Capítulo 6 - Ostracismo

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El sonido de las trompetas de los eónes hizo que supiera que el momento había llegado.

Mi cuerpo se negaba a moverse, luché por un rato contra la necesidad de gritar hasta que Samay entró en la habitación trayendo un manto blanco que debíamos usar para poder estar presentes en la expulsión.

Hice aparecer mi armadura de batalla y sobre esta me puse aquel manto que cubría de mi cabeza a los pies la cual desprendió un brillo que ceso cuando terminé de ajustarla, era algún tipo de protección que la capitana me explicó a detalle, pero que solo escuché un par de palabras.

—Vamos Karle, ha llegado la hora. — Tomó mi mano para comenzar a ascender hacia el lugar donde seríamos transportadas.

—¿Puedo estar cerca de Nefi? — Susurré a su oído.

—No creo que puedas, siempre los sentenciados están rodeados de un grupo de nak -o en el momento del salto al lugar de obscuridad —.

Esperamos a las afueras del cuartel para ver como salía Neferet encadenada como si fuera una de las peores criminales, quien en algún momento entraba por esas puertas dando órdenes llena de galardones y reconocimientos ahora salía rodeada de custodios totalmente humillada imposibilitada hasta para volar.

No veía al Gran Juez así que me acerqué intentando buscar una forma de tocarla o hablarle, el nak - o que estaba al mando inclinó su cabeza indicando que podía acercarme.

No había mucha distancia entre ambas, pero corrí hacia ella para abrazarla entre las cadenas, sabía que los eónes no podían llorar, pero podría jurar que vi como una lágrima rodó por aquella perfecta piel de su rostro.

—Te voy a sacar de esto, lo prometo. — La abracé tan fuerte como pude, por un momento quise correr con ella, pero eran demasiados no podría contra tantos nak - o.

—Es parte de la profecía, no te preocupes por mí. — Me besó en la mejilla mirando hacia un lado de mí, por lo que me di la vuelta para ver como un símbolo aparecía en el suelo, desde ahí haríamos el salto a la dimensión del vacío.

Tuve que alejarme dando espacio para que los nak - o siguieran escoltando a Neferet. Samay y yo íbamos detrás de ellos en completo silencio.

Esperamos por un rato más de pie sobre el símbolo luego el Gran Juez apareció enfrente de nosotros a lo que todos respondimos arrodillándonos ante él.

—El momento ha llegado. — Luces de distintos colores comenzaron a salir de debajo de nuestros pies a través del símbolo que se había tallado, unos segundos después nos encontrábamos flotando en medio de la nada.

La luz del Gran Juez comenzó a llenar el lugar haciendo que la figura de un agujero negro apareciera frente a nosotros.

Nunca había estado tan cerca de uno siempre está la posibilidad de ser arrastrado sin poder escapar de allí, los mantos que nos cubrían impedían que fuéramos absorbidos por aquel imponente cuerpo celeste.

Quería preguntar a Nefi por sus palabras, pero no era el momento para eso, debía rogar misericordia.

—Gran Juez sé que eres perfecto en todas tus decisiones, te pido que tengas misericordia de Neferet, me entrego en su lugar para cumplir la sentencia. — Me incliné como pude hacía él.

—Karlesti ya no es momento de ruegos, la sentencia fue dada, no puedo reemplazarte por ella, no cometiste ninguna infracción. — Inclinó su mano haciendo que las cadenas que ataban a Neferet se soltaran.

Intenté continuar rogando, pero Samay me hizo entender que era demasiado tarde para salvarla de ser enviada al lugar de obscuridad.

Tendríamos que seguir nuestro plan de buscar a la primera creación.

El Gran Juez comenzó a hablar expresando las consecuencias que tenía desobedecerle, tomó a Nefi entré su mano que la hacía ver tan pequeña e indefensa.

—Una de las testigos de esta expulsión tendrá que dar una marca vital para sellar el castigo dándole validez —, uno de los nak - o decía esto mientras se dirigía a mí.

—Daré la marca vital. — Comencé a acercarme al nak - o para que pudiera cortar mi muñeca y marcarla con mi sangre.

Los poderes inclinó su mano dejando ver a Neferet en un estado de somnolencia, me dejé guiar por el nak - o quien me extendió una daga, no lo hizo él como me había dicho Samay.

Sabía lo que debía hacer corté mi muñeca dejando que la sangre cayera en el pecho de Nefi.

Me incliné para escuchar lo que decía entonces tomó mi muñeca derecha donde tenía el sello y escuché que me decía, —acepta el sello —, un dolor recorrió toda mi muñeca, pero no reaccioné de ninguna forma.

Neferet fue cubierta por la mano del Gran Juez para ser lanzada dentro del agujero negro, así lo hizo, se elevó por sobre todos dejándola caer dentro de este.

La necesidad de ir hacía ella era profunda, pero el dolor que me recorría no me dejaba pensar con claridad, en un segundo todo había terminado todo volvía a ser obscuridad para aparecer nuevamente en la dimensión central.

Devolví el manto a uno de los nak - o que me lo pedía, escuchaba sus palabras con eco, no podía mostrar el dolor que recorría todo mi brazo.

Intenté caminar hacía donde estaba la capitana, pero solo quería dejarme caer en el suelo, la miré a los ojos, pidiendo ayuda sin pronunciar palabras ella se acercó a mí permitiendo que me apoyara en su hombro.

—Estás congelada ¿Qué te está pasando? — Intenté pronunciar palabras, pero no pude.

—¿Qué pasa Karlesti? — Insistía ella buscando una respuesta de mi parte.

Me tomó entre sus brazos despegando velozmente, todo parecía perder sus colores no sabía que estaba viendo eran imágenes a mucha velocidad.

Ya había visto esto antes en una de esas visiones aquella criatura amorfa, esa voz, era la voz de una mujer diferente a la que escuché en la primera visión.

Escuchaba que sus palabras se repetían haciendo que todo se volviera más confuso, sentí como me acostaban en un lugar que no podía ver, continuaba viendo estas imágenes girando unas sobre las otras.

—¡Ya no más! — Grité sintiendo que mi cabeza iba a salirse de su lugar.

La imagen borrosa de Samay comenzó a hacerse clara frente a mí, ella estaba viendo con extrañeza mi brazo, intenté guiar mi mirada para apreciar la razón de su expresión entonces pude ver como aquella pequeña marca que ocupaba mi muñeca se había tornado blanquecina.

Ya no parecía una cicatriz, todo estaba empeorando a pesar de ello sentía paz en mi interior, aquel dolor por el castigo de Nefi además del dolor físico en mi brazo se había disipado.

—Neferet sabía la razón de la marca, ella me dijo que la profecía debía cumplirse. — Me senté sintiendo que mis pensamientos se aclaraban.

—¿La profecía de la que hablaba Osdeus? — Movió su boca hacía un lado como acostumbraba a hacer cuando no le convencía lo que se le estaba diciendo.

—No creo que Neferet se haya unido con esos seres, pero ambos saben lo que está ocurriendo, ella me pidió que aceptara el sello, no entiendo lo que eso significa. — Pase mi dedo siguiendo el relieve de la marca sobre mi brazo.

—Ya no estoy segura de que sea oportuno seguir ocultando todo esto, hay que contarle al Gran Juez—, esas palabras no podían ser ciertas, todo esto que pasamos para que ahora quiera dejarlo en manos de alguien más.

—No capitana, aún sigo siendo tu superior, los casos se intentan resolver, cuando no hay solución se pasan a otro poder, no hemos investigado nada, no puedes decir más de esto. — Me levanté mostrando que no estaba jugando con lo que decía.

—¡Ya no eres mi superior directo, no puedes darme órdenes! — Extendió su mano dejándome ver una luz que salía de su mano.

...
Gracias por leer.
~Erzebeth Bathory~

Hija De Guerreros 🛡️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora