El Primer Beso

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La helada noche que azoto el distrito de Trost tomo por sorpresa al joven de cabello castaño claro de dieciséis años de edad, el invasivo frio y la falta de abrigo no solo le fastidiaban, una cualidad (o defecto) nato de el es su facilidad a la hora de resultar fastidiado, si no que también lo pusieron en una situación complicada, la casa de su madre quedaba muy lejos de su posición actual y su cuartel también estaba alejado -Keith va a matarme...- Musito el joven mientras negaba con la cabeza, frotándose las sienes intentando pensar como llegar a alguno de los dos puntos lo mas rápido posible. Si bien podría usar su equipo de maniobras para llegar a alguno de sus dos destinos eso le costaría una buena multa y muy probablemente su posibilidad de ser parte de la policía militar (sin mencionar, por supuesto que olvido su equipo en su habitación) el joven grito furioso al verse en semejante situación, pero al ver que no tenia ninguna otra opción decidió caminar.

No paso mucho tiempo hasta que el muchacho se encontró con un acogedor bar, iluminado por la luz de sus lámparas de aceite y sin pensarlo dos veces se adentro en el en busca de cobijo, y de ser posible una bebida caliente

-Buenas noches, un té, por favor- El cantinero lo vio de pies a cabeza con una sonrisa burlona, y luego de negar tres veces le respondió

-Mira chico, esto es un bar, aquí se vende alcohol así que compra bebida o lárgate- Jean no se percato en ese momento, pero la peste a alcohol invadía sus fosas nasales como si fuesen sus botas luego de un entrenamiento mañanero, quemando el interior de su nariz cual fuego ardiente (y desagradable también)

-Bien, entonces sírvame una bebida- Pronuncio luego de una pausa ¿La respuesta? El cantinero volvió a reírse de el

-Eres muy jovencito para beber ahora... lárgate de mi bar- Jean, ni corto ni perezoso golpeo la mesa de la barra con la insignia de la tropa en mano (¿Acaso olvide mencionar que su mal humor también es una de sus peores/mejores cualidades?)

-Mira, pedazo de mierda- Susurro para no perturbar a los ebrios que lo rodeaban -Soy un maldito soldado que esta siendo entrenado día a día para salvarte el culo en el hipotético caso de que los titanes rompan la muralla como lo hicieron con la muralla Maria, así que muestra un poco de respeto y al menos sírveme algo para beber antes de que te rompa el cuello- En si, Jean no podía romper ni siquiera una rama aun así que esta amenaza hubiera sido en vano si no hubiera funcionado a la perfección, el cantinero completamente intimidado le sirvió un trago al chico el cual le calentó cada parte de su cuerpo, al fin recobraba la temperatura.

-¿Cuántas llevo?- Pregunto Jean en un claro estado de ebriedad, habían pasado horas ya desde que encontró ese bar pero la noche estaba lejos de terminar

-Las suficientes- Respondió tranquilamente el cantinero mientras retiraba la botella de la mano del castaño, quien intento aferrarse a ella como si se tratase de lo único que lo mantenía con vida -Ademas, un compañero tuyo vino por ti muchacho, creo que es hora de que te vayas- Jean, confundido y a la vez fastidiado pues su bebida fue interrumpida giro lentamente para ver de quien se trataba y frente a sus ojos se encontraba aquel dulce y apuesto compañero, su amigo Marco Bodt

-Vamos Jean... en serio ya bebiste mucho- Marco no le permitió responderle cuando ya lo cargo de un brazo para que ambos caminaran hacia la salida -Apestas a alcohol... ¿Cómo terminaste aquí? -

-No lo sé -

-Vamos, debes dormir lo suficiente para entrenar mañana, recuerda que nos despertaremos a las cinco de la mañana- Dijo Marco mientras movía la cabeza de Jean un poco para que este no quede inconsciente estando de pie -No estamos lejos de mi casa, podremos pasar la noche ahí – Marco era consciente de la situación, ambos estaban lejos de las barracas, pero muy para la suerte de ambos Marco vivía por la zona así que lo llevaría ahí sin pensarlo dos veces

-Tengo frio... - Susurro Jean, recostando su cabeza en el hombro del chico de pecas. Inmediatamente sintió como este le ponía una manta encima

-Siento que sea una manta... pero es lo que pude sacar de mi casa camino aqui, me dijeron que estabas patrullando esta zona así que supe que te encontraría por aquí-

-Gracias... - El castaño se aferro de la manta, la cual tenia un agradable aroma a canela ¿Cómo era esto posible? No lo entendía, pero parte de el bien sabia que el aroma a canela en si es el aroma de Marco, se sentía raro olfateando esa manta ¿Por qué lo estaba haciendo?

-Ya casi llegamos – Los pensamientos de Jean fueron interrumpidos por la alegre voz de Marco, anunciando el fin de su pequeña travesía nocturna -Vamos, no hay nadie en casa así que podrás dormir en mi cama, yo dormiré en la de mis padres- ¿La cama de Marco? Seguramente estaría repleta de aroma a canela... canela... ¿Por qué seguía pensando en la maldita canela? ¿Por qué le emocionaba la idea de dormir en la cama de Marco? Logro perderse en esa discusión interna que tenia consigo mismo mientras Marco lo llevaba a su habitación

-Bien, todo listo – Marco sonrió viendo su propia cama, una cama con varias mantas, preparada para una helada noche como esta -Hare algo caliente para ti, mientras tanto metete en la cama- Marco se retiro de la habitación dejando a Jean solo, este cerro sus ojos y suspiro, maldiciendo por dentro, puesto a que el dulce aroma estaba en todas partes como si el alcohol de ese pestilente bar se tratara, salvo que evidentemente este aroma era mas agradable, mas acogedor en definitiva este aroma hacia feliz a Jean, lo hacían sentir en casa de alguna extraña manera.

Jean procedió a quitarse su uniforme para luego sumergirse en las sabanas que, como bien habran adivinado, huelen a canela. Los pensamientos de negación de Jean se vieron interrumpidos por unos leves golpes en la puerta

-Jean, voy a pasar- El pelinegro entro en la habitación luego de esta advertencia, con taza en mano llena de un humeante y delicioso té -Te hice un té, tres cucharadas de azúcar, como te gusta- El pecoso se sento en la cama dejando la taza en la mesa de luz para así acomodar las mantas y sabanas sobre Jean, arropándolo como si de un niño se tratase (En si lo es, es un niño y esta ebrio pero eso creo que ya todos lo sabemos) -Mañana te dolerá mucho la cabeza, pero podre ayudarte con algo de medicina, o al menos eso espero-

-Canela...- Susurro Jean, Marco lo vio confundido

-¿Canela?-

-...Canela... todo... apesta a canela ¿construyeron esta casa sobre un cementerio de Canela? -Pregunto fastidiado, viendo la taza de té -¿Es te de canela a caso?-

-No... y no se de que canela me hablas, yo no huelo nada... ¿Tan ebrio estas que imaginas aromas? – Jean saco sus manos de debajo de las sabanas para señalar a todas partes

-Todo huele a canela, completamente todo... ¿Hay velas con aromas y yo no me entere? – Expreso el chico cruzándose de brazos, ya esto parecía un berrinche de niñito... un niñito ebrio -Hasta tu hueles a canela... - Susurro apartando la mirada, Marco alzo la ceja

-¿Yo huelo a canela? ¿Eso te molesta? –

-Si – Giro los ojos para luego ver a Marco, sus miradas se conectaron por unos segundos -Me molesta... que huelas tan bien- Estas ultimas palabras hicieron sonrojarse a Marco

-¿O-oler bien? – Su voz temblaba, no era muy bueno recibiendo halagos y menos de sorpresa

-Si... me molesta muchísimo... que un chico... que un chico me guste tanto- Jean al estar cruzado de brazos aprovecho para apretarlos con todas sus fuerzas ¿Qué esta diciendo? Realmente el alcohol tomo el control de su ser, porque jamás se le escaparia este secreto y menos frente a el...

-J-jean creo que realmente te afecto el alcohol, será mejor que me vaya, yo...- Marco giro su cabeza y en ese preciso instante sintió la mano de Jean en su nuca, este lo giro para que se vean unos segundos para así poder robarle un dulce beso, un beso de nada mas unos pocos segundos ya que el alcohol (¿o la vergüenza?) venció a Jean, quien se tumbo en la cama, durmiéndose no sin antes pronunciar unas ultimas palabras

-Tambien... tu beso supo a canela...-

Marco se retiro de la habitación, tocándose los labios, rojo como un tomate "¿Me beso? ¿Jean Kirsten me beso?" Se preguntaba sin cesar en la cabeza "¿No estaré borracho yo? Esto es un sueño... debe ser un sueño..." Marco sonrio bobamente para luego soltar una pequeña risita para luego dirigirse a la habitación de sus padres, recostándose "Su beso supo a alcohol... ¿Podre pedirle uno de verdad?" Se cuestiono antes de cerrar los ojos para sumergirse en sus sueños.

Mañana será un nuevo y muy distinto día.

El Primer Beso [Jeanmarco] [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora