Rosas y canela

1K 88 28
                                    

Narra Adrien.

Mis ojos no se apartaban de sus labios, simplemente la deseaba. No sé si por miedo a perderla algún día por mi culpa o porque alguien más podría arrebatarme esa felicidad.

Hace mucho tiempo no era completamente feliz, pero desde que ella ha estado presente en mi vida, desde aquel instante en qué le di el paraguas sentía algo en el fondo de mi corazón; y no sabía que era. Hasta que el destino me sonrió, ofreciéndome la felicidad por la mejor chica que conozco y por su alter ego que es muy fuerte, apasionado y valiente. En ese momento era muy feliz y era gracias a Ella.

La agarré bien fuerte de los muslos y le deposité un gentil beso en los labios. Cuando fui a apartar mi rostro ella lo tomó entre sus manos y me acercó de nuevo a su rostro para besarme. Había una tensión en el ambiente, pero una tensión que excitaba.

Ella me besaba con lujuria, con mucho deseo.

Fui subiendo lentamente mi mano por su espalda, acariciándola por debajo de su blusa de pijama, y su cuerpo estaba suave como la seda y tibio al tacto.

--- Espera un momento. --- me dijo.

Dejé que se bajara, y buscó entre sus gavetas algo. Ella sacó una vela aromática, y la encendió. Apagó la luz de su habitación y esta quedó con poca luz y con un delicado olor a rosas y canela.

Luego me acerque a ella y la cargué de nuevo.

Prosegui a pegarla contra la pared del cuarto, para poder apoyarla y así usar ambas manos; A lo que ella en un intento torpe me quita el suéter y acaricia mi pecho.

Luego con ambas manos le acaricio los pechos, los aprieto con suavidad con cuidado de no lastimarla. Ella soltó un leve gemido que me estremeció. Tomó mi rostro y me indicó que le besara el cuello, así que eso hice. Besé su cuello, le propine algunos mordiscos e incluso le lamí hasta llegar a uno de sus senos.

Tomé uno de sus senos con mi mano, le lamí el pezón, y se lo chupaba, tal como a ella le gustaba.

La llevé a la cama y le dije:

--- Hoy, tú eres mi gatita. --- Ella asintió, aprobando mi deseo de tener el control.

Abrí la corredera de mi pantalón y bajé mi pantalón con mi ropa interior; luego le tomé la mano y la puse sobre mi miembro, para indicarle como acariciarme. Ella solo accedía a mis peticiones.

Después de que masturbara, la tomé de la nuca y la acerqué, ella tomó mi p*ne y lo puso dentro de su boca. Y empezó a introducirlo más en su cavidad bucal y a sacarlo a un ritmo que yo le marcaba.

Conforme pasaba el tiempo, más rápido lo metía y sacaba de su boca, siempre sin quitarme la mirada de encima. Ella lo sacaba de su boca, lo lamía, lo acariciaba y lo volvía a meter; hasta que le dije que parara.

La puse en la cama, en posición de perrito, la besé desde la nuca hasta sus caderas. Bajé lentamente su short de pijama para quitarselo y le puse las manos detrás de la espalda, para poder someterla. Le lamí ahí abajo para que entrara sin dificultad mi miembro, sin embargo ella estaba muy apretada, así que froté mi p*ne sobre su v*lva para darle placer y así se estimule la lubricación.

Con cuidado de no lastimarla introduje mi miembro despacio y lo sacaba cuando notaba que estaba estrecho. Así sucesivamente, hasta que entró completamente.

Entonces la agarré firmemente de los brazos y le introduje todo mi miembro de una embestida --- Ella gimió --- la jalaba hacia mi, mientras con el Vaivén de mis caderas la embestia rápidamente. --- Así me gusta, me decía. --- Ella me pedía que le diera más duro. --- Dame más duro gatito.--- gritaba. Entonces le di una nalgada. La agarré de las caderas y la jalaba con más fuerza hacia mi, y la empujaba para poder penetrarla con profundidad, así seguimos por unos minutos, hasta que ella dijo casi entre gemidos. --- me vengo...--- así que empecé a aumentar la velocidad, y sentí como su vag*na se estrechó, mientras ella reprimía sus gemidos y apretaba con fuerza las sábanas.

Yo estaba casi a punto de venirme también, a lo que ella dijo. --- échamelo todo dentro. --- así que la embesti con más fuerza y rapidez, hasta que me vine dentro de ella. Sentía como mi entrepierna palpitaba.

Me separé de ella y me recosté a su lado. Muy cansado.

Ella me dió un beso en la frente, y lo siguiente que recuerdo es que todo se tornó oscuro.

NO OLVIDES DEJAR TU VOTO O COMENTARIO. GRACIAS. ADEMÁS PUEDES SEGUIRME.

A Tu Lado SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora