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Narra T (media noche)

Camine-trote hasta el baño del parque que por suerte estaba vacío, me recargo en lavamanos buscando estabilidad, elevo mi brazo derecho y con mi mano izquierda trazo una línea imaginaria en la mano que escribo recorriendo aquel toque desorientador. La sensación fue… tan real, una especie de electricidad me recorrió en esa zona.

Miles de preguntas me llenan la cabeza con miles de dudas con respecto a…eso. Nunca nadie me había hecho sentir así.

¿Qué me sucede?

No puede ser lo que sea que estoy pensando, niego rápidamente ante el rumbo de mis pensamientos. Abro el grifo y lavo mi rostro con la fría agua, respiro repetidas veces frente al espejo observando mi rostro nervioso.

Me golpeo mentalmente al darme cuenta de que dejé botado a Harry por huir como una princesa.

A lo largo de la noche el ambiente comienza a alegrarse, la música cada vez más movidas resuenan por todo el lugar, la mesa ha sido arrinconada para crear la gran pista de baile. Mis amigos esparcidos por el lugar haciendo competencia con el alcohol.

–Voy por un trago –le digo a Thomas mi compañero de esta noche, asiente tontamente y sigue coqueteándole a una rubia.

Camino entre los montones de gente hasta llegar junto a Matt y Harry que no notan mi presencia y siguen hablando.

– ¿Y cómo va todo con… él? –pregunta Matt, las facciones de Harry se endurecen y niega rápidamente llevándose el vaso a los labios.

–No quiero hablar de eso –contesta forzadamente, noto su voz entrecortada y su mirada vacía, mi corazón da un vuelco.

–Tenemos que hablar de ello ¿sabes? –dice Matt ignorando al rizada dolido que está a su lado. Harry agacha la cabeza y parpadea un par de veces evitando llorar.

–Permiso, chicos, quiero una bebida –digo apareciéndome junto a ellos evitando que Harry se deprima y tenga que contestar preguntas que le duelen, los dos dan un brinco al oír mi voz, finjo no parecer sorprendido.

Matt se hace a un lado dejándome ver las hieleras, tomo una botella de agua, la abro y me la llevo a los labios. De reojo puedo observar a Harry suspirando de alivio por  mi presencia, sonrió feliz.

La música es interrumpida, miro la hora, once con cuarenta minutos. Stephen entra sosteniendo un gran pastel en sus manos de forma rectangular y cubierto de dos largas velas en el centro con el numero veintiuno. Todos volvemos a cantar a coro "feliz cumpleaños" mientras Harry esta rojo de vergüenza y no sabe a dónde mirar, centra su vista en las velas encendidas y las apaga, todos rompen en aplausos y vítores para el rizado.

Con la mirada le hago señas a Matt que rápido capta la idea y se lleva a Harry a otra parte, Stephen se queja diciendo que su madre se rompió el lomo haciendo el pastel para que le hiciera el desplante, todos reímos ante la respuesta de Matt.

–Tranquila reina del drama, ahorita volvemos a comernos el pastel y más te vale cuidarlo para que nadie le meta mano.

Se llevó al rizado por los hombros hasta posarlo junto al gran árbol, por suerte nadie se dio cuenta y siguieron con lo suyo, bailando. Matt le vendó los ojos. Esperé unos segundos para acercarme y encender las lámparas del árbol. Hice mis veinte respiraciones para tranquilizar mi pulso acelerado, recordé el regalo y corrí hasta detrás de las bocinas tomando mi mochila y sacando la gran caja larga que yacía dentro.

Me levanto rápidamente para ir junto a Harry y sin verlo venir siento como un líquido frio cubre mi camisa favorita, ya empapado me alejo un paso  y hago malabares, con una mano tomo el regalo y con la otra trato de escurrir mi camisa.

Hey, Harry. larry stylinson |auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora