Capítulo 7

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Abrí mis párpados soltando un bostezo

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Abrí mis párpados soltando un bostezo. La luz del sol iluminaba la habitación donde me pidió la señora que descansara, aunque no pude pegar un ojo pensando en lo que me dijo, masajee mi espalda doliente es la primera vez que dormía en un petate y es demasiado incomodo, costaría mucho para acostumbrarme. Doble la frazada acomodándole junto al petate. Me senté en el borde de la cama de pitas para poder ponerme mis tenis, quité las cintas al ver lo manchadas que están. Me despoje también de mi chamarra, hacia demasiado calor. Acudí al exterior al no escuchar ningún sonido me preguntaba si el demente se habrá olvidado de mí y me dejaría en paz con su tonta amenaza de que moriría, como si eso fuese a pasar. La puerta hizo un chirrido cuando la abrí, lo que me llevo a pensar que la madera ya esta muy desgastada hasta pota diría yo.

De reojo vi la puerta donde se supone que duerme el chiflado al no ver señales de movimiento me relajé enseguida. Distinguí que ni la viejecita se encontraba en la casa así que me interrogue que tan tarde sería que me levante, ya que no había un reloj donde pudiese ver la hora. Por lo común me despertaba a las seis de la mañana por mi trabajo, pero aquí no tengo idea si trabajare, pese que eso es lo de menos, primero debo librarme de este loco si es que aun no se ha marchado. Atando mi chaqueta en mi cintura me encamine a la salida de la casa tenia la esperanza que vería a la anciana en alguna parte del camino, antes que apareciera el idiota desconocido tenia que irme.

— ¿A dónde se supone que vas?

Pegue un brinco en mi lugar al oír su voz cerca de mi cuello.

— Que te importa — Hable rabiosa por no lograr ni siquiera abandonarle.

¡Ya decía yo que era demasiado bueno para pensar que me había dejado de una maldita vez!

Aplane mis labios e infle mis cachetes molesta por lo que me estaba pasando al solo aparecer en Gaelania. Mi error fue detenerme a ver como luchaba con esos gaelanos. Posiblemente si no lo hubiese hecho no estaría en esta situación. Desinfle mis cachetes al verlo frente a mí, severo y con el entrecejo arrugado. Sus ojos azules como ayer barrieron todo mi rostro viendo hoy de cerca cada imperfección, pero sobre todo se inmovilizaron en mis labios y mi pelo. Por un segundo me perdí en su mirada azulada intensa, hasta que sentí como tocaba mi cabello sacándome de esa ensoñación estúpida.

— Tu cabello es raro — Me dijo de pronto con sus pupilas centradas en mi mata de cabello. Sus retinas se dilataron con ¿fascinación?

¿Eh?

— ¿Raro en qué sentido?

Sin esperarlo, su cara se incrusto en mi cabello, oliéndolo. Pestañee, confusa. ¿Qué demonios le pasa? ¿A caso ya no es gaelano y se transformó en un perro?

— Huele a rosas. — Declaro extasiado.

Me le quede viendo como si le hubiera salido otra cabeza su comportamiento me desorientaba, no parecía el mismo de ayer. Permanecí en silencio con mis labios entre abiertos no sabiendo que hacer. Note como soltó un suspiro frustrado antes de apartarse abruptamente.

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