Capitulo 5

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Tobin llevaba muy inquieta toda la noche.

Había ido a la casa y había descubierto que tanto Alex como Ali se habían ido a Winding River para reunirse con sus amigas. Ashlyn estaba trabajando en el papeleo del rancho, pero Tobin no sabía qué hacer. Por primera vez en muchos años, no le gustaba tener tiempo libre.

Llevaba sentada en el porche de su casa desde hacía una hora, con las llaves de la camioneta en la mano, pensando si ir o no al Heartbreak a tomar una copa. Al final, decidió sacar una cerveza del refrigerador.

Se había bebido aquella y dos más, tratando de no admitir que lo que estaba haciendo era vigilar la entrada del rancho para ver si veía llegar el coche de Ali Harris.

Cuando finalmente la luz de los faros cortó la negra oscuridad, se sintió muy aliviada.

Sabía que Alex iba con ella.

El vehículo se detuvo frente a la casa principal. Las risas de mujer llenaron el aire.

Al distinguir la de Alex, sintió que un escalofrío le recorría la espalda.

Tenía dos elecciones: seguir allí sentada o encontrar cualquier excusa para ir a la casa y verla antes de que se fuera a la cama, pero, ¿y si ella se daba cuenta de que la había estado espiando? Sin embargo, antes de que pudiera decidir lo que iba a hacer, oyó un ligero sonido. Entonces, se dio cuenta de que Alex se dirigía hacia su casa. Quedaba por ver lo que aquello significaba.

—¿Te queda algo de vino de la otra noche? —le preguntó ella, al llegar al porche.

—Sí. Tengo la botella en el refrigerador. Iré a traerte una copa. ¿Qué es eso? —añadió, señalando el paquete que ella llevaba entre las manos.

—Ya lo verás. ¿Qué te parece si voy yo por el vino? ¿Tu quieres otra cerveza?

—No, estoy bien —respondió Tobin, postrándole la botella casi llena.

—Muy bien —murmuró ella, mientras se deslizaba al interior de la casa.

Tobin la miró muy intrigada. Estaba segura de que Alex estaba tramando algo y que tenía que ver con el paquete que llevaba en las manos. El deseo de descubrirlo la llenó de anticipación.

Cuando ella tardó en regresar, las sospechas de Tobin se incrementaron.

Por fin, oyó un ligero sonido y se volvió hacia la puerta. El deseo se abrió paso a través de ella con celeridad.

—Dios santo... —murmuró.

Alex estaba enmarcada por la puerta, con algo que suponía se trataba de una prenda de vestir. Cada pálida curva de su cuerpo, incluso las aureolas de sus senos, resultaba plenamente visible a través de una delicada y transparente tela de color melocotón. Tenía un profundo escote en pico y casi ni le cubría los cremosos muslos.

Estos eran tan hermosos como siempre había imaginado y, en cuanto al resto, las redondeadas caderas, los generosos pechos. Toda la fantasía de una persona.

Estaba tan excitada que se sentía arder. Tuvo que resistir la necesidad de limpiarse el sudor de la frente.

—¿Y bien? —susurró ella.

—Estoy sin palabras —musitó Tobin por fin, con un hilo de voz.

—Espero que estés sin palabras en el mejor sentido de la expresión.

—¿De verdad tienes que preguntar?

—Dado que ni siquiera te has movido, creo que sí.

—Es mejor así. Si me muevo no respondo de mis actos.

Estrella Oculta (Cinco Amigas 04)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora