24: "SUFRIR ASÍ"

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Eiji llegó hasta el pasillo donde la habitación de Sing estaba, ahí dos hombres con uniforme negro se posicionarnos frente a él para impedirle el paso

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Eiji llegó hasta el pasillo donde la habitación de Sing estaba, ahí dos hombres con uniforme negro se posicionarnos frente a él para impedirle el paso.

—Permiso por favor—solicitó el azabache.

—El joven dijo que no quería ver a nadie, por favor retírese—contesto uno de esos guardias.

—¿Sing dijo eso?—Eiji se extrañó, intentó alzar su cuello lo más posible para obtener alguna vista más allá de ellos, pero los hombres sobrepasaba su altura, por ello, le fue imposible.

—Retírese a la sala de estar—ordenaron al nipón.

—¡Oigan, ustedes!—el entrenador de Sing se incluyó en la escena, él también había subido las escaleras para hablar con el chico mientras bebía una copa—, este chico es amigo de Sing, déjenle pasar—mencionó mientras se acercaba a Eiji.

—Pero...—los hombres dudaron.

—Escucha, yo me encargó habla con él, ¿Si?—el entrenador le habló a Eiji.

—Bien—Eiji asintió.

—Tiene un pase especial colgando del cuello, ¿Alguna otra prueba?—el entrenador volvió a dirigirse a los guardias—. Escuchen, allá abajo la gente se ésta impacientando y si sigue encerrado ahí provocará un alboroto, este chico puede convencerlo. Háganse ya a un lado—dio un ligero empujón en la espalda de Eiji lo que lo hizo avanzar al frente.

El azabache se detuvo antes de chocar contra los guardias, los miró y sonrió nerviosamente. Estos lo vieron de arriba a abajo, centrándose especialmente en aquel pase de su cuello y después de unos segundos le permitieron avanzar. Eiji así lo hizo, viendo una última vez al entrenador antes de acercarse a la puerta con cierta determinación.

Fue hasta la puerta de madera blanca de la habitación—¿Sing?—pronunció girando la manija, dándose cuenta de que la puerta estaba abierta. No dudo en adentrarse a la habitación, la cual estaba totalmente oscura—¿Estas aquí?—volvió a cuestionar, mientras buscaba el apagador del cuarto, para iluminarlo un poco.

—¿Eiji?—la voz del chico se escuchó dentro.

Eiji lo encontró y encendió la luz, divisando casi de forma inmediata la figura del menor recargada en la orilla de la cama—¿Qué haces ahí Sing?—se aproximo a él. 

—Vete—pero el chico habló sin voltear a verlo—Déjame solo por favor Eiji—continuó. 

Eiji fue capaz de apreciar el tono quebradizo con el que salían las palabras de la boca de Sing, frunció ligeramente el entrecejo y camino hasta tomar su hombro haciendo que volteara a verlo—¿Qué pasó?—cuestionó.

Sing giró hacia Eiji, pero rápidamente descendió su vista con dirección al suelo—Me duele mucho Eiji...—susurró. 

El nipón lo soltó y se colocó en cuclillas para estar a la misma altura—¿Qué te duele Sing?—llevó su mano hasta la mejilla del muchacho rozando con delicadeza su rostro inflamado por los golpes recibidos con anterioridad—¿Es por el golpe?—Eiji quería hacer contacto directo con la mirada de Sing. 

"DESDE QUE TE FUISTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora