No vi nada

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James, Remus y Regulus esperaban en el aeropuerto a Sirius y Severus, el hombre de gafas estaba hecho un mar de nervios pensando en como enfrentar a su amigo del alma.

- Ahí están- dijo Regulus entusiasmados señalando a los recién llegados.

Efectivamente a ellos se acercaban los susodichos, Sirius con una gran sonrisa en su rostro y Severus serio como siempre.

- Hola- saludo lo más amable que podía el ojinegro.

- Chicos- se lanzó a abrazarlos el ojiazul entusiasmado- ¿Como han estado? ¿Hay algo nuevo?

James y Regulus se volvieron a ver y negaron casi al instante.

- Nada de nada Canuto- respondió nervioso el hombre de gafas- ¿Y ustedes? ¿Algo que contar?

- Oh James ¿Como lo descubriste?- Sirius tomo a Severus de la cintura y lo acercó a si de forma posesiva- Sev y yo vivimos un apasionante e intenso romance.

El ojinegro le dio un codazo en el estomago que le hizo doblarse del dolor.

- Castrar- amenazo el ojinegro y nadie necesito la traducción de Regulus para saber que significaba.

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Cuando llegaron a la casa Potter luego de un emotivo reencuentro con Harry se fueron cada uno a sus respectivas habitaciones a descansar, sin embargo cuando la noche calló Severus sintió necesidad de tomar un vaso de agua.
Bajo por las escaleras de la vivienda rápidamente y cuando entró a la cocina deseo nunca haberlo hecho.

James Potter, si señor James Potter tenía acorralado a Regulus Black, el dulce e inocente hermanito de su mejor amigo, contra la mesa de la cocina mientras le consumía el alma por la boca.

- Ugh- gemía el ojiplata completamente sonrojado mientras el mayor le metía la mano en quien sabe donde, claro todo el libido se le fue al suelo cuando al abrir los ojos observo en la puerta de la cocina a un traumado, enserio traumado, Severus Snape, rápidamente empujo al hombre de cabello desordenado que estaba sobre él.

- Reg...- se iba a quejar el mayor pero al percatarse también de la presencia del ojinegro se quedo sin palabras.

- Yo... yo no vi nada- reacciono finalmente Severus, cerró la puerta y corrió a su habitación completamente impactado.

Con él síDonde viven las historias. Descúbrelo ahora