Shorter estaba enamorado. Totalmente enamorado, ¿De quién?. De un pequeño y dulce chico que lo admiraba y seguía a todos lados, no le importaba mucho la diferencia de edad, por qué a pesar de eso él sabía muy bien que ese chico de esforzaba por alca...
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*Gracias a que oí en la radio esta canción, se me ocurrió la historia owo. No sé su va mucho al caso en este capítulo, pero igual la dejo xD*
—Aquí tienes, bebe un poco de té,—Berwin le ofreció una taza a Yut-Lung, quien estaba apoyado en sus rodillas observando la ventana.
El chico no tenía ánimos, llevaba viendo el mismo escenario ya unas horas, soltando uno que otro suspiro. Su rostro estaba pálido, sus ojos se habían achicado de tanto llorar por la madrugada, con ojeras, un poco rojo e inflamado su rabillo, no pudo conciliar el sueño. Hasta hace poco había dejado de llorar, al parecer las lágrimas se le habían secado o quizá, se había cansado de tanto llorar. Su cuerpo le dolía, en especial el pecho, simplemente tenía demasiada fatiga.
—¿Por qué estás siendo tan amable conmigo?—me cuestionó tomando la taza algo dudoso.
—No soporto ver a mi bella esposa llorar—acaricio su barbilla.
Pero Yut-Lung ni siquiera se inmutó. Parpadeo pesadamente mientras bebía un poco de la taza.
—¿Quieres comer algo?, no deberías de saltar los horarios de tu medicina.
—Yo...—suspiro.
—¿Qué pasó?, ¿Por qué no me lo dices?—Berwin se puso a su altura.
—(¿Cómo decirle que "Ya no quiero tomar la medicina"?)—pensó Yut-Lung sintiendo como el calor de la respiración del contrario chocaba con mejilla.
—Desde que comenzaste a llorar anoche no pudiste formular ni una sola oración, ahora que ya estás más calmado, dímelo. ¿Acaso fui muy rudo?—le beso la mejilla.
Yut-Lung no pudo ser capaz de percibir el acto, no sentía nada. Se sentía helado.
—No fue eso...
Yut-Lung no tenía claro los pensamientos dentro de su cabeza cuando comenzó a hablar, no sabía ni siquiera cómo continuar. Empezó a tensarse, su corazón se estrujó.
Cuándo, de repente, la tensión se desvaneció dando paso a unos fuertes latidos, puesto que un grito se escuchó proveniente de la entrada de la mansión.
—¡Yut-Lung!—era una voz familiar—¡Yut-Lung!
El azabache contrajo sus pupilas mientras observaba la cara de Berwin quién formó rápidamente un gesto de desagrado.
—¿Qué es todo ese escándalo?—musitó incorporándose.
—Ah...— Yut-Lung también intento ponerse de pie.
—¡Yut-Lung!, ¡¿Estás aquí?!, ¡Sal, Yut-Lung!—la voz seguía insistiendo.
—¿Qué es ese alboroto?—Berwin estaba molesto—¡Hey, ¿Qué está pasando?!—le llamó con un grito al guardia que custodiaba la puerta de esa mansión.
