4. Días fastidiosos.

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Thommas:

Me da un papel con su dirección y se va con su típica caminada ridícula.

Blanqueo los ojos y abro el papel. Cuando leo su dirección frunzo él ceño. No tenía idea de que ella vivía cerca de donde yo vivo. Era por eso que siempre decía que tenía que dejar su auto, creí que era una excusa. En realidad, venía caminando porque estaba cerca.

Suspiro y salgo del instituto para dirigirme a mi auto y llegar a casa. Pero antes de poder salir, me doy cuenta de que una maestra me está mirando. Vuelvo a fruncir el ceño y le devuelvo la mirada con enojo. Él se aparta al instante y se va. Simplemente decido ignorarlo y me voy.

Cuando llego a casa me encuentro con Adam, como siempre, con una sonrisa,

—¡Hola, Thommas! —exclama y se acerca a mí para abrazarme.

—Hola, hermanito.

Se separa de mí y se va a la cocina, seguramente, a servir los platos para almorzar. Sonrío. Él siempre quiere hacer todo.

Miró en dirección a la escalera y termino suspirando.

No va a bajar a comer. Nunca lo hace. Al menos, ya no más.

¿Algún día cambiará Will?, me pregunto, a pesar de que sí sé la respuesta.

Will es el hermano del medio. Yo soy mayor que él por un año y sé que no le agrado. Al menos, así actúa él, como si no le agradara nadie. Él no me habla desde que entendió por completo la realidad, no lo hace con nadie ni en la casa ni en otros lados, supongo. Ni siquiera sé si tiene amigos y eso me enoja. Me gustaría que nos lleváramos mejor, pero él no permite que nadie se le acerque. Por eso ya no lo intento. Paré de intentarlo hace un año.

Me duele aceptarlo, pero Will no va a cambiar.

—¡Thommas, ven! Vamos a comer.

Sonrío y voy con él.

Adam es el hermano menor. Tiene diez años y me quiere así como yo lo quiero a él. La verdad es que Adam y yo éramos hermanos comunes, pero él se acercó más a mí cuando... Él se unió más a mí cuando... Odio decirlo.

Cuando nuestros padres nos dejaron.

Lo hicieron cuándo Adam era un bebé y, sinceramente, he pensado muchas veces en la razón por la que decidieron abandonarnos, pero no lo sé. Vivíamos como cualquier familia común, un día yo desperté y no los encontré. Entré a su cuarto y lo único que encontré fue un sobre, cuando vi que ese sobre contenía dinero supe que nunca los volvería a ver.

Y fue desde ese momento que Will se alejó de mí, de mí y del mundo.

No sé cómo lo hice, pero logré mantenernos a salvo. Cada mes recibo un sobre con dinero. Ese sobre no dice quién lo manda, pero sé que son mis padres, ya que solo ellos nos mandarían dinero.

Sé que andan por ahí. Y también sé que no tienen la valentía de dar la cara.

Logré hacer buen uso del dinero. Ahorré con lentitud, pero cuando tuve el dinero suficiente compré ésta casa. Tenemos una vida relativamente buena y común. A excepción de que no tenemos padres, claro. Si alguien entrara a esta casa nunca se imaginaría que estamos solos.

Mis hermanos están antes que todo. He logrado mantenerlos a salvo... Y eso es algo de lo que estoy muy orgulloso.

—¿Hoy viene la chica? —pregunta Adam mientras toma su sopa.

—No, esta vez yo iré a su casa.

—Ah, ¿cuándo te vas?

—Me temo que ahora mismo, Adam. Nos vemos más tarde. —me despido.

❤️¿Los opuestos se atraen?❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora