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Hizo una mueca la viajera y extendió la mano con intención de querer ayudarlo, pero el moreno corrió su cabeza de forma bruta, bajó la cabeza, JJ notó eso.

-¿Qué sucedió, amigo?-preguntó el rubio, no obtuvo respuesta, se inclinó hacia atrás y miró a la chica-. No la agarres con Quinn.

-No debería meterse-replicó con la mandíbula tensada-. ¡Esos malditos kooks de los que eres amiga me hicieron esto!

Ella asintió.

-Ellos no son mis amigos sí hicieron esto-murmuró la chica, se hizo hacía atrás, salto al muelle dejando a los par de amigos confundidos.

Corrió, vio a unos chicos con las cervezas, las únicas que traía el Sr. Heyward, se aproximó a ellos y notó quienes eran. Suspiró. Le agradaba Topper. Y sólo pensaba que el chico Cameron no era malo. Jamás pensaría que alguien es malo por naturaleza.

-¡Hey!-bramó. Se colocó frente a los chicos adinerados-. ¿Qué mierda hicieron? ¡Denme esas malditas cervezas! A ver sí son capaces de golpearme también.

-Quinn...-murmuró Topper tratando de calmarla.

La ojiazul les quitó las cervezas.

-¿Por qué los defiendes tanto? Ellos son la basura del lado norte-escupió acercándose a ella, tratando de intimidarla un poco. Abrió la boca indignada.

-¡Tú eres la basura de esta isla!-gritó, alzó su puño y lo golpeó de lleno en el rostro-. ¿Querías las cervezas? Ten-agarró una lata y la abrió, la vertió sobre el chico, e hizo lo mismo con otras. Sintió que unas manos agarraban sus muñecas alejándola del mayor de los hijos de Cameron.

-Vamos, Quinn, pagaré por las cervezas-dijo el otro chico, metió la mano a su bolsillo y sacó su billetera, la abrió frente a ella y dejó que sacara lo que quisiera-. Y olvidaremos esto.

La menor rodó los ojos, se giró y vio a Ward Cameron, pasó su lengua por sus dientes molesta, se acercó a él.

-¡Controla a tu maldito hijo!

-¿Qué hizo ese idiota?

Golpeó el pecho del hombre y siguió caminando, pero cuando llegó al muelle, los chicos no estaban. No se veía el bote de Heyward por ningún lado.

Inhalo y exhalo varias veces, no creía que los chicos se hayan ido sin ella.

Se giró rápidamente al sentir una mano sobre su hombro, creyendo que podría ser Rafe y frunció el ceño al notar que era el padre de este, miró a todos para ver si había alguien cerca, pero para su mala suerte no había ni un alma. Cerró los ojos y volvió a mirar hacia el mar.

-Quinn, podría llevarte.

Negó repetidas veces con la cabeza, pero no sabe como después de unos minutos estaba en su lancha de vuelta a la bodega Heyward. Él trató varias veces de colocar su mano sobre la de ella y esta la quitaba rápidamente.

Paró el vehículo, la menor se encontraba en la orilla a punto de pisar la madera firme del muelle, pero él tomó su mano haciendo que se detuviera.

—Quinn...

Suspiró, se giró para poder verlo.

—Soy una niña, tengo 16 años y sólo fue sexo, hace más de un año que nos vimos, fue hace más de un año que lo hicimos. Eres un hombre casado y uno de familia—explicó la situación—. Déjame en paz y recuerda que tuviste sexo con una menor—escupió, quitó su brazo bruscamente de su agarre y se bajó. Le dio la espalda, inhaló y exhaló varias veces tratando de calmar su corazón que latía con fuerza, oyó el motor y se tranquilizó por completo—. Maldito idiota—susurró con una mano en su pecho.

𝘼𝙐𝙏𝙊𝙎𝙏𝙊𝙋, outer banksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora