Los eones comenzaron a salir del lugar mientras las ideas se mezclaban en mi cabeza sin forma de ordenarlas.
Me mantuve llorando en el suelo hasta que Samay me tomó de los hombros haciendo que me pusiera de pie, nos habían permitido ir al momento del exilio de Nefi.
Al principio me negué no podía ver como lanzaban a mi única amiga a un lugar del que nadie había salido, no sé conocía ni un solo registro de alguien que volviera.
Pasado un rato acepté ir no había podido despedirme de Nefi no sabía si podría hablar con ella, al menos eso también me daría una oportunidad para rogar misericordia, necesitaba que su palabra fuera retractada en esta ocasión.
El sello era un rastreador eso encontraron los togtes ¿Para qué querían ponerme un rastreador los arcontes? ¿solo iban a decirme eso? ¿Las demás cosas que Osdeus dijo no importaban en el caso?
Nada encajaba, esas «visiones» o lo que fueren, sentía que no podría con tantos pensamientos a la vez mientras Samay me llevaba casi arrastras halando de mi brazo, me detuve para preguntar a donde íbamos.
—Vamos al mar de cristal, eso te va a ayudar a tranquilizarte ¿podría cargarte? Así es muy difícil llevarte. — Extendió sus brazos para que me subiera.
—Puedes hacer conmigo lo que quieras, ahora no me importa —, la miré con expresión sombría.
—Bien, entonces arriba. — me abrazo y despegó con un impulso que me dejó bastante aturdida.
No siempre podía apreciar la dimensión central desde esa perspectiva, podía saltar muchos metros de altura entre estructuras algunas veces podía llegar a planear en el aire por un momento.
Pero esos metros de «vuelo» no eran muchos, todo era diferente viéndolo desde aquí, tanto oro y joyas solo me hacía pensar en la avaricia de algunas creaciones imaginando como preferirían matarse entre ellos para quedarse con la mayor cantidad de objetos.
Su extensión está próxima como la de mi raza, algunas veces no encuentro el sentido del Gran Juez para crear seres como esos y luego solo ir pocas veces a intentar resolver el caos que hay en esas dimensiones.
—Samay ¿Crees que todo lo que hace los poderes está bien? — Vi que comenzábamos a llegar a nuestro destino. La respuesta que obtendría sería muy cuestionable, sin un libre albedrío total no podría ser sincera en su respuesta.
—Claro, él es perfecto, a veces hay cosas que no podemos entender por qué no está dentro de nuestra comprensión —, dijo ella sonriéndome.
El mar de cristal estaba como siempre de deslumbrante no importa cuantas veces lo viera cada vez iba a impresionarme.
Nos sentamos en la orilla por un rato en silencio hasta que Samay comenzó a cantar realmente era un sonido hermoso, los eones siempre tiene la fama de otorgar paz, pero ella en particular te daba una paz que no podías entender.
—Nunca te había escuchado cantar en tantos años trabajando juntas, creo que ni siquiera cruzábamos palabras para otra cosa que no fuera las misiones —, dejó de cantar al escuchar mis palabras.
—No quería incomodarte es que solo canto aquí frente a este mar, hay algo que me hace sentir confiada. — Miraba el fondo como si pudiera ver lo que ahí habitaba.
—Tienes razón es un lugar muy tranquilo, no tienes que dejar de cantar suena realmente hermoso. — Le sonreí.
Ella se levantó indicándome que ya debíamos volver, debía reportarse con su nuevo superior hasta saber si el equipo se restablecerá.
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Hija De Guerreros 🛡️
FantasyLa realidad está dividida en dimensiones con variadas razas que viven en cada una de ellas, algunas conocen la existencia de las otras, las demás solo lo ven como un mito. Karlesti es un neutrino que por la inminente muerte de sus padres fue dejada...