Shorter estaba enamorado. Totalmente enamorado, ¿De quién?. De un pequeño y dulce chico que lo admiraba y seguía a todos lados, no le importaba mucho la diferencia de edad, por qué a pesar de eso él sabía muy bien que ese chico de esforzaba por alca...
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Al mismo tiempo, pero casi al otro lado de la ciudad, dentro de la recepción de un gran hotel, Yut-Lung fungía como invitado junto a su "acompañante". Era una cena para celebrar el cumpleaños del anfitrión, quien parecía ser amigo íntimo del señor Berwin.
En la entrada fueron recibidos por la amistad. Yut-Lung se limitó a sonreír aferrado al brazo del otro, mientras que él se jactaba de su propia presencia.
Las miradas y cuchicheos se mostraban a medida que se aferraba en el lugar, Yut-Lung estaba acostumbrado a ello, pero en esta ocasión era diferente; estaba seguro de que no se centraban únicamente en lo bello de su apariencia, sino en que ahora era un adorno más de aquel hombre.
El amigo los condujo hasta las escaleras, las cuales lucían una hermosa y larga alfombra roja, con el brillante piso pulido de fondo, creando un elegante escenario. Ahí, los invitados posaban ante una cámara para obtener una fotografía de recuerdo, cortesía del festejando para con sus invitados.
—Más vale que sonrías—Berwin le habló cerca del oído al chico de cabellera larga.
Antes de ser los siguientes en turno para la fotografía. Yut-Lung ligeramente asintió, acomodándose con la punta de sus dedos el mechón que su peinado dejaba caer en su rostro.
—Pasen por favor—el camarógrafo descubrió su rostro de la tela que estaba fijada en su cámara y les invito a pasar.
Era Eiji.
—Oh—Yut-Lung no avanzó al verle, bastante sorprendido de toparse con su presencia en ese lugar.
—¿Qué pasa?—Berwin volteó a verle con un gesto en su entrecejo—Avanza—le tiró del brazo.
—S-sí—Yut-Lung agachó la cabeza y avanzó siendo arrastrado por Berwin.
Eiji noto el movimiento del chino—Hola Yut-Lung—dijo en voz baja.
Ambos se posicionarnos frente a la cámara, Yut-Lung se encogió en sus hombros al oír a Eiji, sintiendo como Berwin descendía una de sus manos por su espalda hasta llegar a sus glúteos. Eiji volvió a ocultar su rostro para enfocar a la pareja. Yut-Lung tembló ligeramente, sus mejillas sonrosaron. Definitivamente encontrarse con Eiji en ese lugar resultó de la peor forma, Yut-Lung hubiera preferido nunca tener que pasar por ese tipo de situaciones y menos con esa persona.
—Sonrían, por favor—Eiji les indicó.
A Yut-Lung no le quedó de otra, más que alzar su rostro y enmarcar una sonrisa fingida para posar ante la cámara.
Después de eso, Berwin condujo a Yut-Lung al comedor, donde el chico apenas probó unos cuantos de los bocadillos que ahí ofrecían. Llevándolo de mesa en mesa para presumirlo con sus amigos.
El color en las mejillas de Yut-Lung cambiaba a una tonalidad cada vez más, sus piernas temblaban tanto que pensaba que en cualquier momento podía caer de rodillas y apenas podía controlar su respiración. Su nerviosismo aumentaba más con cada roce que Berwin imponía sobre su cuerpo y a este parecía divertirle.
