11:24 am.
Niendorfer Marktpl, Anna Warburg Schule.
Hamburgo, Alemania.— Mierda Mark, apaga eso.
Una voz delicada extranjera me despierta de mi sueño donde estoy en una pequeña mesa de color rosa con un dinosaurio tomando el té.
A tientas apago la alarma con la canción ruidosa que le puse, estirándome después giro para ver a la dueña pelirroja de esa encantadora y recién levantada voz.
Ella mantiene los ojos cerrados y se abraza a las cobijas que la noche anterior yo le puse para calentar lo frío de su cuerpo.
Me siento en la cama y tallo mi cara algunas veces para despertar por completo, quito las mantas de encima mío, recojo del suelo mi hoodie colocándomela después, ya que antes de dormir me la quité durmiendo con el torso desnudo.— ¿Cómo dormiste pequeña? - la observo desde fuera de la cama, ella se encuentra sentada observándome detenidamente.
— Bien, muy bien, solo que terminaré muerta al llegar a casa.
— No te preocupes, mamá llamó a tus abuelos anoche, ellos saben dónde estás y dijeron que podías quedarte.
Suelta un gran suspiro. — Genial, gracias Mark. - Se levanta de la cama mientras yo saco ropa de mi pequeño closet de color negro con puertas de cristal, se queda observando los alrededores de la habitación terminando su vista en mi. — ¿No tendrás ropa de mujer?
Los dos nos reímos juntos, comenzamos a buscar algo de ropa que pueda usar de la mía, toma un suéter que a mi me queda bien, solo que a ella le queda algo por no decir que demasiado grande. Lo pone en la cama junto a sus zapatos deportivos.
— Solo falta una falda y calzoncillos. - Mira el suéter que dejó en la cama con una sonrisa ladeada.
— Usa unos calzoncillos míos, hay en el cajón e iré a buscarte una falda y una toalla limpia para que puedas bañarte.
Ella solo me sonríe en agradecimiento y salgo de mi habitación. Entrando a la habitación de mamá en busca de alguna falda que no encontré por cierto, en mi búsqueda algo fallida ya que encontré una toalla nueva que mamá acababa de comprar la semana pasada que tendré que pagarle pero eso no es problema, me topé con una fotografía de ella con papá, ellos muy jóvenes y felices.
La dejé en su lugar, salí a paso rápido de la habitación de mamá hacia la mía, cuando entré vi a la ansiosa de Inna esperándome a la cual solo le entregué la toalla morada que acababa de encontrar.
— Solo queda preguntarle a Jan si tiene una. - Le digo riendo a lo que ella nerviosamente ríe igual.
— Y ¿si no tiene? - Está preocupada.
— No te preocupes pequeña puedo bañarme rápido e ir a tu casa por una, encontraremos una solución, tenemos tiempo.
Me sonríe y para mi sorpresa me abraza a lo que no me demoro mucho en corresponder, se siente bien. Me mira detenidamente con sus ojos verdosos hermosos y se acerca a mi hasta quedar a centímetros de mi cara, nos miramos por unos largos segundos hasta alejarse nerviosa de mi y mirar hacia todos lados. Me puso más nervioso a mi y haciéndole señales de que saldría a buscar su falda corrí de ese lugar hasta la puerta de la habitación de mi estupido hermano Jan.
Toc toc toc
Un chico adormilado habré la puerta tallando su cara con su antebrazo.
— ¿Qué necesitas Mark?
— ¿Crees que tengas una falda por algún lugar de tu armario? - Le sonrio inocentemente el muy confundido me mira tratando de descifrar mi rostro y la situación.

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Tú no a mi.
RomanceMark un chico de 17 años después de la repentina muerte de su novia Marcela, conoce a una chica que comienza a interesarle aunque es un amor prohibido, pero ¿Qué pasa si Marcela de alguna manera regresa a la vida de el y de sus amigos? Nunca despegu...