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Hyunjin no había pensado en huir con Seungmin, solo pensó en entrar a escondidas y verlo para contarle como habían sucedido las cosas pero al ver como estaba atentando contra su vida decidió llevárselo con él.

Habían tantas cosas en contra, como que el castaño no tenía un trabajo, su casa, si es que se podía considerar una, era muy pequeña y humilde para lo que el rubio lo estaba acostumbrado y lo que más le preocupaba, como iba a lograr sacarlo de ahí sin que se pusiera mal.

Pero lo intentaría, no podía dejarlo, Seungmin estaba tan perdido como él si no estaban juntos, al proponerle que se fuera con él se tensó de inmediato y no era para menos pues jamás salía de su habitación.

-Me odio- Dijo el rubio con un profundo dolor en su mirada.

-¿Por que dices eso? No hables así, tenemos que idear un plan e intentarlo- Dijo mientras le acariciaba el cabello.

-Te juro que de solo pensarlo ya me empezaron a sudar las manos, quiero hacerlo Hyunjin pero no creo lograrlo, soy un inútil- Las lágrimas comenzaron a caer y el castaño las limpió con besos.

-No quiero que te vuelvas a insultar así, si te escucho de nuevo me enojaré contigo y te aplicaré la ley de hielo- Lo besó con ternura y Seungmin le regaló una pequeña sonrisa.

Seungmin tomó una mochila de su armario y la llenó con algunos cambios de ropa y otras cosas, tenían que apurarse pues faltaba poco tiempo para el amanecer.

Ya estaba todo listo, al menos eso parecía pero por dentro le aterraba pensar que estaría lejos de su lugar seguro, el único lugar que lo hacía sentir bien.

Se pararon junto a la ventana, esa ventana que era el único escape de Seungmin, con cuidado de no cortarse con los vidrios de esta la abrieron.

-Seungmin mirame- Le tomó del rostro con ambas manos y le dio un pequeño beso -Bajaré primero y después tú, estoy contigo y nada malo pasará.

-¡No! ¡No puedo!- Seungmin se alteró más rápido de lo que pensó Hyunjin.

-Cierra tus ojos, yo te guiaré, necesito que te relajes y pienses en nuestro jardín, falta muy poco para que puedas oler y tocar esas flores.

Diciendo aquello y sin dejar de abrazar a Seungmin lo guió de a poco a la ventana, le dijo que subiera a su espalda, no era tan difícil subir ni tampoco bajar pero al tener el peso de Seungmin sobre la espalda todo se complicaba.

Seungmin se aferraba a él temblando un poco, estando a nada de llegar al suelo el castaño no tuvo un buen agarre y ambos cayeron.

Seungmin que mantenía los ojos cerrados los abrió de golpe muy asustado, ambas manos las tenía sobre el pasto, era nuevo para él tocarlo, con la poca luz que había miró su ventana a lo alto y comenzó a sentir que su garganta se cerraba, Hyunjin se levantó y lo tomó del rostro suavemente.

-Shhh, mirame- le dijo dulcemente -Subirás de nuevo a mi espalda y cerrarás los ojos ¿está bien?.

-S-si, pero m-me estoy ahogando.

-Eso no pasará, yo estoy junto a ti.

Diciendo aquello el rubio subió de nuevo a la espalda del castaño y salieron lo más rápido posible de allí.

Seungmin cerró sus ojos y acercó su rostro al cuello de Hyunjin, su olor y su calor le hacían sentir seguro, solo se concentraba en que el amor de su vida había vuelto de nuevo a él y no podía dejarlo ir por nada aunque eso le costara tener que enfrentar sus peores miedos.

Después de una larga caminata tomaron un taxi, Seungmin se aferró al cuerpo de Hyunjin, nunca abrió sus ojos y el taxista los miraba raro por la escena que montaron al subirse.

Iba casi sobre Hyunjin, lo abrazaba fuertemente y tenía una pierna sobre él, un poco más y estaría a horcajadas sobre él.

-Soy irresistible- Le dijo Hyunjin al señor del taxi luego de bajarse y pagarle.

-Ya me di cuenta joven, si aplica para las chicas también espero y me cuente su secreto.

Hyunjin levantó la mano a modo de despedida y siguió su camino junto a Seungmin, ya había amanecido y el rubio podía sentir los rayos del sol tocar su piel, el viento soplaba un poco y revolvía su cabello.

No era tan malo después de rodó, aún con los ojos cerrados estaba descubriendo el mundo junto a Hyunjin.

-Bebé, ya llegamos, me dejaste la espalda destrozada, pero lo haría mil veces si fuera necesario.

Abrió la puerta y entró aún cargando a Seungmin, cerró y lo bajó pero este al pisar el suelo volteó a abrazarlo más fuerte.

-No me sueltes por favor, tengo mucho miedo.

-Abre tus ojos y mirame.

-No puedo- Se negaba moviendo la cabeza de un lado a otro rápidamente.

-Si puedes mi ángel, solo concentrare en mi y no en tu alrededor.

-Tengo miedo pero no quiero ir a casa, ayudame.

El castaño notó como la respiración de Seungmin comenzaba a agitarse, pero no le dio oportunidad de que le diera un ataque pues lo tomó del cuello y lo besó apasionadamente.

Sus lenguas chocaban generando pequeñas cargas de electricidad en el cuerpo del rubio, poco a poco empezó a relajarse y se dejó llevar mordiendo y succionando los labios contrarios.

Era la primera vez que se besaban de aquella manera, sus corazones latían con fuerza, se amaban, ambos se amaban más allá de lo que podían imaginar.

💮

Nayeon, la nana de Seungmin, sabía porque Hyunjin estaba ese día en la habitación de Sehun pero prefirió callar ya que necesitaba la manera de desenmascararlo frente al señor Kim y ya sabía que iba a hacer para regresarle la alegría a Seungmin.

Se dirigía a la habitación del rubio antes de llevarle el café al señor Kim, después de haber tocado cinco veces se dio por vencida y luego de amenazar a Seungmin con tantas cosas como fueran posibles abrió con la llave que tenía de copia.

-Mi niño te traje tu desayu...

Salió de la habitación despavorida y entró al despacho del señor Kim sin tocar, el hecho de que encontró la ventana rota no le asustaba tanto como el hecho de que Seungmin no estuviera en su habitación.

-¿Por que entras de esa manera a mi despacho?

-¡Señor! ¡Es Seungmin!

-¿Que sucede con mi hijo? ¿Otro ataque de ansiedad?- Miró a Nayeon preocupado.

-¡No! ¡Es que Seungmin no está!- Dijo llorando desesperada.

-¡¿Que?!

Desde Mi Ventana ♡ Seungjin/HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora