Damián Fox

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Padres novenos

Desde el primer día que supe que estaba embarazada sabría que esto no sería fácil.

Tratamos de hacer todo lo posible para que no naciera un 9/9 pero lastimosamente el día 9 de septiembre nació mi hija.

Para mi y Damián esto ha sido todo un reto, pero todo se volvió más difícil cuando nuestra pequeña tuvo que entrar a el jardín de niños.

Desde que la dejamos en el jardín tenemos ese miedo de que nos llamen a decir que nuestra niña mató a uno de sus pequeños compañeros.

Sería mucho más fácil si la educamos en casa, pero esa no es la vida que queremos para ella, no la queremos excluir de los demás niños.

Por esa razon ese lunes por la mañana cuando recibí una llamada del jardín mi corazón dejó de latir.

Nunca antes me habían llamado, yo solo esperaba lo peor.

-buenos días, hablo con ___?- preguntó una señora, supuse que sería maestra de mi hija.

-si hablas con ella, pasa algo?- pregunté nerviosa de la respuesta.

-No es nada grave, sólo que su hija tiene algo de fiebre será mejor que uno de sus padres la recoja- el alma me volvió al cuerpo.

-Claro! Ya mismo voy por ella, muchas gracias por avisarme- respondí ya más tranquila.

Colgué la llamada y respire tranquila. Solo tenía fiebre no había lastimado a nadie.

Tomé mi teléfono y le escribí a Damián.

___: nos llamaron del jardín...

Damián: dime por favor que no lastimó a otro niño.

___: no solo esta enferma

Damián: menos mal solo es eso, ser papá de una pequeña novena es muy difícil.

___: ni me digas, bueno pasaré por ella

Damián: yo le comprare medicamentos y le llevare algunos conejos para que se entretenga, nos vemos en la casa.

Tomé las llaves del auto y salí a recoger a mi pequeña.

En un par de minutos ya me estaba bajando del carro y dirigiéndome a el salón de mi hija.

Cuando llegue la vi justo al lado de la maestra estaba sentada entretenida viendo sus pies.

Cuando noto que llegue salió corriendo a abrazarme.

-Mami! Llegaste!- dijo emocionada.

Me sorprendía su gran parecido a Damián cada vez que la veía. Ella era como Damián pequeña y niña. Su mismo cabello y los mismo ojos.

Me despedí de la maestra para llevar a mi chiquita a casa. Se veía bastante cansada y tenía un poco de fiebre.

Cuando llegamos a casa vi el auto de Damián, ya había llegado.

Abrí la puerta de la casa con mi hija todavía en brazos. Cuando entramos vi a Damián en la cocina sacando los medicamentos, que había comprado, de una bolsa.

𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜𝑠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora