Capitulo 8

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Tobin nunca había creído que volvería a Winding River.

Los recuerdos eran demasiado dolorosos y la perspectiva de encontrarse con Alex aún peor. Cuando pensaba en cómo la había engañado, se sentía físicamente enferma. Cuando pensaba en lo desesperadamente que seguía amándola a pesar de todo, maldecía el día en que se cruzaron sus caminos.

Durante los dos primeros meses después de marcharse, había andado por el circuito de rodeos, mirando los caballos, buscando algo. Un semental con el que pudiera empezar un rancho un día, uno que se pareciera a Medianoche. Un par de ojos que le hicieran olvidar los que había dejado atrás.

No encontró nada. De hecho, no hacía más que pensar en Winding River y en la mujer que le había dado algo que nunca había esperado encontrar, para luego quitárselo todo y traicionarla.

Cuando el recuerdo de su rostro empezó a desvanecerse, empezó a ir a los video-clubs buscando las películas de Alex. Quería ver a la mujer que ella le había ocultado. Al contemplar cómo su hermoso rostro iluminaba la pantalla, se sintió tan cautivada como había estado por la mujer real. No era de extrañar que tuviera montones de fans ni que hubiera decidido darle la espalda a la vida que ella le había ofrecido.

En realidad, no le había dado la oportunidad de rechazarla, pero sabía cuál hubiera sido la respuesta. Ella no podía ofrecerle lo que le daban los millones que ella ganaba en Hollywood.

Le costó admitir que había sido el orgullo lo que le había hecho marcharse de la ciudad sin enfrentarse ella. Sabía que, en ese caso, hubiera perdonado su traición en un momento.

Cuando el teléfono de su barata habitación de motel empezó a sonar, lo miró fijamente.

—¿Qué diablos? —exclamó. Nadie sabía dónde estaba. Como el teléfono no dejaba de sonar, terminó por contestar—¿Qué?

—Veo que sigues tan encantadora como siempre —dijo Ashlyn Harris.

Tobin se quedó atónita.

No le había revelado dónde estaba porque sabía que se lo diría a Alex.

No quería tener más contacto con ellas.

—¿Qué diablos quieres?

—Quiero que regreses.

—Ni hablar.

—Alex se ha ido.

—¿Y qué? —replicó, aunque le dolió enterarse de aquella noticia.

Tal y como ella había predicho, había vuelto a Hollywood. Aquel breve viaje le había recordado todo lo que había dejado atrás y había descubierto que le gustaba más que un rancho en Wyoming.

—Pensé que te resultaría más fácil aceptar si lo sabías.

—Eso no importa.

—¿Es que no puedes enfrentarte a los recuerdos? Tal vez eso te diga algo.

—Lo único que me dice es que cometí la peor equivocación de mi vida cuando creí que yo sería suficiente para ella. De hecho, seguramente está divirtiéndose ahora en Hollywood, riéndose del breve romance que mantuvo con una vaquera de pueblo. Será una anécdota muy divertida para su próxima entrevista en televisión.

—Alex nunca te despreciaría de ese modo. Y si no te estuvieras comportando como una idiota, lo sabrías. Ella te quería.

—No entres en ese tema. Si quieres que considere lo que me estás pidiendo, tenemos que acordar que no volveremos a hablar de Alex.

Estrella Oculta (Cinco Amigas 04)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora