, su vida se vería unida al ritmo de la vida en un rancho. Por ahora, su horario sería especialmente ligero. Una hora con Medianoche, para dejar que el animal se acostumbrara a su presencia, sería probablemente más de lo que el caballo podría soportar. Después de eso, iría a Winding River, tal vez para tratar de invitar a Julie y a Kelley a que almorzaran con ella en el restaurante de Mía. Quería aprovechar todas las oportunidades que tuviera para poder estar con sus amigas.
El sonido del teléfono la sacó de su agradable momento. La costumbre hizo que fuera corriendo a contestar, a pesar de que posiblemente tendría que ver con asuntos del rancho.
—Rancho Harris.
—Alex, ¿eres tú?
Alex suspiró al escuchar una voz demasiado familiar. Era Jill Elis, una de las agentes más importantes. Defendía con uñas y dientes a sus clientes. Unos meses atrás, ella la había adorado por eso. En aquellos momentos, aquel rasgo de personalidad le parecía menos deseable.
—Hola, Jull. Creí que, cuando nos dijimos adiós el otro día, comprendiste lo que significaban mis palabras. ¿Por qué me llamas?
—Me ha costado mucho, pero el estudio ha accedido a pagar una cifra más alta si firmas esa comedia de la que hablamos. Conseguiré que seas la actriz mejor pagada después de Julia Roberts.
—Jill —susurró ella, sintiendo que el alma se le caía a los pies—No me lo puedo creer. ¿No me llamaste hace unos días cuando estaba preparando mis maletas y me dijiste casi las mismas palabras?
—Esta oferta es nueva. Hay incluso más dinero y un porcentaje de los beneficios. Te quieren, Alex . Te quieren mucho.
—Me alegro, pero mi respuesta sigue siendo la misma. No me interesa ni este proyecto ni ningún otro. ¿Por qué sigues negociando a mi nombre?
—Porque ese es mi trabajo. Por eso me pagas tanto dinero. Quiero que ganes todo el dinero que te mereces. Eres la segunda estrella más taquillera del país hoy en día. Esta película sentará precedente para todos los contratos que firmes a partir de ahora. Es importante hacerlo bien.
—Jill, no lo entiendes. No voy a hacer esa película.
—Claro que sí.
—No, así que no te esfuerces por conseguir más dinero. Estás perdiendo tu tiempo y el de ellos. ¿Qué les va a parecer cuando se den cuenta de que nunca tuve intención de comprometerme con ellos? Tu credibilidad se hará pedazos.
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Estrella Oculta (Cinco Amigas 04)
Fanfiction¿Quién demonios se creía que era? La domadora de caballos Tobin Heath trataba a Alex Morgan como si fuera una intrusa que estuviera pavoneándose por su territorio, lo que hizo que ella se pusiera furiosa. Y no era de las que se daban por vencida...