Epílogo

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Era algo muy extraño.

Una vez que Tobin y Alex accedieron a casarse, ella empezó a no mostrar demasiada prisa por organizar la ceremonia. No hacía más que poner excusas: el nacimiento del bebé de Ali o el matrimonio de Kelley. Aquel retraso estaba volviendo locas a sus amigas y a Tobin. Llevaban meses presionándola para que pusiera fecha o para que explicara por qué se mostraba tan reacia a vestirse de blanco y a contraer matrimonio con la mujer que amaba.

La verdad era que los dos matrimonios de Alex habían sido un completo frenesí por los medios de comunicación. Ella quería que el día de su boda con Tobin fuera especial y que un momento tan íntimo no se convirtiera en un circo. Cuando se lo explicó a Tobin, a ella se le ocurrió la sugerencia perfecta: celebrarían una boda íntima en su propia casa, solo con amigos y familiares. Lo mejor de todo era que ni siquiera les dirían a los invitados que iban a asistir a una boda, para que así no hubiera posibilidad alguna de que la prensa se enterara. Además, eligieron una fecha antes del nacimiento del bebé de Julie, para no restarle protagonismo.

—¿Estás segura de que no te importa que todo sea un secreto? —le preguntó Tobin, una vez más.

—Estoy encantada.

—A Kelley le va a dar un ataque cuando sepa que has contratado a un restaurante para que se ocupe del banquete.

—No podía ser ella. Además, Kelley tiene otras cosas de las que ocuparse. Ella y todas las demás son mis damas de honor. Solo espero que Julie se pueda poner el vestido que le he encargado. Resulta muy difícil encontrar algo bonito para una mujer que está embarazada de ocho meses.

—Estoy segura de que estará estupenda Una mujer embarazada tiene algo de brillo. Yo no puedo esperar.

—Pero tendrás que hacerlo, cariño. No nos vamos a quedar embarazadas hasta que termine la época de cría de los potros. No me imagino cómo se me pudo ocurrir organizar una boda en estas fechas. Estoy tan agotada que casi no veo.

—Por eso vas a entrar en la casa para darte un largo baño y meterte en la cama. Yo me ocuparé de Señorita Molly.

—Pero quiero estar presente cuando tenga el potro de Medianoche — protestó ella— Será el primero.

Tobin ni siquiera pudo oponerse. Por eso, Alex se vio sometida a un ritmo frenético al día siguiente, hasta una hora antes de que llegaran los invitados y dos horas antes de la ceremonia.

El potro de Señorita Molly era precioso, pero había nacido por la madrugada, lo que había retrasado mucho a Alex.

La cocina era un caos.

El chef de Beverly Hills, el mismo que había preparado la boda de Sydney dos años antes, se quejaba de los milagros que la gente esperaba de él.

—Hazlo —le ordenó Alex—No tengo tiempo para aplacarte. Puedes luego volver a Los Ángeles y decirle a todo el mundo que conoces que la razón por la que me marché es que estoy completamente loca.

Aquellas palabras le hicieron sonreír. Entonces, se puso a terminar el pastel de bodas mientras Alex subía corriendo a su dormitorio para arreglarse. Estaba dándose los últimos toques, cuando sonó el timbre. Tras dejar a un lado la laca de uñas, volvió a bajar a toda velocidad. Eran sus amigas. Todas la miraban muy fijamente.

—¿Qué pasa? —preguntó ella.

—¿Llegamos pronto? —quiso saber Kelley.

—Exactamente a tiempo.

—Entonces, ¿por qué no estás vestida?

—Porque necesito un poco de ayuda de mis damas de honor para eso.

Estrella Oculta (Cinco Amigas 04)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora