"El Poemario Maldito"

Perros y gatos

La clase de Transfiguración acabó, y con ello todos los alumnos comenzaron a recoger sus materiales y a abandonar la clase.

"¡Conway, espera!" Llamó Freddy, logrando captar la atención del joven Gryffindor. La muchacha que lo acompañaba dijo algo que no alcanzó a oír, y tras asentir Conway, se alejó, abandonando la clase.

Ahora, su atención estaba a su entera disposición.

"¿Qué quieres, Trucazo?" Preguntó, cruzándose de brazos y apoyándose sobre uno de los pupitres mientras Freddy lo alcanzaba.

"Necesito que me eches una mano con algo." Anunció, ganándose una cansada vuelta de ojos. "En serio neno, si no fuese una emergencia no me echaría la carrera que me he echado para pillarte,chorbo."

"A ver, preciosa, ¿qué te pasa?" Cedió Conway, burlándose del tono de protesta de su amigo, que no hizo otra que acompañarla con una expresión de molestia.

Por muy extraño que pudiese parecer, este tipo de conversaciones eran las que fundamentaban su amistad.

Era raro definir su relación como amistad, pero ambos compartían que ya eran suficientes años conociéndose y compartiendo alguna que otra comida, intercambiando cartas en verano y estudiando juntos como para limitarse al apodo de "conocidos".

Jack y Freddy Trucazo se conocieron en su primer año en la escuela, en los vagones del Expreso de Hogwarts. Por aquel entonces, la callada chica que siempre lo acompañaba aún no había recibido su invitación, (o, al menos, no se habían conocido) pero habían hallado cómoda compañía en el otro.

Ahora, años después, no era que se hubiesen distanciado, ya que mantenían sus tradiciones de mandarse cartas durante las vacaciones, y se seguían saludando con cortesía en los pasillos, y compartiendo risas cuando alguien sufría un severo daño en su dignidad. Pero podría decirse que, en parte por la diferencia de horarios y de casas, tenían menos ocasiones para retomar sus charlas.

No era que ellos fuesen partícipes o apoyasen la leyenda tan avivada por los rumores y los años de que Slyhterins y Gryffindors no compartían más que odio los unos por los otros, pero a veces aquel cuento era más que una fina cortina, pero apenas un pequeño muro que les complicaba verse.

"Verás neno, como ya sabes, este es un año importante para los equipos de Quidditch de nuestra escuela-"

"Sí, porque este año, los alumnos miembros de un equipo que tengan diecisiete años, podrás presentarse por primera vez a las eliminatorias, que son un proceso de selección del Quidditch para los jugadores que muestran gran talento pero que aún son menores." Se adelantó Jack, interrumpiéndolo.

"Exacto," asintió Freddy. "Por eso, este-"

"Este año las pruebas antes de que se abran las listas van a ser más severas, y por ende habrá muchos más entrenamientos; porque la señorita Hooch quiere asegurarse de que vais lo suficientemente preparados para poder superar las pruebas eliminatorias del periodo de selección," siguió, de nuevo interrumpiendo al joven Slytherin, que escuchaba en silencio.

Trucazo tuvo que respirar hondo para no responder a Conway de mala manera por interrumpirle ya por segunda vez.

"Sí." Dijo, esperando a que volviera a interrumpirle. Al ver que Conway no añadía nada más, se apresuró a continuar. "Y precisamente porque necesito ese tiempo para entrenar y asistir a las pruebas-"

"Vas a tener que descuidar tus estudios para dedicarte al entreno." Interrumpió, de nuevo.

Freddy perdió finalmente los papeles.

"¡Ah chorbo, si te sabes tan puto bien lo que voy a decir, directamente dame la puta solución! ¿No crees, neno?" Protestó, moviendo las manos de un lado a otro, inquietas. Sin embargo, el rostro de Jack permaneció impasible.