Capitulo siete.

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1:04 am
Hamburgo, Alemania.
Schweizer Haus, Handermans Weg.

Salimos los tres de casa, para mi sorpresa ya había un taxi fuera. Lleva una calcomanía la cual enuncia taXiruf 441011, el auto es de un color aperlado.
La conductora es una señora de unos 43 años aproximadamente, cabello castaño y nudoso, robusta y alta de ojos oscuros, aunque podría equivocarme por que ya no hay luz, es de noche. Subimos a el pequeño taxi, para mi gran suerte me tocó ir en el copiloto, Jan e Inna en la parte de atrás.

Vaya mierda.

Podía verla por el retrovisor, ella solo mira a Jan que emocionado y risueño le cuenta alguna historia que era una completa mentira, mi hermano es un mentiroso cuando de ligar a una chica se tratase.

Algo conectó en mi cerebro.

Nuble mi vista mientras los vagos y rápidos recuerdos venían a mi mente.

— No vengo por un café, vengo por ti.

— Escuché que irías a la fiesta...

— Hablé con Jan, me dio su número.

Jan si le dijo que iría yo con él pero...

— ¿Ustedes se conocen?
Su cara de sorprendido...

Ella nunca le habló de mi.

— ...no me iré sin ti de aquí.

Ella solo fue por mi a la cafetería por que no sabía donde estaba nuestra casa, ella esperó hasta que cerraran para llevarme con ella.
Ella me consoló solo para no tardarnos y largarnos de la maldita cafetería...

Rabia.

Eso es lo que siento después de haber sido usado, sin darme cuenta. Ver cómo se burlan de ti en tu cara te da rabia, enojo que quieres golpear algo.

¿Sabes que es lo peor?

No poder demostrar tu enojo, tu rabia, tu indignación, guardártelo te hace sentir esto aún más fuerte, por que no somos nada.

La miro por el retrovisor y miro en su cara lo que no quería ver, interés en el, eso me hace darme cuenta que es verdad. Ella me usó, yo fui sincero y confié algo que no sé lo confié ni a mi madre...

Aprieto mis puños hasta dejarlos blancos, después los suelto junto con suspiro de rabia y dirijo mi mirada a la ventana que queda a mi derecha viendo cómo los pinos y árboles pasan por la velocidad del auto.

— Todo se paga chico. - me dice la conductora del taxi, me llama la atención su frase y volteo a verla con interés.

— ¿Que?

— Esa chica..., acuérdate que ellas siempre se pierden de lo mejor, no tú. - voltea a verme fugazmente para volver la vista a la carretera. — Yo he vivido más que tú muchacho, no quiere decir que sea más madura pero si he aprendido cosas y siendo taxista de tiempo completo algunas veces pasa esto, los que suben aquí no pueden ocultarme sus sentimientos, las personas son como un libro abierto.

— Gracias. - le doy una de mis sonrisas torcidas y regreso la mirada a la ventana empañada por la brisa. Ahora todo el mundo cree que debe de ayudarme.


...

La casa de Adler está igual como la recuerdo pero ahora hay por todos lados alcohol, chicos y chicas besándose, chicos bailando, chicas bailando arriba de mesas, gente vomitando, música, luces de colores y la luz apagada.

Tú no a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora