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1.2

continuación de 1.1

Después de aquella intervención de parte del doctor Dona - Tello, Mikey tomó el té creyendo que eso lo iba a aliviar el punzante dolor en su garganta, pero como no todo es como se espera que sea, el liquido caliente paso por su garganta quemando como si fuera lava, hizo una mueca quejándose en voz alta, haciendo que entre su voz sonara un pequeño gallito por sus cuerdas vocales dañadas.

— Tómalo Miguel —

Leonardo se cruzo de brazos tratando de mantener su mirada seria, aunque en el fondo estaba aguantándose la risa por haber escuchado aquel quejido tan gracioso en su opinión.

— q-que-ma —

Donatello que tenia sus labios presionados para evitar reír de pronto miro al menor, analizando lo que acababa de decir, bajando libros mentalmente, cuerdas vocales hipersensibles al calor y a la miel, notó como el menor usaba su mano para rascar su cuello como si eso lo fuera a aliviar, Leonardo frunció un poco el ceño.

— Pero tienes que hacerlo, tómalo, hazlo por mi ¿si? — 

Mikey apretó sus labios frunciendo su entrecejo, no es justo eso es jugar sucio, le sacó la lengua a su hermano mayor y de un tirón lo tomó todo. 

— ¡Miguel! —

Leonardo lo regañó pero ya era demasiado tarde, el pequeño se lo había tomado todo, Donatello rodó los ojos y se levantó de aquella cama para salir de la habitación, sacando su celular comenzando a mensajear con April, pidiéndole un par de suplementos y medicina. 

— hice lo que dijiste —

— si pero no era así, tenías que tomarlo lento, la idea es que alivie tu garganta —Leonardo tomo la taza colocándola en una pequeña mesa, con un ceño fruncido y un rostro molesto.

— No alivió nada, solo quemaba —

— si lo iba a hacer pero no escuchas —

hubo un momento de silencio donde ambos peleaban con la mirada, hasta que Mikey flaqueó y volteo la mirada antes de mirar hacia abajo, suspiró levemente juntando sus manos comenzando a jugar con sus dedos. 

—. . . tu... Leo... gracias por... curarme allá —

 Leonardo sintió su corazón detenerse al escuchar eso, recordando como no tenían forma de sedarlo en aquel muelle, los gritos de dolor que el menor soltaba por cada movimiento o por cada vez que suturaba la herida, su corazón se atoró en su garganta, todo eso había sido su culpa, si tan solo no hubiera dejado aquel portal abierto, si tan solo hubiera golpeado a aquel hipopótamo, si tan solo hubiera empacado anestesia, si tan solo- 

— No es tu culpa —

La tortuga de marcas rojas sintió como el menor lo tomaba de la mano y levanto la mirada para verlo directamente a sus ojos, aquella compasión, comprensión, inocencia y gratitud que emanaba, mordió su mejilla por dentro ¿como? ¿por qué? él mismo hizo que el menor se desmayara del dolor, por su culpa está en cama, sin poder levantarse por si mismo. 

— Yo no te culpo... y tampoco deberías culparte tu, hiciste lo que tenías que hacer, sin ti yo no estaría aquí —

El aire le faltó, imaginarse a su hermanito bebé sin vida, no, no de hecho no podía imaginarlo, su labio tembló ligeramente. 

— Exacto Miguel, si no fuera por mi culpa tu no estarías aquí, si no fuera por mi culpa hubiéramos regresado a casa como si nada, si no fuera por mi culpa nada de esto hubier-  —