Capítulo 11

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Desecho al enterarse de lo que me había pasado, por culpa de Santiago, había sido mi propio padre quien se lo había contado y lamentándose, se sintió muy culpable y le pidió perdón.

_ Perdóneme por lo que más quiera. Yo no sabía que era usted con quien mi hija tenía una relación.

_ Claro, pero si se hubiera tratado de un hombre humilde y sin dinero, usted lo hubiera mandado a volar ¿No es así?

_ Joey, mi hija y su hijo están mal y la culpa no es solo de Santiago, si no, mía también. De verdad lo lamento de todo corazón.

_ Le creeré sí ambos, tanto su esposa, como usted, cuidan de ella y de mi hijo, mientras estoy aquí.

_...

_ Estaré en contacto con ella todos los días.

_ Así será. Sé que su situación es complicada y que no puede volver, así como así. Mi hija me lo contó todo.

_ Ella ha sido la más afectada en todo esto y no se lo merece. Señor, de verdad yo la amo. Me enamoré de ella desde el primer día que la vi, y por eso la ayudé y cuidé de ella.

_ Lo sé y quiero agradecerle por ello, por todo el tiempo que la cuidó, mientras estuvo viviendo con usted allá en Londres.

_ De nada señor. Lo haría una y mil veces por ella, porque la amo.

_ Lo sé, ahora lo sé muchacho. Podrás comunicarte con mi hija todos los días. Te lo prometo.

_ Gracias, don Eugenio y cuídela, cuídenla este tiempo, mientras yo regreso. Regresaré por ella.

_ Así lo haremos. Es una promesa.

_ Gracias...

Afortunadamente los doctores habían detenido la hemorragia y pudieron salvarle la vida a nuestro hijo, pero debido al sangramiento, mi embarazo había pasado a ser de alto riesgo, de modo, que tenía que guardar reposo hasta que diera a luz.

Llorando, me acaricié el vientre y solo le agradecí a Dios, y luego pensé en Joey con todo mi amor.

<< Espero que regreses pronto mi Joey. No quiero que nuestro hijo nazca, si tú no estás presente. >>

Mi padre entró a la habitación, me miró todo arrepentido y yo lo miré con mis ojos tristes, llenos de lágrimas.

Días después...

Recostada en mi cama, mis padres no se separaban de mí y yo agradecida de ellos, ellos cambiaron del cielo a la tierra conmigo.

Yo les había contado toda la verdad de lo que había pasado con Santiago aquel día, para nuestra postura de argollas y ambos desconcertados, lo comprendieron todo y mi padre deseó matarlo con sus propias manos.

Aquel poco hombre no se había aparecido para nada en nuestro hogar, después del daño que nos ocasionó a mi hijo y a mí.

Estaba muy tranquila, ya que la relación con mis padres por fin se había arreglado. Ahora estábamos más unidos que nunca, pero a la vez, me sentía muy triste, porque extrañaba con todo mi corazón a mi amado Joey. Ya estaba pronto a cumplir los tres meses de embarazo y él aún no podía regresar.

Hablábamos todos los días y hasta nos hacíamos videos llamadas, pero no era lo mismo, y ahora que yo no me podía mover, pensaba que sería imposible el que él me llevara con él, y eso me entristecía aún más.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi celular sonó...

_ Hola, mi niña hermosa.

_ Hola mi Joey, mi vida – sonrió.

&quot;Mi señor de los ojos celestes&quot; { Fanfic Joey Tempest } (Reeditada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora