xxii. the phantom

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You're a good boy and I love you

You're a good boy and I love you

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Anne

Con la cabeza apoyada en una de las ventanillas traseras del coche de Kie, y mi vista clavada en el jugueteo nervioso de mis manos, mi mente se trasladó a lo que había pasado hace apenas unas horas en The Wreck: Pope yéndose, enfadado y dolido, con la moto de JJ a por gasolina para el barco; la pelea entre Kiara y su madre; el helicóptero y los coches de la policía en busca y captura de John B; la conversación con JJ.

El beso con JJ.

Levanté levemente la mirada para observar la silueta de JJ justo en el asiento delante de mí. Y suspiré. Era increíble lo muchísimo que podían cambiar las cosas en apenas unos instantes, de como parece que estás a punto de tocar el cielo con la punta de tus dedos y, en el último momento, todo comienza a desvanecerse delante de tus ojos y comienzas a precipitarte hacia un vacío sin límites. Porque creo que así es como me siento: vacía. Se ha vuelto tan complicado lidiar con todo lo que está pasando que o bien me dejo llevar y termino rompiéndome por completo o bien aparto todos los sentimientos que se comienzan a arremolinar en mi interior, drenando mi cuerpo de cualquier emoción o pensamiento para poder seguir manteniéndome de una pieza, al menos hasta que consigamos mantener a John B fuera de cualquier peligro. Y, sin duda, a pesar de manejar dos opciones, sabía que la correcta era la segunda. No podía fallar a mis amigos, no ahora que es cuando más me necesitan. Cuando más nos necesitamos.

— Hogar, dulce hogar —las palabras de JJ provocaron que volviera a la realidad. No podía seguir lamentándome de lo que nos estaba pasando. No ahora.

Kiara detuvo el coche justo en frente de la puerta principal de la casa de los Maybank, y mientras el rubio se había quedado observando la entrada desde su asiento, inmóvil, Kie y yo cruzamos una mirada de preocupación antes de que mi amiga decidiera ser la primera en decir algo.

— ¿Quieres que vaya? —se atrevió a preguntar. JJ no respondió, simplemente apartó la vista de la casa y se quitó la gorra para poder pasar las manos por su pelo, señal de que estaba nervioso. Muy nervioso— Porque yo voy —insistió Kie, juntando sus labios en una especie de sonrisa como muestra de apoyo.

— No —contestó JJ, moviendo la cabeza de un lado a otro.

— JJ —lo llamé, asomándome por el hueco entre los dos asientos para poder hablarle a la cara y no a su nuca. Pero en cuanto conectó sus ojos con los míos y el nudo en el estómago comenzó a agrandarse, supe que había sido mala idea. Demasiado pronto. Aun así, carraspeé un poco e intenté seguir con total naturalidad— No tienes por qué enfrentarte a esto tú solo.

— No os preocupéis, en serio. Solo será un momento —habló, abriendo la puerta del coche y colgándose la mochila a su espalda mientras se dirigía a la puerta de su casa. Pero justo antes de subir los pequeños escalones, se detuvo en frente de ellos y giró su cabeza para echarnos un último vistazo.

pogues [jj.m.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora