10: Alcohol y vendas

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Después de pensarlo detenidamente durante varios días me encontraba delante de la habitación de Nakamura

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Después de pensarlo detenidamente durante varios días me encontraba delante de la habitación de Nakamura.

Ella había estado algo distante de las chicas y de mí, y no iba a mentir diciendo que no estaba preocupada. Quería hablar con ella desde la escena de la comida, pero no había encontrado las palabras adecuadas hasta entonces.

Cuando me decidí para entrar oí un fuerte golpe dentro de la habitación. Fue lo suficiente fuerte para que entrara sin ni siquiera pedir permiso. Nakamura estaba de pie y había varios pedazos de un espejo roto en el suelo.

—Mierda.

—¿Nakamura?

Ella se giró, parecía tensa y su rostro estaba levemente rojo. No dijo nada y solo se agachó a recoger los trozos. Su mano estaba sangrando y un hilo de sangre carmesí corría por esta.

—¿Qué ha pasado?

—Vete de aquí, Yaoyorozu.

Qué me llamase por mi nombre era suficientemente extraño para saber qué algo malo había ocurrido. Apreté los labios, estaba preocupada.

Como si mis manos se movieran solas me agaché y la abracé por la espalda, en un acto casi inconsciente. Sentí la necesidad de hacerlo, de poder ayudarla y tranquilizarla. Su respiración estaba agitada, pero su cuerpo irradiaba calor.

—¿Qué?

Noté como su cuerpo se relajó, mientras miraba enfrente. Parecía sorprendida de mi gesto, y yo también lo estaba.

—Déjame curarte la mano o no tendré más remedio que avisar al profesor Aizawa—dije autoritaria—Sabes que soy capaz.

Mi voz sonaba calmada, pero realmente estaba preocupada. Noté como el cuerpo de la contraria temblaba, así que finalmente suavicé el agarre y Nakamura se giró mirando mis ojos. No los notaba como normalmente, no eran tan brillantes como de costumbre.

Cogí su mano para analizarla, por suerte no era muy grave, había algunos cortes ocasionados por el cristal y ninguno se había incrustado. Comencé a crear unas vendas y alcohol de mi brazo y empecé a empaparlas con el líquido para después colocarlas en su mano dañada.

Espejos | Momo Yaoyorozu x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora