Padres

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-Hola, papá, mamá- habló el castaño sentado frente a ambos -necesito hablar de algo con ustedes-

Ya había cumplido los 19 años, ya había ingresado a la universidad y ya había terminado de arreglar aquello que estaba suelto en sus planes para independizarse que tenía con Javier. Solo faltaba hablarlo con sus padres y para el castaño fue una de las cosas más difíciles que tuvo que hacer, el dejar el lugar donde creciste y su comodidad era algo que le dolía hacer.

-Hay algo que tenía planeado hacer hace ya mucho- sus padres se miraron entre ellos y por debajo de la mesa tomaron su mano -desde que tengo 12 las cosas entre nosotros no marchan bien, hay muchas cosas rotas en medio que nunca entendí como reparar-

Miguel paró por un momento, sentía como se formaba un nudo en su garganta que le impedía continuar, las ganas de llorar y la ansiedad comenzaban a devorar su valor y su estabilidad.

Debajo de la mesa restregó sus manos y las colocó en sus muslos, para calmar aquella ola de sentimientos comenzó a contar las nubes que veía por la ventana, tras sentir que todo volvía a estar en orden continuó.

-Desde que ustedes comenzaron a trabajar fuera de la ciudad tuvieron muchos cambios, ya no había tiempo para mi ni para ustedes, tuvieron más trabajo y todo dejó de ser igual. Se muy bien que ustedes lo hicieron para poder darme una vida mejor, para darme aquello que se supone que no tuvieron, pero hubiera preferido mil veces más una pasar una tarde de primavera con ustedes o mi cumpleaños bajo el árbol donde nos poníamos a contar historias que aquellos regalos caros que pensaban que quería- con cada palabra que salia de la boca de Mike, sus manos se ponían cada vez más frías -me hubiera gustado tanto que ustedes hubieran disfrutado de la exposición de mis cuadros o de un buen chocolate caliente en una tarde lluviosa. Lo que más me dolió fueron sus palabras, aquellos insultos que se suponen que debían hacerme más fuerte, me hicieron tener miles de noches donde me sentía un gran nudo sin solución.

La madre de Miguel quiso hablar, pero de inmediato guardó silencio al ver los ojos de su hijo.

-Hay tantas cosas que siento que hicieron mal, pero no sé lo que es tener un hijo y por ende, no sé que se siente cuidar a alguien que no soy yo, pienso que tener hijos es una decisión muy complicada a la que se arriesgaron y por eso les doy las gracias- Miguel respiró hondo -gracias por haber estado al principio de mi vida, enseñarme a leer, enseñarme a pintar, cuidarme por las noches, preocuparse por mi salud, entre otros miles de cosas que hicieron por mí, prometo que aquellos lindas cosas que me dejaron las aplicaré en mi futuro- Miguel limpió una lágrima traicionera que resbaló por su mejilla -Ahora creo que es momento de irme y por el momento no me está resultando fácil-

Ver como tu madre llora es una de las escenas más horribles que puedes experimentar, saber que algo que hiciste tú la hizo llorar, te estruja el alma. Cada cosa linda que hizo por ti pasa por tu cabeza rápidamente, cada linda sonrisa que te dedicó, la risa escandalosa de tu padre y tantas cosas lindas que pasaron juntos. Poco a poco sientes como tus lágrimas resbalan por tus mejillas y como tu respiración comienza a cortarse.

-No quiero que te vayas- habló mi madre entre sollozos -no puedes irte, todavía eres muy pequeño-

-Los amo- Miguel se levantó y entre lágrimas los abracé a los dos.

El ver como tu padre, por primera vez en mucho tiempo, llora junto a ti hace que quieras cambiar de opinión, hace que reflexiones y pienses que si lo que estas haciendo es lo correcto. Piensas que no quieres irte nunca, que quieres ya dejar de crecer. Pero te paras firme y secando tus lágrimas, recuerdas que quieres hacerlos sentir orgullosos y por eso te vas.

-Adiós, papá y mamá-

Que más da... "Mis 17" [Mikellino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora