capitulo 19.

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A medida que Naruto subía los escalones del suntuoso castillo de los Hyuga; su visión se iba haciendo cada vez mas borrosa. Sus oídos martilleaban, ¨Debo detenerla¨-se repetía-, pero cuando levanto la vista, parecía que todos hubieran desaparecido. En su lugar, había una joven desdentada, el joven bajo la mirada, y en sus labios se dibujo una mueca de soledad. Después lanzo un grito de angustia que resonó entre los tres mundos.

Naruto se despertó de su pesadilla sobresaltado.  El reloj que colgaba en la pared no dejaba de sonar, y con su mano derecha cogió un zapato y lo estrecho contra el aparato, haciéndolo estallar. 

—Naruto —escucho una voz de afuera de la puerta.

—Diga?

—¿Eres tu? —era una voz masculina.

Naruto se sentó en la cama y trato de pensar con claridad. 

—Si, soy yo...

Quiso consultar el reloj de la pared, pero estaba completamente echo pedazos. No sabia que hora era. ¿se habría pasado del medio día?

—Tenemos que hablar cuanto antes.

—¿Quien esta detrás de la puerta?

—Soy yo tarado, soy sasuke.

—Dame treinta minutos.

—Bueno, pero mueve el culo, cerdo. —le grito su amigo desde afuera.

Naruto se dirigió al baño; se dio un baño rápido, se lavo los dientes; y salió como una bola de gas de la habitación.

Sasuke que lo había estado esperando mas de media hora; lo siguió por todo el pasillo.

—¿Por que no enmiendan el error?

Naruto se encogió de hombros como si el tema no le interesara.

—Un malentendido sin importancia, por un acto sin importancia. Pero; nosotros los demonios cometemos errores casi diarios.

El Uchiha le dirigió a Naruto una mirada inquisitiva.

—¿Errores?

La palabra ''error'' no formaba parte del vocabulario de Sasuke. Puesto que para él los errores se dejaban en manos de los mismos Santos.

—Pareces escéptico, Sasuke —dijo Naruto —Sobre todo por que esto es lo que eres. Un demonio que comete errores.

—No lo tengo muy claro —musito pensativo el pelinegro.

—Bueno, tal vez error, no era la palabra adecuada, solo intentaba adaptarme a su lenguaje.

A los ojos del chico demonio, le llevo un rato adaptarse a la luz, y un rato más largo para que el resto del cuerpo se adaptara al hedor. Olía a cerrado, a herrumbre, a cerveza rancia, a todo rancio. A través de la penumbra, pudo distinguir hileras de pequeñas mesas redondas y una alta barra de bar, casi de su altura. Las botellas se apilaban en estanterías que se extendían hasta lo alto del techo, tan alto que los largos candelabros parecían colgar de la nada.

El polvo cubría cada superficie y cada botella.

Sasuke le dio un codazo.

—¿No existe ninguna especie de hechizo que evite que nuestras narices puedan oler esto?

—No, pero se me ocurre que quizás algunos hechizos de Hotaru nos serviría en estos momentos.

—Vaya temperamento, chico. Se supone que tú eres uno de los buenos ahora, ya sabes uno de los chicos buenos.

|Frenesí|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora