Ganaste la batalla, pero no la guerra.

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Dos mejores amigas platicaban en la comodidad de la habitación de la azabache mientras escuchaban música.

-Me alegra que el asunto de nuestros novios sea aparte de nosotras.

Le dijo la ojiazul agitando un juguito de caja, a lo que Alya asentía.

-Si, nuestra amistad no se verá afectada por la guerra de nuestros novios.

Dijo sonriendo, agitando un juguito también.

El ceño de la azabache se frunció al recordar algo, pero intentó seguir sonriendo.

-Si, aunque hayas hablado con mi suegro y hayas hecho que nos dieran una plática sobre educación sexual traumática, eso no afectará nuestra amistad.

Dijo la azabache sin la intención de recordarle todo lo que le había hecho pasar su amiga con tal de ayudar a su novio. Solamente lo quiso mencionar.

-Exacto, y aunque tu hayas hablado con mi hermana haciendole creer que Nino tenía las peores intenciones conmigo, no nos afectará.

Dijo casi en un reclamo para después sonreir y brindar juntando sus juguitos, habiendo quedado olvidado.

-Nunca nos enojaremos.

Habló Marinette mientras Alya asentía sonriendo.

De la nada un lloroso Adrien entró a la habitación de la chica en busca de la misma, quien al encontrarla corrió y la abrazó.

-¡Estas viva!

Le dijo entre llanto incontrolable mientras Alya miraba todo eso intentando aguantarse la risa.

Marinette aún abrazando al chico con preocupación, miró como su amiga miraba complacida todo y entrecerró los ojos.

-Fué Nino ¿Verdad?

Preguntó y la morena no tuvo otra opción más que confesar, asintiendo y soltando una carcajada.

En eso entró Nino con su pierna aún rota y rió al igual que su novia.

-¡Ja! Idiota. Dame cinco papichurra.

Celebró Nino acercandose a su novia chocando sus manos.

Marinette miró con indignación a su amiga y negó.

-Olvida lo que hablamos, nadie hace llorar a mi amorcito. Adrien, estoy de tu lado.

Le dijo fuertemente al chico que aún escuchaba con calma como el corazón de su amada latía, haciendo que la risa de Alya parara y su ceño se frunciera.

-¡Ah si! Pues Nino, estoy de tu lado.

Y así la morena se levantó del diván y se fué al costado de Nino, quien al ver como el universo le ponía la situación en bandeja de plata, empujó a Adrien con su muleta, quién cayó sobre la pobre Marinette.

Aveces las cosas que no se planean son las que mejor resultan.

El par contrario rió a carcajadas al ver sobresalir debajo del pecho de Adrien las coletas de Marinette, y a este adolorido al haberse pegado en la nariz.

El rubio se levantó en cuanto pudo y miró asustado a la aplastada chica que en lugar de quejarse, lo miraba con complicidad.

Esta tomó una bocanada de aire y exclamó.

-¡Aauch. Mi mano! 

Y gaciendo otra actuación magnífica, Alya miró algo asustada la situación mientras Nino sentía que el karma existía.

Adrien se quedó inmovil hasta que Marinette lo miró feo, entendiendo que el también tenía que actuar.

-¡Qué accidente accidentoso que hasta siendo que me accidento!

¡No Soy Idiota!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora