16: Muñeco de nieve

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Su mirada asesina era bastante llamativa y no pasaba desapercibida

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Su mirada asesina era bastante llamativa y no pasaba desapercibida. A penas había hablado un par de veces con él, pero sin duda estaba dispuesto a vencerme como fuera, no parecía el tipo de persona que aceptara una derrota.

En el fondo, sabía que yo tampoco iba a aceptarla. Parte de la educación de mi padre había sido "Si pierdes eres una fracasada" o "Eres una fracasada" sin más, y aunque la opinión de mi padre me valiera menos que un uno por cierto, había influido de alguna manera en mí.

—¿Preparada para perder, muñeco de nieve?

Su sonrisa era arrogante, y se notaba que deseaba empezar la pelea y ponerme ese par de esposas.

—Te dije que buscaras otro mote más original, bombita.

El mío tampoco era demasiado original, pero no tenía tiempo para pensar en uno mejor en la situación en la que estaba. Bakugou me miró molesto, mientras apretaba los puños esperando el silbido por parte del profesor Aizawa.

—¡Bakugou, Nakamura! Empezad.

Por fin, el esperado sonido del silbato sonó, y realmente Bakugou parecía tomárselo como un combate de vida o muerte, porque su primer movimiento fue venir hacia mí con una velocidad superior a la que hubiese imaginado.

Sonreí burlona y creé un espejo delante de él, este no pudo evitarlo y acabó absorbido por este. En el mismo instante creé otro cerca de una pared y Bakugou no tuvo más remedio que chocarse contra ella. Vi como una mueca de dolor se dibujó en su malhumorado rostro.

—Maldita.

Yo no dije nada. Tenía que pensar algo para poder ponerle las esposas, no iba a ser fácil acercarme a él, ni siquiera con el truco de los portales. Además, estos solo funcionaban con distancias cortas.

Él no se dio por vencido, volvió a acercarse a mí usando sus explosiones, con mis espejos conseguí cambiar el rumbo de estas con facilidad, mientras él seguía una y otra vez.

—¡Cobarde, lucha como es debido!—gruñó. Sus venas estaban marcadas y sus dientes apretados.

Le ignoré. Tenía otra opción, evitar sus ataques hasta el último momento y al final atacarle yo poniéndole las esposas. Sus explosiones siguieron rebotando en mis espejos, hasta que el se cansó, y se acercó a mí con el puño alzado.

Espejos | Momo Yaoyorozu x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora