Que más da... "Mis 17" [Mikellino]

6. Rotos

Era uno de esos fines de semana maravillosos.
Era de esos fines de semana donde Miguel podía dormir hasta tarde, en donde podía desayunar-almorzar, en donde podía escuchaba su musica favorita a volumen moderado mientras le daba forma al bosquejo que tenía en mente sobre el lienzo en blanco.
Esos fines de semana los pasaba acompañado del sonido agradable de la música, el extraño olor de la pintura y por supuesto de él mismo.

Era sábado a las 12 de la mañana y apenas se levantaba de su sueño reparador, que lo había dejado como nuevo, aquel estrés al que se había sometido durante más de dos meses se había ido para volver el lunes a primera hora.

Mientras bajaba las escaleras encendía su móvil, cuando este se inició del todo vio en las notificaciones una llamada perdida y tres mensajes por leer:

> El primero decía: "Oh siento haberte llamado, olvidé que hoy era tu fin de semana libre estrellita"
> El siguiente anunciaba "Este fin voy a estar un poquito muy solito, así que me preguntaba si tú me dejarías pasarlo contigo"
> "Llámame cuando despiertes ¿si estrellita?

Al leerlos todos sonrió levemente, pasar los días solo estaban bien, pero pasarlos con Javier los hacían memorables y no era sólo porque él era alguien importante, sino, porque el chico era una de las personas mas lindas que había conocido a lo largo de sus cortos 17 años.

----------------------------
- Siento interrumpir pero - habló Flex tratando de esconderse en el pecho de Astian -  desde ayer ronda una pregunta respondida pero incompleta, Javier ¿Por qué te gustó Miguel? Tras escuchar más de lo que pasó entre ustedes dos, me gustaría que tú también tomaras protagonismo en esta narración.

- Ah está bien - Javier soltó una breve risa- Nunca creí en el amor a primera vista - El chico que conducía miró a Carlos por el espejo retrovisor - y aún no creo en ello porque me parece algo absurdamente extraño, al decir que "llamó mi atención desde la primera vez que lo vi" no hago referencia al amor a primera vista, yo hablé de que me pareció interesante  y fue por ese simple hecho que me comenzó a gustar.
Me gustó porque desde donde estaba parado parecía ser la única persona sincera en la sala. La única que no sonreía de una manera interesada, la única que no me miraba de pies a cabeza tratando de buscar algo, simplemente estaba ahí mirando por la ventana.
Ver a Miguel me mostró que él y yo necesitábamos un salvavidas. Ambos estábamos algo, ¡já! como decirlo para que suene a mi yo de 17 años - Javier miró al castaño de reojo, este desvío la mirada sabiendo exactamente lo que iba a decir-  estábamos algo rotos.

- Bien señor depresivo continúe con nuestra gran historia- Habló el castaño con una sonrisa.