Ardiente, placentero y nocturno
¿Qué es?
Un juego Unisex.
Disponible es North Site junto a su capitana Jean Williams.
¿Te atreves a jugar?
[Anteriormente llamada: El virgen & la Zorra.]
-BRXNCE
-Hey ¿vas a la fiesta de esta noche? – pregunto acercándome donde Dylan. Últimamente se me ha hecho muy habitual estar con él en los recesos y en las clases de matemáticas. Era una persona que me agradaba, aunque su humor era de perros aveces.
-¿Por qué iría a esa fiesta? – no aparta su mirada del libro.
Ruedo los ojos y se lo quito. -¡Hey, eso es mío!
-Y este es mi tiempo perdido al hablarle a alguien que no me toma en cuenta. – Bufo tirando el libro sobre la mesa. – Anda a la fiesta. Corrección: ven conmigo.
Observo como toma el libro y lo guarda en su mochila.
Hoy había llegado con un nuevo corte de cabello, por lo cual su meneo constante de cabeza ya no estaba, cosa que extrañaba, era parte de su esencia.
-¿Y por qué iría contigo? ¿Para que crean que soy tu juego de este fin de semana? – dice alzando sus cejas. – La respuesta es no.
Bufo.
-Nadie creería eso, ya que mi chico está listo y elegido. – sonrío. – venga, ven conmigo y de paso fumamos igual que hace unas fiestas.
Ya estaba preparada para oír su negación, si lo hace no me sorprendería. Él era la clase de chico que prefiere mil veces quedarse en casa adelantando materias antes de ir de fiesta o en busca de una chica.
De una u otra forma me recordaba a mi cuando empecé la universidad. Junto a Ashley y Broke aprendí a beber, fumar y más. Las tres éramos nuevas en eso y fue mucho más cómodo ser todas inexpertas, era más fácil, ya que no había nadie que pudiese burlarse de algo que hiciéramos mal. Cabe mencionar que la primera vez que fumé marihuana tosí como si el mundo se acabara, ni cuando tenía gripe mi tos era tan seca como en ese momento. Luego de eso me reí junto a mis locas amigas, que tenían hasta lágrimas en los ojos por verme sufrir.
Cuando ya había perdido toda la fe en que él contestaría algo, ya que iba como perro faldero detrás de suyo luego de salir de la biblioteca. Voltea y me detiene colocando una de sus manos en mi hombro.
-¿Me vas a seguir hasta que diga algo?
-Si.
-Bien – lame sus labios. – iré, pero con una sola condición.
-Escúpelo.
Con que ya fuera estaba más que completada y satisfecha. Era un logro desbloqueado.
-Olvida tu juego mínimo por esta fiesta.
No puede ser.
-¿y por qué mi juego está de por medio? ¿Tanto te molesta?
-Sí, me molesta imaginar que me vas a dejar solo por ir a menearle el trasero a un chico cualquiera. Venga, eres más que eso. Sí lo vas a hacer que no sea al frente mío que me da nauseas.
Río. – Vale, lo prometo. – estrecho mi mano. – pero a cambio tú fumarás hierba conmigo. Si no tengo sexo esta noche tengo que divertirme quitándote lo virgen con la marihuana.
-Esto sí que se puso interesante, querida Jean.
Toma mi mano y sonrió.
Esta noche se viene interesante.
***
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Ya estaba lista y preparada. Junto a mi había un Dylan nervioso y bien vestido – mucho, para mi gusto. – ya que su conjunto se basaba en una camisa celeste a cuadros, junto a un pantalón caqui. Era como si un padre, de esos adictos al golf, fuera el asesor de imagen de mi amigo.
-¿Cuándo me dejaras elegir tu ropa? Pareces mi padre. – menciono tomándolo del brazo al entrar en la fiesta.
-¿Acaso tu padre es tan guapo como yo?
Río – no era un cumplido, cerebrito.
-No lo percaté, hace tiempo que no tomo en cuenta los comentarios negativos de ti hacia mi vestuario.
Siempre era así, una batalla de comentarios sarcásticos, burlescos o simplemente graciosos de ambas partes. No nos llevábamos de maravilla, a quién voy a engañar. Pero era divertido estar con él, a pesar de nuestras muchas diferencias.
La fiesta era de un chico que no conocía, ni siquiera sé qué fraternidad era esta. Mis manos seguían enrolladas alrededor del brazo de mi amigo mientras avanzabamos por el primer piso de la casa. Era lo típico: parejas bailando y meneando todo, algunos bebiendo, otros tirados en el suelo ya borrachos y otros en su mundo luego de tener una sesión con la amiga marihuana.
Ese era mi objetivo esta noche.
-Bien, Dylan. Hoy fumaremos y tomaremos shots de tequila.
-¿Tequila? Eso no era parte del trato. – gruñe ladeando la cabeza.
-No seas aguafiestas y déjate llevar. Si estás en una fiesta vívela como yo lo hago. – añado preparando ya unos vasos con tequila. – en otras palabras, hagámonos mierda esta noche.
Le entrego un vaso antes de alzar el mío y hacer una cuenta regresiva de tres para tragar el líquido al seco. Sentía el ardor del trago en mi garganta, cerré los ojos ladeando mi cuello, pero al abrirlos descubro que mi compañero sigue con el vaso intacto en su mano.
-¡Hey, bébelo! – indico.
-No bebo, Jean. Respeta eso.
-Yo no soy infiel a mi juego y mírame, estoy contigo, un chico clase V en vez de ir detrás de un pene para esta noche. Así que bebe antes de que me enoje.
Rueda los ojos antes de acercar el vaso a sus labios y tomarse el líquido de una sola tragada. Su rostro era un verdadero poema, se frunció más que cuando uno come limón.
-¡Esto es asqueroso! – exclama entregándome el vaso. - ¿Por qué les gusta lo malo?
Río.
-Créeme, luego de un rato ya no es tan malo.
-Bueno, tomé uno y juro que no quiero ninguno más por el momento.
-Qué lástima, porque sí tendrás que beber más...
-¿Acaso quieres emborracharme para aprovecharte de mi cuerpo?
Río nuevamente.
-Si quisiera aprovecharme de ti no acudiría al alcohol. – confieso al mismo tiempo que relleno los vasos. – Para eso hay otras sustancias, querido.
Solo me observa antes de asentir.
Creo que entendió mi referencia.
Le entrego el vaso con tequila y vuelvo a contar hasta tres para beberlo, esta vez sí bebió al mismo tiempo que yo, para luego él mismo rellenar los vasos y hacer la cuenta regresiva.
