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Abrió los ojos como platos y se acercó a su amigo, agarró su mentón e inspeccionó mejor el rostro.

-¿Qué te sucedió?-le preguntó, pero él no respondió. Se giró y le hizo una seña al sr. Heyward para que la espera un segundo-. De acuerdo, Steve, dímelo ahora.

Realmente estaba preocupada por él, tenía muy lastimada la cara.
La sangre le hervía después de que él terminara de relatar.

Por otro lado, el trío de jóvenes aún seguían sin entender el intercambio de palabras del sr. Heyward y la nueva.

-La quiere más a ella que a mí-comentó el moreno antes de volver a la bodega para buscar el paquete de la chica.

-¿Y a ti por qué no te agrada?-le preguntó John B. divertido a su mejor amigo.

Rodó los ojos. Era obvio, para él, aunque todo eso estaba en cabeza, no se había molestado en conocerla.

-Vamos, ella es genial, ha recorrido casi todo el país haciendo así-comentó, levantó su pulgar haciendo una referencia al autostop.

-Querrás decir haciendo así-dijo, hizo una seña refiriéndose al sexo oral, el castaño golpeó el hombro del chico-. ¡Ey!

John B. dejó a atrás a su amigo y se adelantó para saludar a la chica de la que hablaban. Frunció el ceño al notar el rostro del mayor.

-Hey, ¿qué sucede?

-Nada-respondió rápidamente Steve, se alejó de ellos para hablar por su celular.

-¿Cómo estás, John Booker?-preguntó la ojiverde mientras pasaba su mano por su cara.

-Bien. ¿Algo le sucede a S?

La chica suspiró y después hizo una mueca, pero no respondió. Ella siguió caminando, se acercó al adolescente Heyward, le preguntó sobre su pedido y saludó de forma animada al rubio junto chico.

Quinn se giró y saludó al dueño, este la abrazó y rieron, mientras que los otros tres adolescentes los quedaron viendo extrañados.

-Mierda.

-La trata mejor que a mí.

Se miraron entre ellos, pero saltaron al oír como Heyward regañaba a su hijo por quedar ahí, sin traer lo pedido.

Heyward había quedado encantado con aquella chica, aunque sea una forastera se había ganado su corazón con un par de sonrisa, y probablemente, no era el único adulto de la pequeña ciudad, había un policía nativo que también era amigable, pero no tanto como para extralimitarse con ella. Todos la amaban, sólo con un mes se ganó a la mitad de la ciudad y la otra, no les agrada, está ciudad esta llena de rumores.

-Oh, muchas gracias, Pope-dijo agarrando su caja, se acercó al muchacho y besó su mejilla, repitió la acción con el padre de este-. Nos vemos, señor-se despidió, alzó su mano en dirección a los otros adolescentes.

-o-

Terminó de rellenar los tanques de oxígeno del Sr. Cameron, pasó su antebrazo por su frente para quitar un poco del sudor que estaba cayendo por allí.

-¡Hola, Q!-saludó de forma efusiva John B haciendo que la ojiazul saltara en su lugar y se girara hacia él, golpeó su hombro-. Perdón, ey.

La joven suspiró y sopló un mechón de cabello que tenía sobre su rostro.
Alzó sus cejas esperando que el chico hablara.

-Habrá una fiesta hoy, ¿quieres ir?-preguntó.

Quinn se mordió el labio inferior.

-Llamaré a Lana para saber sí necesita ayuda con algo--

-Te podemos ir a buscar sí necesitas transporte, escuché que Scooter se quedará a hacer unas horas extras-comentó JB. La muchacha frunció el ceño, llevaba días el Sr. Cameron explotando a Scooter-. ¿Quieres que te ayude con eso?-sugirió, señaló los tanques.

-Eh, no, no. Ya terminé, sólo debo ponerlos en su lugar.

-¿Dónde?-preguntó y agarró uno, la chica soltó aire y le señaló el bote de la familia adinerada.

La ojiazul no podía dejar de pensar en Scooter, se había molestado un poco, pasó una mano por su cabello y tomó el tanque faltante.

-Mañana debo trabajar en la playa y luego ir al asilo-comentó, hizo un leve puchero, ahora el chico fue el que frunció el ceño. Dejaron los tanques en su lugar.

-¿Por qué tantos trabajos, Colorado?

-Debo pagar mi comida-respondió con simpleza-. Me gusta darles clase a los turistas y en el asilo suelo acompañar al padre de Lana, es genial en realidad- sonrió. La razón por la cual le gustaba acompañar a Dave, era porque se parecía mucho a su abuelo, o quería creer que se parecían.

Al bajarse del bote y tocar tierra, Quinn vio a Scooter hablando con el patriarca Cameron y se acercó, JB iba pisándole los talones.

-Perdón, señor-dijo dirigiéndose a Cameron, este le miró y le sonrió, sólo asintió.

-¿Quinn? ¿Qué sucede?-preguntó Scooter mirando a su empleador y al otro adolescente.

-Disculpen si los molesto-murmuró jugando con sus manos-, eh, sí-su voz tembló, cuando notó que el guiño por parte de Ward Cameron-. Scooter, ¿necesitas algo? ¿Llevar algo a casa?

Ambos adultos rieron levemente.

Scooter revolvió el cabello de la menor, la quería. Sonrió de lado, le entregó dinero y le pidió un favor.

John B. notó como ambos señores abrazaron a su amiga, Grubbs la abrazó de una forma casi paternal, sin embargo el otro la tocó un poco demás haciendo que mirara la escena extrañado, pero aún así en el trayecto a hacia la camioneta no dijo nada.

La chica se sentó en el lado del copiloto, miró por última vez a los adultos, le empezó a faltar el aire. El joven junto a ella no sabía que hacer.

-Quinn, en verdad no sé que hacer. Iré por Scooter...-comenzó a decir, pero la ojiazul se agarró rápidamente del brazo del chico y negó con la cabeza-. De acuerdo-- ¿Un porro? ¡La ventana!-alargó un brazo por enfrente de ella y bajó el vidrio hasta el límite. Permanecía quieta

𝘼𝙐𝙏𝙊𝙎𝙏𝙊𝙋, outer banksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora